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Adrien Michel es un hombre arrogante de treintas cinco años empresario muy éxito y calculador cuando se lo requiere en su trabajo, ama dominar y ordenar en su empresa, pero le gusta hacerlo más con la persona que le pertenece en ese caso esta Chiara Durand la chica rubia de veinticuatros que lo volvió loco la primera vez que lo vio y el mismo se prometió que ella será del completamente. Un juramento que cumplirá cueste lo que cueste sin importar quién puede salir mal a su alrededor.
Una tarde cualquiera de un lunes, fui citado a una reunión con uno de los empresarios que ahora mismo está en banca rota en su empresa. Optó por mi para tener un buen crecimiento, pero no sé si aceptar ese trabajo.
Me aburro en las reuniones, eso no es lo mío -aún que soy empresario- debo de hacerlo, llegue a su casa una mención típica de un empresario, pero no como la mía que es más grande y cara. Claro.
Si sé que esta reunión sería tan aburrida como el hombre enfrente de mí, que se le nota lo ambicioso y de su esposa que se me insinúa delante de él -está familia es disfuncional- le hubiera dicho a mi secretaria que la cancelada de inmediato.
Aún que no fue en vano en venir, por que vi un ángel tan hermoso he inocente.
Una toalla le rodea el cuerpo, el agua baja por su frente hasta su pecho y se pierde en la toalla, -quisiera ser esa toalla ahora mismo- mi miembro despertó con solo verla. Algo en mi desea quitarle esta toalla y hacerla mía ahora mismo.
Ella es rubia con su pelo por debajo del hombro, lo tiene mojado y le da un toque perfecto y con unos ojos grandes negros de la muerte con pestañas largas, su nariz es estrecha y refinada. Su son labios gruesos, rosados y húmedo. Su cuerpo es igual al de una guitarra, en esa toalla se le nota lo grande que son sus senos y su trasero debe ser también grande, y su piel es blanca y creo que con solo tocarla le dejaría marca. Su voz son melodías para mis oídos, quiero saber cómo se escucharía mientras ella gime mi nombre.
Toda ella es jodidamente perfecta.
Y desde ese momento la deseo a ella.
Simplemente a ella.
Deseo tenerla conmigo.
Deseo tenerla en mi cama desnuda, con mi ropa en la cocina mientras hace la comida, hacerla mía a todas horas y en todas las esquinas de mi casa. Cumplir todos esos sueños húmedos que tengo con ella.
Mis manos queman por tocarla, mis labios tiemblan por besarla, y mi miembro duele por estar dentro de ella.
Y me prometí, que cueste lo que cueste ella será mía.
Completamente mía.
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E
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