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Historia

Capítulo 3 Mis cambios

Palabras:3600    |    Actualizado en: 13/01/2024

ni

donde está mi habitación. No sé qué problema hay en la tubería del baño, p

que la pintura comienza a despegarse,

Gabriel. Coloco la llamada en altavoz y me recargo en la lisa par

suras de mis labios se elevan por escuchar su voz -. Sigo a

cabello hasta caer en mi hombro -. Dijiste que vendrías a dormir conmigo y te estoy esperando. Y bueno... -suelto una risita y me encamino al

verificando si no he colgado la llamada por error. Veo los segundos c

a, como si estuviese distraído o nervioso, aunque igual, solo pued

ansiosa -. Ten cuida

e igual me ama y

na zona muy tranquila. Consta de la sala de estar, la cocina, un pasillo largo con acceso al cuarto del baño y mi habitación al final. Sin embargo, el apartamento ya necesita m

idad no tengo tantos muebles, apenas he comenzado a comprar de poco a poco. Mi sala solo tiene una tel

Ni siquiera tengo una vajilla de platos presentables. En mi alacena hay al menos cinco

o para mi edad, pero lo bue

sofá y suspiro, esperando que pasen los

smo hombre que conocí en un

bajo la luz del sol, cabello castaño,

ar? Si hasta el ap

vida, pero eso fue muy necesario para obligarme a olvidar al hombre que tuvo por mucho

nos cuantos tragos a un bar para desestresarnos de nuestras labores y desahogar nuestras penas, y conforme pasaba el

tonces decidí centrarme solo en él. Lo conocí más a fondo, ya sobrios y sin la necesidad del alco

ió mi primer trabajo en un negocio en nuestra ciudad nata

misma de veintitrés que seguía aferrada a un amor imposible. Los años que he estado lejos y con mi mente enfocada en mí me han a

mi madre ahora tiene que vivir en un modesto departamento, igual que mi padre y mi hermano. Y a pesar de haber perdido todo cada uno

spejo que hay. Tengo mejor cuerpo desde que comencé a entrenar en el gimnasio de

al descubierto una de mis nalgas y mi

astro de lo que alguna vez fue. Y también porque no quería que Gabriel se incomodara con verlo cada que teníamos intim

más quería olvidarlo menos podía, pero tomar terapia psico

tra en mis venas, sin embargo, no me atrevo a preguntar qué ha sido de él, o a al menos concurrir a algún lugar de los

o por

eo la cabeza. Me abro más la camisa blanca, dejando al

co al ver la manera en la que lo recibo. Me pongo de puntitas para alcanz

elven el beso con la misma eufor

el gimnasio y yo con mi trabajo, por lo cual no hemos tenido un mo

Cierro la puerta con la ayuda de mi pie y desabotono los botones de su camisa con agi

iel ya no está tan bronceada a como lo conocí, pero aún sigue

o, aventándolo hacia el sofá, en do

y muevo mis caderas buscando fri

ara sostenerme con fuerza y evitar que siga moviéndome so

ión y aspiro su piel. Huele a perfume, huele demasiado

era incómodo con la situación. Levanto mi mirada hacia al de él y me levanto un poco con la ayuda de mis rodillas en el sofá, de tal manera

je negro, pero no hace nada por quitármelo ni por besar. -Quisiera, pero es que

edos por su cabello, despeinándolo

ntura y suspira. -Mejor mañana

ir el estómago vacío. N

er

ana,

sidad de tener sexo. Me siento como si fuera una adicta

leve beso en sus labios y me

en. Solo

pantalón, mientras que yo camino para apagar las luces, ignorando la mo

uedó desde la mañana y miro a mi amiga llevars

saría que vivimos en la distancia, pero no es así. En realidad la he ll

rándome por su celular. Tiene el cabell

so y me siento en uno de l

a, desayuné sola porque Gabriel se fue temprano al gimnasio, y acabo de l

contadora, ella es auxiliar, y como tiene mi misma edad logramos

no hay nada que me arruine el día, menos quedarme un poco más

be? ¿Te tiraste a alguien y

í. Levanto una ceja y llevo un

todo el malhumor con una

ando una carcajada se me e

la cabeza, bebiendo del

club que están por inaugurar -comenta, cambiando

s cejas.

a indi

erio que

ombros. -No, n

Pff. Es un nuevo club que está muy guay. Las instalaciones

erro mi

ent

lo he visto s

A

no te ha d

-. No, quizás tampoco sabe

como sea. Tenemos que ir. Está compuesto por dos edificios: uno es par

nsas que me dejarán entr

nte con tu ap

i apellido ya no es

os la guardia de ser posible pero hay que entrar

is cejas.

alto, pelo osc

mo lo

os segundos y se ríe forzosamen

ión de otra llamada aparece en mi celular. Abro mis ojo

rde, Pam, mi jef

erda. Llevo mi celular a mi oreja y trago saliva antes de co

mis uñas en el mármol de la barra, deseando i

u día de descanso, pero necesito que se pre

co y mi corazón se

problema co

enc

ntese en cu

o, yendo hacia el armario en mi habit

ón con rapidez y unas plataf

uve que verme en la necesidad de vender mi carro para a

oleta y la notificación de la aplica

atrás del auto. El conductor me mira como si estuviera embelesado por

itado en

mando el mensaje, que al

r mí? Tuve que

mirar por la ventanilla. Había tenido que vender algunas prendas de marcas y algunos bols

inca. Le pago lo correspondiente y atravieso la casill

de querer propasarse conmigo, pero nunca me he dejado siquiera intimidar. La idea de renunciar ha cruzado muchas veces e

s y todo lo que alguna vez yo tuve, pero sé que no es posib

zo mi espalda. No sé para qué razón me ha citado a

arriba a abajo con morbo. Paso a la o

es -saludo, nerviosa-.

nto. Lo hago, y entierro mis uñas en el reposabrazos cuan

Él exhala y estira su mano, tendiéndome el mismo sobre

a, despedida. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Ley de atracción yo s

ro... ¿por qué?

arpeta una hoja -. En ese sobre está el dinero que le correspon

la incertidumbre de qué es lo que haré

e ser mucho, no lo suficiente para sobrevivir al menos un mes, y menos por

illa y guardo el s

, así que me temo que tampoco puedo firmarle nada -el desconcier

a en mis hombros. Mis ojos pican por querer echarme a llorar. ¿Ahora cómo

la finca, encontrándome con Gabriel esperándome afuera

sos decididos y con una sensación de aho

zándose, y él aprieta la mandíbula -. Ni siquiera

erza y yo cierro mis ojos,

preocup

ro, soltando un sollozo lastimero -.

ndome el cabello. Y le creo, porque lo ha hecho e

no voy a compl

ucho s

conocido que tie

nto con confusión,

ecuerdo buscaba contadores con experiencia. Puedo ll

imiento de frustración. Miro a los ojos a Gabriel y él me l

es que

oy a deber, pero comentándole la situació

pio la cara. Gabriel saca su celula

le llamaré pa

que co

u cara. -Ese hombre no duerme

to y espero con paciencia. Saco de mi bolso el sobre y comien

y observo a Gabriel hablar por teléfono.

espaldo del asiento y co

ra la mensualid

para compra

andar a arreglar la tu

r entre mis gastos person

r siendo una niñ

oto me distrae, y Gabriel sub

sentarás en la oficina del

a mí, y casi puedo escuc

rdad? -

encargo de lleva

acerco para darle un b

te no sé qué

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