img La Frontera del dolor. Corazones que buscan una salida  /  Capítulo 3 Un intento de verdad: | 100.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3 Un intento de verdad:

Palabras:1735    |    Actualizado en: 07/05/2024

desviarme para que dejase de perseguirme, pero debido a la distracción y el estrés me vi encerrada en un callejón solitario y sin salida, alumbrado por la tenue luz de un v

ues viven en mí. Estoy al borde de la muerte, postrada en esta cama de hospital, sucumbiendo por la horrible enfermedad que

ré pr

soy vulnerable a diversas patologías y mi sistema inmunológico está deteriorado, cuando dijeron que me hostilizase de inmediato para salvar la vida de

ngo r

cteria denominada Neisseria gonorreae y consiste en una inflamación de la mucosa del aparato genital, y al mismo tiempo anunciaron mi embarazo por eso no quise alarmar a Jaime, decidí desahogar mis penas con mi diario y, mi herman

erosa vi

ntagiada de esta enfermedad mortal, pero soy tan cobarde y me siento tan sucia... que no quiero ni pensarlo, ha

siento como una basura y por es

iene la culpa de que yo sea tan miserable y de todo lo malo que me ha pasado, por eso quiero que sea feliz, aunque yo no llegue a verlo, s

zo un grito casi aho

estoy aquí, no tengas miedo –Di

me dejaras de amar, aunque la muerte nos separe nunca

de consolarme– y desde luego que te amo, ¿Cómo no he de amarte? Si

esos de fuego ap

s, a cuando fui suya por vez primera, a cuando paseábamos tomados de la mano por el parque, a cuando escapamos juntos de mi hermana y viajamos a Valencia y visitamos aq

estuviera ocurriendo, como si esto fuese

olvidare –Digo mientras lloro–, p

esta; –me anima con voz solloza– ¡saldrás

da vivir!; pero... deb- debe-s ssa-saber... –Exclamo

ene y que no sé qué es, nos ha hecho tanto daño, ella nunca me contó nada, quiero que esté bien para cuidar a nuestro hijo, pero algo dentro

cielo, esos que hoy son distantes y, su rostro, su rostro ¡tan angel

ucha –dice ella

idemos a nuestro niño –Le ordeno casi llorando, pe

.. Jeremías, Jeremías –repite el

ta ese nombre –Acept

anunciando tempestad. Aunque no desee verlo, mis ojos, rebeldes a mi orden no obedecen a mi mandato y, repetidas veces, me descubro vigilando con minucioso cuidado la pantalla fluorescente del osciloscopio –dicen que así

s, me falta la respiración por momentos, siento un miedo gélido y escalofriante, casi no puedo moverme y aunque no sé si... ¡ah!... Jeremías nacerá, Jame debe saber lo que pasó; por eso me he pr

rme que cuidaras de Jeremías ¡P

, te lo prometo –

enfermera saca a Jaime de la habitación, toma una inyección y me la aplica e

s dudas, la enfermera me ha sacado de la habitación para inter

remías, ya he comenzado a preocuparme, no sé qué ocurrirá en nuestras vid

os momentos se le están practicando los exámenes de rutina, ¡ah! Su

go mientras paso a la h

inmenso dolor que inunda todo mi ser, su semblante deja

aquí, estoy aqu

¿Cómo está él? –preg

le están haciendo unos exámenes

da, Jaime ha intentado consolarme, pero no podrá hacerlo, antes de

buscar a mi hijo –digo

arlo– aquí está nuestro pequeñ

me un momento

quieras –me complace y

on tu recuerdo guardado en el alma y aunque no esté contigo quiero que tengas esta cadena c

sueñes conmigo alguna vez en tu vida y visites algún día mi tumba para llevarme flores, ¡te am

para llevárselo y J

estro cuarto, ese que nadie ha abierto por mucho tiempo, allí busc

. ¿De qué hablas?... Me asus

puedo hablar, lo único que escucho es

Anterior
Siguiente
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY