levisión, el matrimonio terminó. A decir verdad, esos dos nunca funci
maba la vida nocturna. Y el señor Le
granja. Se conocían desde hacía año
cuerdo comercial. -Pero tuvieron h
incipio intentó que el matrimonio fu
ivir su sueño de ser actriz. El embar
amigos? - Hablamos mucho, ella se
tió. - Como dije, es un buen hombr
cuenta de que estaba equivocado y luego se convirtió en una especie de
Han pasado tres meses desde que fa
ntenían contacto. Pero creo que le
ilia restante, pero eso no fue lo qu
e por qué. Lo único que hace es pa
ses? - Sí, no quiere que sus hijos
ez que renuncian. Imagínate. -
o soportan. - aventuró, riendo suav
- Tiene un carácter terrible, cuando
con los peatones y simplemente le
rega de premios y ya recibió un mont
ntinuar: - Pero cada uno se sale
Manuela sonrió, aunque sintió que l
traría con el hombre del saco en
jefe. La tía Vanda le había dicho q
da. Simplemente sucedió que la fam
ía grave riesgo de adelantarse o lleg
ofás de la segunda habitación. Desde
mensaje, es decir vio las fotos del baño y no respondió. Bueno, ¿qué e
slumbrada por una estrella, pero
paracaídas sobre la granja de un m
edio. Tenía dinero para pagar y, a
jos. El viejo era rico y todo, pero
salmada, y en lugar de recibir el am
esalmado. ¡No tenían nada que ver c
bres? Manuela entendió por lo que e
an divorciados. Por eso me propuse
niños, pues necesitaban arreglarse
que hacer y su celular era su único
spositivo, vislumbró a un vaquero e
ran compañeros de trabajo. Pero cas
ente ahora estaba vestido, llevaba
ro golpeaban ruidosamente el suelo
o, la barba roja sin afeitar y el som
a estaba apretada en una mueca de
de la camisa. Había un dejo de ru
us jeans ajustados alrededor de su
lumen que también resaltaba, o en el
, ya que nunca había visto uno de
más de treinta años, estaba cla
bofetadas. Lo vio entrar por el pasi
a su jefe que lo había espiado duchándose desnudo. Pero, por otro lado
eñor Leonardi. Así es, era un amigo,
similar. La verdad era que sentía cu
o, todo, por delante y por detrás. Y
y no saluda a la gente, en realidad
fuera un maldito chismoso. Miró el
peraba no empezar a sudar hasta el
evistadas por los jefes. -Puedes pa
. Se acercó a ella y la vio en la p
u oído. - No te preocupes, cariño.
nadamente, no leyó la mitad de los c
rlas. Y se dio por vencido con todo
dulcemente, guiñándole un ojo. Sel
gió por sus credenciales, ni podría h
o de la educación. Quizás los dos semestres de Historia contaran pu
ra que ella entrara y luego se fue. Manuela seguía mirando hacia atrá
rible. Cerró la boca, p