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Una familia mafiosa que le oculto mucho tiempo la verdad a su hija, la unica heredera de billones en muchos bancos. Y lo peor con un matrimonio arreglado solo para tener un gran estatus insuperable. Natalia tiene que luchar para no dejar en deshonra a su familia y no perder su vida en un matrimonio. Pero no está sola, ya que su amante está de su lado y la protegerá como desde el día uno. Con tan solo veintiun años su vida corre riesgo simplemente por la familia.
Es una hermosa tarde de primavera Natalia estaba festejando su cumpleaños en el Parque San Carlos, sus ocho primaveras.
Invito a todos sus compañeros de la escuela, en especial a su mejor amiga Juana.
Ellas son grandes amigas, se criaron juntas, sus familias se conocían desde la adolescencia.
Mientras todos jugaban en los columpios, otros en un pelotero, David, el hermano de Juana, se había caído y se lastimo la rodilla. Natalia lo vio y lo quiso ayudar.
- David. ¿Estás bien?- preguntó preocupada.
- Si. Estoy bien...- la miró avergonzado, mientras aguantaba el ardor en su rodilla.
Los dos se miraban a los ojos, tuvieron una sensación extraña, pero a su tan corta edad no supieron descifrar de qué se trataba.
Luego vino Juana ya que vio a los lejos a su mejor amiga, a su hermano, y supo que le paso algo a David.
- ¿Paso algo? ¿Estás bien? - notó que había unas gotitas de sangre en la arena- David, ¿Te lastimaste de vuelta?...- ya no se sorprendía su hermano siempre era torpe y se lastimaba con frecuencia- Tienes que tener más cuidado... mamá se va a quedar pobre de tanto que le haces gastar en curitas.- lo mira con cara divertida por su mal chiste.
-Si tu mama trabajaría en una farmacia se queda sin curitas en un día.- Natalia se ríe al igual que Juana.
Ante a esa humillación David mira a su hermana con odio y se va. Mientras se alejaba se acordaba de la risa de Natalia y lo molesto tanto que no quería verla por el resto del día.
Natalia y Juana se quedaron riéndose, cuando el chiste pasó las amigas empezaron a jugar con los demás compañeros.
El tiempo pasaba y se venía la noche, el festejo llegaba a su fin. Al irse los demás invitados solo quedaron las familias de las niñas.
-Natalia. ¿Quieres dormir en mi casa?
-Bueno, le voy a preguntar a mamá cuando termine de juntar todo. Si no me va a obligar a ayudarla y estoy cansada- suspira.
Pensaba que su cumpleaños fue lo mejor, estaba súper contenta. Pero se dio cuenta que no lo vio a David desde que se cayó.
Lo buscó y lo encontró debajo de un árbol, estaba molesto, Natalia se acerco.
-David ¿Qué pasa que estas solo? Estas tirando piedras... podes pegarle a alguien.
El niño la ignora, no le quiere dirigir la palabra. Natalia al ver que su amigo no le contesta y no la mira, decide hacer una búsqueda.
Encuentra dos piedras que son de unos colores lindos y formas raras.
-¿Te acuerdas cuando éramos más chiquitos y buscábamos piedras de distintos colores, solo para usar las temperas porque le decíamos a nuestras madres que así la dejamos más bonitas?- esperaba una respuesta, pero nunca la obtuvo, David es muy orgulloso- David respóndeme... ¡La ley del hielo no funciona conmigo!- ya se estaba molestando.
David la mira.
-¿Yo no puedo aplicar la ley de hielo y vos podes reírte de mí?- le arrebata las piedras a Natalia y las tira done los yuyos están altos.
Natalia enojada.
-¡NO! ¡SOS UN TONTO!- le grita- ¡David ya te levantas y los buscas! ¡Es una orden!- Natalia estaba fuera de sí.
-No voy a ir a buscarlas porque me ordenas y déjame paz, no sos una buena amiga...- se da media vuelta volviendo a ignorarla.
Natalia se fue corriendo a donde cayeron las piedras en los yuyos, una hormiga le pico la mano y le empezó a arder.
-¡Auch! Me arde mucho...- se sopla la mano y salta por el dolor que empieza a sentir.
David al escuchar a su amiga fue a donde se encontraba.
-¿Estás bien? ¿Te pico un bicho? ¿Cuál?- preocupado se fijo la mano de Natalia y vio la picadura roja en su mano blanca. Pensó: "Esto es mi culpa".
-Si me duele, pero ahora se me pasa el dolor del corazón porque me hablaste.- lo mira sonrojada, no sabe porque dijo eso- Aun que estés enojado conmigo aun así te preocupas por mí.- lo miró a los ojos- Perdóname no era mi intención que te enojaras por esa broma.
David alza su vista hasta que sus ojos se encuentran.
-Está bien te perdono... nunca voy a dejarte sola cuando estas mal...
Ambos sintieron nuevamente esa sensación extraña.
David rompió la conexión, no sabía cómo manejarlo
-¿Te duele? Llamo a tu mamá si quieres.- se estaba levantando.
-No, no la llames, estoy mejor... solo ayúdame a buscar las piedras, por favor...- lo mira.
Ambos empezaron su búsqueda y solo encontraron una.
-Lo siento, yo tire las piedras y ahora solo encontramos una...- David espera una reacción de enojo.
-No importa busca alguna que te guste a vos y hacemos una promesa. Si quieres no te voy a obligar.- aunque quería la que ella había encontrado.
-Bueno- no entendía que quiere prometer Natalia pero su curiosidad le gano.- Acá encontré una y es hermosa mira Natalia.-
-¡Guau tiene forma de corazón! ¡Es hermosa!.
Les encanto tanto que decidieron que era el momento de la promesa.
-Yo te prometo que vamos a estar juntos los tres y si algún día te sentís mal yo voy a estar ahí para vos...- el sintió que en su promesa había algo mas, pero solo era su amiga, creía que por esa razón quería cumplirla.
-Te prometo David que no te voy a dar órdenes y que siempre seremos grandes amigos, aun que pase el tiempo siempre estaremos juntos los tres: Juana, vos y yo. Y que si te sientes solo o triste que me llames, que vayas donde vayas, estés donde estés yo iré.- lo prometió con una mano en el corazón y sintió que iba a ser para toda la vida.
David la conoce tan bien a Natalia que le hace una propuesta.
-Ya que hicimos la promesa... vos me das tu piedra y yo te doy la mía.- sonríe, sabe que ella quería la de corazón.
-¡David muchas gracias!- lo abraza y le da un beso en la mejilla.
Se pone colorado pero acepta gustoso ese gesto de cariño.
Mientras ellos estaban en su burbuja, que no querían romper, detrás de los arboles estaba Juana, escondida escuchando la promesa que por alguna extraña razón sintió que perdió a su hermano.
Tiene muchos celos de Natalia ya que ella siempre tiene todo lo que quiere y es muy bonita.
En susurro -Maldita... no vas a tener a mi hermano también... nunca lo vas a tener.- en ese momento jura que haría de todo para que Natalia y David jamás sean mas que amigos.
Natalia y David se abrazaron. Y al separarse ambos sintieron un frio raro en su pecho.
-Sera mejor que volvamos... se van a preocupar por nosotros.- dijo David pero quería estar más tiempo así solo ellos dos.
-Si tienes razón, volvamos. Hay que buscar a Juana.- Natalia guardo la piedra de corazón en su bolsillo.
-¡Hola chicos! Acá estaban... los estaba buscando hace rato.- los mira pero se da cuenta que esta nerviosos.- ¿Les pasa algo? David ¿Te golpeaste de nuevo?- lo mira con una falsa preocupación, dando la última oportunidad de alguna explicación.
-No hermana... Natalia y yo nos estamos amigando de nuevo... no me gusto como se rieron de mi. Me pidió disculpas nada más.- habla atropellando las palabras por los mismos nervios. Miro a Natalia y vio su expresión de no comprender porque le dijo la verdad a medias.
-Una disculpa muy larga... hace rato que no los encontraba.- los mira a ambos esperando que no mientan de nuevo.
- Nada que ver, ya estas con tus dudas de todo.- David mira a Natalia- Vamos que se van a preocupar que no estamos los tres juntos.
-Si vamos.- le sonríe a David entendiendo que quiere que su promesa sea un secreto, aunque no entiende el porqué.- Juana vamos a jugar una competencia.- sabe que su mejor amiga no se resiste a una competencia.
Juana sale de su enojo y se concentra en ganar a su mejor amiga.
-Bien. Prepárate princesita que te voy a ganar.- Juana sonríe de forma maliciosa, sabe que Natalia es lenta, siempre le gana.
A Natalia le extraño que le hablara así, es la primera vez que le dice "princesita", pero no le dio mayor importancia, sabe que es muy competitiva.
Lo que Juana no sabía es que Natalia corre muy rápido, la deja ganar porque sino Juana se enoja muchísimo y no quiere perderla solamente por una competencia absurda.
Corrieron a donde estaban sus padres.
-Aron sácale una foto a los niños- Tamara la madre de Natalia le pide a su marido.
Con pocas ganas, ya que estaba muy cansado con todo lo que fue el preparativo del cumpleaños de su hija, pero como un buen padre sonrió para su hermosa hija que es su más preciado tesoro.
-Bien chicos acérquense... que les saco la foto y nos iremos a descansar.-les indica que se pongan debajo de un árbol que en esta época sus flores son hermosas.
Se sacaron las fotos los tres juntos. Pero Juana no dejo que
David y Natalia se saquen los dos solos.
Esta actitud sí que sorprendió a los padres, pero no les dio mucha importancia, excepto a la mama de Natalia, eran cosas de niños. Revisaron que no haya quedado nada en el parque y cada familia se dirigió a sus respectivos autos.
Esa tarde, que para Natalia fue su gran cumpleaños, el destino estaba mucho más claro para estos niños. Quién sabe si esa promesa se cumplirá o si las desagracias le ganara a la felicidad.
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