su trabajo principal consistía en organizar agendas, gestionar llamadas y redactar correos electrónic
pidamente. Se cruzaba con personas importantes y enérgicas a diario. La división de la empr
rodeada por mundos ajenos le generaba una ligera inquietud. A pesar de eso, su enfoque y dedicación eran evidentes, y poco a poco comenzó a sentirse má
gura, Sarah, se acercó al área de Alexander, pero fue ignorada por este. La mujer parecía interesada en él, pero
ento? -La voz de Daniel, el asistente d
para encontrarse con la s
! -respondió, sorprend
y algunos documentos que necesita que re
a oficina de Alexander. El día transcurría rápida
orcionaba su trabajo, podía costear los medicamentos y los tratamientos, lo que aliviaba en parte su preocupación. Cada visita al h
e una división estratégica de la empresa, mostraba interés por las opiniones de Marina y a menudo la involucraba e
era como secretaria, una situación imprevista la llevó a encargarse de un discurso improvisado para recaudar fondos. Su capacid
habilidad que no había visto antes. -La voz profund
esperada, pero hice lo que pude -respondió
momento breve, pero Marina pudo sentir la
imiento hacia la joven secretaria. Sarah era la directora de marketing de la empresa y tenía una ambición desmedida. Su objetivo era conquistar a Alexander,
necesarias, le cambiaba los horarios de las reuniones, le hacía comentarios despectivos y le lanzaba miradas de
, se encontró con Sarah en el pasillo. Sarah la detuvo c
ina. ¿Qué
l tuyo? -respondió M
ería decirte que me encantó tu discurso e
. Me alegra que
te eligiera a ti para hacerlo. ¿No crees que hay persona
a garganta. No sabía cómo
yo... -b
plicarme nada. Sé que tienes una relación
n especial con Alexander, solo era su secre
ah,
er. Él no es para ti, tú no tienes nada que ofrecerle. Él es para alguien como yo, que puede estar a su al
da, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Se sintió herida, humillada y confundida. ¿Qué
camino, cada día más segura de sus capacidades y más involucrada en un mundo al que alguna vez sintió que no perten