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Ayla es la menor de los hijos del rey Magnus y la posible heredera al trono del reino de Moonlight. Un día en el que Ayla está caminando por la frontera y ve a Alexandro al borde de la muerte, ella se acerca lentamente y al acercarse a él, se percata que en su pecho, se encuentra el escudo de Goldenfire, ella pertenece al reino de Moonlight y ambos reinos están en una guerra constante por quien es el más fuerte y por problemas del pasado, a ella sin importarle su origen debido a que posee un corazón benevolente decide llevarlo a una cabaña cercana que se encuentra en el bosque donde está la frontera y sanarlo. Ayla a partir del día en que ayuda Alexandro se enamora de el y él de ella, todo iba bien por varios meses hasta que un día Alexandro se entera de la verdadera identidad de Ayla y a partir de ese día Alexandro hace todo lo posible para ocultar quien es el realmente por temor a que ella piense que él es un monstruo. Cuando Ayla descubre la identidad de Alexandro el hace de todo para explicarle a ella que él no es el monstruo que todos dicen que es y busca la forma de llegar a ella, pero lamentablemente cae en una trampa que le hace alguien de su suma confianza y pierde la confianza de su amada. Ellos estarán separados y harán de todo para olvidar todo el amor que sintieron el uno por el otro siguiendo cada uno su propio camino, pero en el transcurso de la historia aparecerá el verdadero villano y responsable de que ellos estén separados y se odien.
*AYLA
Estaba caminando en los pasillos del palacio aburrida sin saber qué hacer cuando tome una capa de mi armario para cubrirme del fuerte frio y nieve que hacia afuera, no era como si me molestara el frio al contrario me encantaba. En mi reino la estación del año que predominaba era el invierno, en donde el color que predomina es el blanco.
Hace mucho tiempo que no intentaba salir ya que mi reino estaba en guerra con el del suroeste/ Golden fire, no tenía muchos conocimientos acerca del porque inicio la guerra pero no había señales de una posible tregua.
Ya estaba cansada de estar encerrada y sentía que en cualquier rato iba a enloquecer así que haría cualquier cosa por salir de este lugar, me escabullí y Salí sin que me vean los guardias, mi padre siempre insistía en que debía salir con ellos para que me protejan aunque yo insistía que podía cuidarme sola.
El salir fue fácil no era la 1era o la última vez que me escapaba ya conocía todo el lugar a la perfección me adentre en el frio y blanco bosque en donde cualquier persona podría perderse y lo digo con experiencia ya que me perdí como mil veces antes de aprender bien el camino, iba distraída perdida en mis pensamientos cuando vi a lo lejos cerca del rio a un hombre que parecía muy mal herido desenvaine mi espada, por si la persona que le causo tales heridas a aquel hombre seguía cerca, ya que no quería terminar igual y me acerque lentamente.
• ¿Te encuentras bien?
Le pregunte a aquel hombre mientras me acercaba aun con cautela con la espada en mis manos, agradecida de que estaba inconsciente y que no pudo escucharme, más bien ya que es una pregunta muy estúpida, si ves a alguien que se está desangrando.
Al acercarme lentamente y tomar su pulso me di cuenta que seguía vivo aunque al borde de la muerte y que el escudo que había en su armadura era del reino de ''GOLDEN FIRE'' era un hombre muy guapo aparentemente de unos 25 a 30 años, de cabello castaño claro que le llegaba hasta los hombros, una fuerte mandíbula, pómulos marcados, una barba de pocos días y una cicatriz en su ceja derecha que le llegaba hasta el inicio del pómulo, mientras me decidía donde llevarlo para atender sus heridas me acorde de una pequeña cabaña no muy lejana, que le pertenecía a unos campesinos que se mudaron cuando inicio la guerra, lo arrastre como pude ya que era demasiado pesado y era muy alto.....
Una vez en la cabaña lo acomode en la cama y seguí atendiendo sus heridas con un botiquín que encontré, cosí su herida pero su piel estaba muy pálida, tenía mucha fiebre y la herida no paraba de sangrar, le saque su armadura y levante su camisa blanca que a hora era carmín, la herida era profunda en su flanco izquierdo pero no había perforado ninguno de sus órganos así que solo lo tenía que cocer y bajarle la fiebre.
Lo coci y use mi magia de hielo para bajar su fiebre lo arrope y fui al huerto para sacar algunas verduras y prepararle una sopa, una vez hecha la sopa me senté en un sofá cercano y lentamente me fui quedando dormida.
*ALEXANDRO*
Me desperté con un horrible dolor de cabeza y todo me daba vueltas, no reconocía el lugar en el que me encontraba, lo último que recordaba era que un soldado del rey Magnus me había herido de gravedad y me había dejado moribundo como si fuera una escoria.
Trate de sentarme pero estaba tan mal herido y había perdido tanta sangre que me resultaba imposible, sentí un delicioso aroma me senté como pude y gire mi cabeza hacia donde provenía aquel delicioso olor y al hacerlo vi a una muy hermosa chica, la más bella que había visto en mi vida su cabello era negro azabache con blanco en las puntas largo y rizado su piel era blanca al igual que la nieve y sus labios eran casi tan rojos como una manzana y sus mejillas eran de un rosa pálido, el escudo en su capa me alarmo ya que era el escudo de Moonlight, aquel bello ángel era mi enemiga por naturaleza, SÍ, se supone que tenía que odiarla ¿Por qué me parecía el ser más hermoso en el mundo? Al parecer mi mirada era tan profunda que la desperté sus ojos eran grandes de color marrón casi negros, su apariencia era la de una muñeca de porcelana.
• ¡Oh! Qué bueno despertaste.-
Me dijo mientras me dedicaba la más bella de las sonrisas.
• ¿Tienes hambre? Hice sopa, no soy muy buena cocinando pero te va a ayudar a recuperar tus fuerzas.
Como yo no contestaba y me limitaba a observarla con una mirada lo más sebera que podía en su presencia, se me acerco y mientras menos lo esperaba con una de sus manos tomo mi barbilla y con la otra toco mi frente, me sobre salte y mi espalda golpeo fuerte el respaldar de la cama.
- Ya no tienes fiebre, eso es bueno, no tienes que sobresaltarte te juro que no te voy a hacer daño, mi nombre es Ayla y ¿el tuyo?
Mi seño antes fruncido desapareció y fue remplazado por una sonora carcajada, aunque ella era alta aparentemente de 1,70 yo era mucho más alto y fuerte que ella ¿Por qué tendría que temerle?
Por lo visto algo de lo que te dije te causo gracia y no eres una persona muy agradable y ya que no estás dispuesto a conversar me voy, come si quieres.- Me dijo con disgusto, pero aun sonaba relajada.
• No quise ofenderte, mi nombre es ALEXANDRO.- Dije casi gritando ya que ya estaba casi en la puerta.
- Mucho gusto Alexandro, pero no estoy sorda no es necesario que grites.
• ¿Dónde estamos?
Estamos en una cabaña cerca de donde te hirieron, la verdad que no pensé que fueras a sobrevivir.
Mientras terminaba de decir esto vi que tenía una bandeja con un plato de sopa y un trozo de pan y me lo dio en las manos, lo mire con curiosidad y con desagrado ante la idea de que este envenenado.
No está envenenado, si quisiera verte muerto habría dejado que mueras.-
¿A caso puede leer mi mente? Aunque sus palabras eran muy duras, su tono de voz era muy dulce y estaba acompañado de la más bellas de las sonrisas, si se supone que soy alguien de un corazón tan frio y duro como roca ¿Qué hago pensando en esto?
Tome la bandeja con cautela y la acomode en mis piernas ahí fue donde recién note su espada envainada en su cinturón. ¿Si era miembro del ejercito de Moonlight porque me ayudo?
• Gracias, ¿Por qué me ayudas?
- Mm... simplemente por amabilidad, por tu expresión que acabas de poner ¿No deben ser muy amables contigo cierto?
• ¿No eres parte del ejercito de Moonlight?
SI lo fuera, ¿No crees que esta guerra ya se acobrado muchas vidas? A mi forma de ver las cosas, en estos momentos no eres mi enemigo, sino eres una persona mal herida y dejarte morir simplemente por dónde vienes y sin conocerte no sería algo bueno.
-Solo espero que no te arrepientas.
Trate de tomar la cuchara y llevarla a mi boca pero realmente estaba muy cansado y me dolía moverme, lo intente un par de veces y no pude, ella me observo con ojos curiosos me quito con delicadeza el plato de mis manos y con la cuchara que yo tenía anteriormente me empezó a tratar de dar de comer, le agradecí con la mirada ya que, ya no tenía fuerzas de hablar y me empezó a dar de comer.
Al acercarse a mi pude sentir su olor a flores y coco y no pude reprimir una sonrisa.
¡Listo! Acabaste todo, descansa yo me tengo que ir sino me voy a hora me van a buscar y darán contigo, mañana vuelvo.- Realmente no quería que se fuera, jamás había sentido tal sensación en mi pecho por nadie. Aunque tuviera la apariencia de un Ángel y me estuviera ayudando no podía bajar la guardia, no tenía que sentir nada por ella, pero.....¿Cómo?
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