cómo, pero dame tiemp
levante de la cama y salí en silencio de la habitación, baje las escaleras caminando hac
odeaba y no se movía. Aquella otra mujer sostenía una pi
a tú padre, ¿cierto? - me pregu
rrorizada y con lá
dirlo y le dispararon - sus uñas se clavaron en mi piel. -
e con dolor y
a no e
ió hablar, también supe que no me creerían. Esa mujer ten