bo a mi ofcina. Ni siquiera pensar
á buena, no contaba con eso. M
mar blusa. Tentación encarnada. Y
iota porque lo arreglaría en un abri
s profesional. ¡Tengo que concentra
por una de las otras entradas de su
empiezo a seguirla. Pero sólo lo si
enda y la tendré. Si eso signifca qu
abierta, de este pasillo. Y yo hago lo mismo al cruzarme con su ofci
edonda blanca frente al sofá amaril
cansancio. Me apoyo en el marco
on una lentitud innecesaria. - ¿Por
lla da un ligero sobresalto en el so
- ¿Tienes miedo de que los amantes
ude la cabeza y vuelve a su tarea. -
nsabas que tenías derecho a tocar
Sonrío y empiezo a entrar a la habi
me detengo frente a ella, la mes
ta equivocada. - Se me ocurren a
s nervios. - Sin embargo, esa no e
pear a tu asesor por hacerme pare
No hay nada que pueda hacerme cam
- No le vas a pegar a Timothy, o te
estoy disfrutando desmantelar la
na empresaria decidida y visionaria.
nos décima) vez. Porque, y no hay d
el nombre de la empresa, porque ni
al de todo, todavía podríamos ser
. Pero no. Ella no eligió actuar así.
una locura. - Supongamos entonces
demos ilustrar un poco las consecuencias de esto? Ella ríe. -Por
vocado hacia mí o hacia mis tienda
o que es "tu" asesor? Qué depriment
que... - entrecierro los ojos. - ¿
temente sin entender, pero incluye
saprobando mi actitud. - ¿Cuál es la
ondí. Tenemos un trabajo. Sacudo
to. - Si tienen relaciones sexuales
s manos, claramente reprochándome
cularmente sexy. - Entendi ahora. No
No hago eso. Somos amigos. - Perdó
¿Sabes que estoy aquí sin enten
aire. - Te presentas en mi puerta
trar a mi casa, y de tu boca empiezan
ndo. Y, lo que es peor, ¡te sientes
ia con la que habla. Parece que Van
empezando a tomar esto como algo
pinión - Camino alrededor de la pequeña mesa, acercándome al sofá en
voto de confanza? - No me inspi
la nuca. No te equivocas, realment
rlo un poco? ¿Hacer un amuleto? ¿U
n el asunto. Pero la forma en que se presentó ante nosotros fue muy dep
rimirme cuando busqué conseguir u
lido. Ella entrecierra los ojos. -
e no tengo otra opción, ¿verdad? Te
ción. - ¿Los llamas niños? - quiere
suele ser el caso de los adultos s
se reemplaza por un ceño frunci
un trato con usted, señor Fox - di
endo un sonido de incredulidad com
o mis manos en señal de comprensió
ve su atención a las sábanas sobr
para ti también. Me vuelvo para dirigirme a la salida, lleno de decepció
ta de que Samuel Fox caminar por mi casa no era más que una pesadilla
ando lentamente mi cuerpo, hasta
para levantarme. Cuando eso suce
hy sentado en mi salón. - Joder, T
Buenos días, jefe - sonríe. Sus ojos
ue vendría. ¿No miraste tu