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Segunda parte de MI DESASTROSA CENICIENTA. Brooke Simon, estudiante de intercambio de diseño de modas en Londres. La cual intenta superar la mentira y supuesto suicidio de su novio, el cual, realmente, se encuentra en prisión. Alex, su antiguo novio falso y un actor reconocido, vuela a Londres para confesar sus sentimientos después de un libro y debido a que el exnovio de Brooke escapó de prisión. ¿Qué hizo para estar detrás de las rejas y qué hará Brooke después de saber que su exnovio no está muerto? ¿Aceptará el amor que Alex tiene para darle o regresará con su peligroso amor? Historia gratuita. Actualizaciones los martes. (O una vez por semana)
Los párpados de Brooke se abrieron de par en par; una sensación de ahogo se había posado en su pecho. Todo estaba sumido en tinieblas, tanto, que no se veía ni un solo reflejo del resplandor de la luna.
Los extremos de su frente estaban bañados en sudor; sus manos temblaban, el ruido de su respiración intentando regresar a la normalidad, inundaba la habitación.
Una de sus manos fue llevada al pecho, luego de cerciorarse de que permanecía en su recámara, un suspiro lleno de alivio salió de sus labios.
Todo había sido una horrible pesadilla.
Brooke llevaba ya un año desde que decidió abandonar su país natal debido a aquel intercambio. Su vida había dado un gran giro el día en el que despertó y no podía mover sus extremidades inferiores.
Había sido un duro golpe para su familia, pero para ella, el golpe más fuerte fue cuando se enteró de que su novio había sido hallado sin vida.
Había experimentado una gran montaña rusa de emociones, las cuales, estando a punto de terminar con su viaje, se destrozan, cayendo en un profundo abismo.
Brooke, en ese momento, se encontraba sin su amado novio y sin la movilidad de sus piernas. Si tan solo ella hubiera sabido que de igual manera lo perdería. ¿Habría arriesgado su vida por salvarlo?
La respuesta era clara, el amor de Brooke no podía permitirle quedarse de brazos cruzados, ella no soportaría no hacer nada.
Debía intentarlo, por lo menos, su conciencia no se vería manchada por su falta de disposición para salvar a la persona que amaba.
Desde el día en el que se enteró de la muerte de su novio, no había dejado de soñar con aquellas atrocidades que él mismo había cometido. En la mente de la chica se reproducían en bucle cada una de las imágenes que su padre le mostró cuando le reveló la identidad del hombre que ella había amado.
Brooke no podía creer que se trataba de ese mismo hombre que la trataba como toda una reina. Ella había experimentado el amor más puro jamás vivido, justo entre los brazos de su primer amor.
El cual, había terminado siendo un estafador y asesino.
¿Cómo podría Brooke llegar a sentirse tranquila cerca de él después de haber conocido esa verdad?
¿Por qué lo había seguido amando a pesar del repudio que le había causado cada una de sus acciones?
Sencillamente, era porque estaba cegada por el amor.
Brooke, había deseado odiarlo con todas sus fuerzas, realmente lo había hecho. Pero no podía.
¿Esa era la razón por la que el destino había decidido llevárselo?
No lo sabría.
Los pasos de su compañera de piso resonaron en el lugar, la luz se encendió y su mirada preocupada se posó sobre su única amiga.
-¿Te encuentras bien? - preguntó con un gesto de inquietud.
Bien sabía a qué se debía el hecho de que el sueño se escapara de los ojos de la joven; no era la primera vez que lo hacía, ni sería la última.
Stefany se sentó frente a su compañera, una pequeña sonrisa comprensiva se formó en sus labios mientras acariciaba el hombro de la chica.
Esa había sido la verdadera razón por la que Brooke había decidido alejarse de su familia. Sus pesadillas se habían vuelto recurrentes, tanto que a ella no le gustaba dormir; incluso cuando estaba en casa, cada sitio al que iba, le traía el vivo recuerdo de su novio.
Su casa estaba llena de margaritas; aquella flor que se había convertido en símbolo de su amor.
-La pesadilla regresó, ¿no es así? - preguntó Stefany con un poco de lástima.
Ella se había convertido en testigo del sufrimiento de la joven; ella había sido la única que conocía aquella faceta de su amiga.
Claro que había tardado mucho en enterarse.
Solo que Brooke, se había vuelto experta en esconder sus emociones.
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Un grito para nada masculino salió de los labios de Brandon; el cual se había escabullido al departamento de su mejor amigo, sin su autorización.
-¡¿Qué clase de locura estás haciendo?! - exclamó en un hilo de voz mientras contemplaba a Alex, quien se había atado de manos y pies quedando colgado de cabeza.
-Estoy practicando para la audición - dijo sintiendo cómo la cabeza se le hacía más grande debido a que toda su sangre estaba viajando a esta. -Quiero estar en la película: «Cazando al millonario», será una bomba, sus diálogos son salvajes, ¡Me encanta!
-Sofí... Él está loco, pero al menos pensé que tú serías más cuerda, por eso te pedí que lo cuidaras - renegó el chico de tez morena mientras llevaba una de sus manos a la frente.
Los pequeños brazos de Sofía se cruzaron y su rostro se demudó a un gesto de disgusto, ella apenas tenía nueve años y ya debía cuidar a su tío.
-Tío Brandon, el tío Alex tiene casi cincuenta años... puede cuidarse solito. Yo nada más le ayudé a amarrarse - dijo con naturalidad mientras se sentaba una vez más. Ella no estaba dispuesta a asumir la culpa debido a su tío.
-¡Niña grosera! Te he dicho más de una vez que apenas tengo veintiocho - renegó el pobre intentando bajarse.
Una risita picarona escapó de los labios de la niña, la cual había logrado su cometido.
Desde que Brooke viajó para un intercambio, Alex pasó mucho más tiempo al lado de Sofía. Él se había tomado en serio su papel de tutor; cuidaba cada aspecto de la pequeña, la cual, había sufrido suficiente a mano de sus mal llamados padres. ¿Qué había pasado con esa señora desvergonzada? Era un misterio, pero no se le olvidaría al joven de melena castaña, la facilidad con que esa vieja había firmado los papeles en los que cedía la patria potestad del fruto de sus entrañas.
Ella jamás había sido una madre, había sido una bruja.
Alex y Brooke se habían prometido ser los mejores tutores para Sofía, ellos estaban decididos a darle un nuevo giro a la vida de la niña; a pesar de que Brooke se encontrara en un país diferente, ella se había encargado de estar presente en cada uno de los aspectos de la vida de Sofía.
-¿Para qué clase de papel vas a adicionar? Pensé que habías recibido propuestas de otras películas - susurró Brandon.
El estrellato de su amigo había aumentado tanto desde que protagonizó esa película de dos esposos que no terminarían juntos. Aquella actuación enloqueció a la audiencia, más aún, al notar el sufrimiento en los ojos de Alex.
Lo que ellos no sabían era que esas emociones eran realmente del actor y no del personaje. Él había plasmado sus sentimientos en el personaje que había interpretado, su dolor, confusión, impotencia, los deseos de cuidar a Brooke y de no meterla en una encrucijada.
¿Cómo te sentirías si la chica que amas, ama a otro y no a ti?
Bueno, eso mismo le pasó con Brooke.
Alex amó a Brooke, pero Brooke nunca dejó de amar a Andrew.
Sheila Myers perdió a su hijo gracias a su esposo. Oliver James, el hombre que ella llegó a amar tan profundamente que no dudó en contraer matrimonio a una corta edad. Su mundo se desmorona al ver cómo la máscara de su amoroso esposo se cae para revelar al infiel y mentiroso Oliver. En medio de su dolor, ella decide terminar con su vida, siendo impedida por Axel Morgan, el desastroso y un poco problemático heredero de la prestigiosa perfumería Morgan. Quien debe contraer matrimonio en menos de un mes por órdenes de su padre. Ambos unen fuerzas con el fin de que cada uno recupere lo que había perdido, pero ¿Sheila logrará sacar a su exesposo de su corazón o regresará a sus brazos dejando atrás la venganza que había planeado?
Maxwell Jones, el heredero y CEO de J&C, ha decidido celebrar un matrimonio lejos del ojo público; a pesar de esto, la mujer con la que planeaba compartir el resto de sus vidas, desaparece minutos antes de que la ceremonia comience. Furioso por haber sido abandonado, recorre la desamparada ciudad en busca de su primer amor, quizá podría convencerla de regresar. Para su mala suerte, encuentra a Emily, una chica que luce casi igual a su ahora exnovia, la idea de hacer pasar a esa mujer como su esposa, para evitar que la prensa arme un escándalo a costa de él, lo llevará a vivir una aventura llena de altibajos. -¡¿Cuántas veces debo repetirle que no me casaré con usted?! - exclamó Emily lanzando una maceta en dirección del apuesto CEO. -Todo el mundo tiene un precio, dígame cuál es el suyo - insistió luego de la munición de Emily impactara el suelo. -¿Mi precio? ¡Ja! - se burló bastante exasperada. -No hay nada que valga más que mi libertad - expuso con seguridad. -¿De verdad? - una de sus cejas se elevó y tomando su chequera escribió una cuantiosa suma de dinero -este será tu salario si aceptas en este momento - una sonrisa ladina se posó en su rostro mientras veía la expresión incrédula de Emily. • • • -¡No puede ser! ¡He enloquecido! - exclamó la joven al verse en el espejo con un costosísimo vestido de novia -soy una loca millonaria.
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Lía, una chica cansada del control excesivo que sus padres tenían sobre ella, decide irse de casa para lograr su independencia tanto económica como emocional, se ve envuelta en la pérdida del hogar que había conseguido gracias a sus ahorros. Con ayuda de su nueva amiga, se instala en una casa compartida junto al hermano de su amiga el cual la quiere sacar a como dé lugar. Amargado y explosivo, así describe Lía a aquel chico, el cual posee una cualidad extraordinaria la cual Lía irá descubriendo a medida que se hacen más cercanos. Un evento desafortunado separa sus caminos ¿podrán encontrarse otra vez?
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El día de su boda, Khloe fue inculpada de un delito que no había cometido por su hermana y su novio. Fue condenada a tres años de prisión, donde soportó mucho sufrimiento. Cuando finalmente liberaron a Khloe, su malvada hermana utilizó a su madre para obligarla a mantener una relación indecente con un anciano. El destino quiso que Khloe se cruzara en su camino con Henrik, un elegante y despiadado mafioso, así cambió el curso de su vida. A pesar de su frialdad, Henrik quería a Khloe como nadie. La ayudó a vengarse de sus enemigos y evitó que volviera a sufrir acoso.
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Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
Elena, antes una heredera mimada, lo perdió todo de repente cuando la verdadera hija le tendió una trampa; su prometido la ridiculizó y sus padres adoptivos la echaron. Todos querían verla caer, pero ella desveló su verdadera identidad: heredera de una inmensa fortuna, famosa hacker, top diseñadora de joyas, autora secreta y doctora talentosa. Horrorizados por su glorioso regreso, sus padres adoptivos le exigieron la mitad de su nueva fortuna. Elena denunció su crueldad y se negó. Su ex le suplicó una segunda oportunidad, pero ella se burló: "¿Crees que te lo mereces?". Entonces, un poderoso magnate le propuso amablemente: "¿Puedes casarte conmigo?".
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