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El experto y solitario detective Cristhopher Clark se encuentra a solas en su oficina cuando recibe un inesperado mensaje de texto de un agente de la INTERPOL. Al leer aquel mensaje sabe que tiene un nuevo cometido: ir tras Jade Sanders, una mujer físicamente hermosa pero que posee una doble vida secreta la cual no es nada encantadora. Mientras Cristopher va tras Jade, ella se da cuenta que hay un sujeto que la está siguiendo y decide enfrentarse a él. Aquel encuentro marcará un antes y un después en la vida de Cristhopher ya que entre ellos nacerá un amorío que definitivamente traerá a su vida una serie de terribles consecuencias. Siendo detective de los agentes de la INTERPOL por el día y amante de Jade por las noches, Cristopher se expone a riesgos que harán que pueda perder la vida, pero aquello poco le importaba ya que su vida comenzó a ser vida cuando conoció a Jade...
Cristhopher Clark golpea el saco de boxeo por última vez y con ese golpe le da fin a su entrenamiento matutino, en un intento de estabilizarlo coloca ambas manos en el saco mientras observa sus nudillos enrojecidos por tanto golpear.
Exhausto reposa su cabeza en el saco y haciéndolo humedece notablemente la superficie del mismo, levanta su rostro de inmediato al sentir el sudor correr por su mejilla y al hacerlo logra ver su reflejo en la superficie mojada.
- Agh. - exclama, al sentirse asqueado de su propia imagen.
Gira su mirada hacia el reloj digital que se encuentra colgado en la pared de su gimnasio.
-Joder, al parecer entrené más de lo que pensé. - piensa para sí mismo al darse cuenta de que se le había hecho tarde.
Era una fría mañana en San Francisco y el reloj marcaba las 9:27 de la mañana, con mirada clavada en el reloj Cristopher decide ponerse en marcha.
Comunmente empezaba a entrenar a las 06:00 de la mañana para terminar a las ocho, sin embargo, aquel día no tenía mucho que hacer y por ello se dió el lujo de extender sus horas de entrenamiento.
Al pasar por la puerta para salir del gimnasio camina por el oscuro pasillo en dirección hacia su baño que se encuentra en su dormitorio. Con las persianas extendidas y sin ninguna luz encendida aquella habitación daba la sensación que era de noche, lo cual para él era perfecto, desde hace mucho Cris disfruta más de la oscuridad que de la luminosidad, y su apartamento era un ejemplo perfecto.
Si no fuera por las paredes blancas y las luces cálidas que tenía en todas las salas, su departamento parecería la baticueva de Batman.
En dirección al baño Cristopher tropieza con una pared estampando así su frente en el muro.
-Joder, vaya patán que soy. - susurra para sus adentros, recriminándose.
En medio de aquella oscuridad no podía ver nada así que Cris, ya frente a su baño, coloca la mano en el encendedor y al presionar el botón queda cegado por la penetrante luz.
Estrujando sus yemas contra sus párpados intenta volver a la normalidad su visión, abriendo lentamente sus ojos logra apreciarse en el gran espejo que tiene en frente de sí, pero había algo que no estaba bien, confundido se acerca a su reflejo y alcanza a observar algo en su rostro.
Un moretón.
Luego de estrellarse contra la pared se le produjo aquel hematoma en su frente.
-Con los nudillos enrojecidos y con la cara así parecerá que estuve peleando en luchas clandestinas.- piensa, y sin darle mucha importancia se desnuda y entra a la ducha.
Toma una larga ducha de una hora y al salir agarra la toalla negra que tiene a un lado y en un rápido movimiento la amarra a su cintura.
Se dirige a su vestidor, que se encuentra justo al lado del baño y rápidamente elige su atuendo, una camisa negra manga larga, un saco y un pantalón gris plateado a juego con unos mocasines negros.
Él siempre solía vestir de traje ya que era un atuendo perfecto para pasar desapercibido entre todos aquellos hombres de negocios que caminaban en las calles de San Francisco. Con su trabajo de detective era indispensable que sus víctimas no se dieran cuenta que estaban siendo seguidas por él, por ello, el típico atuendo con gabardina y boina que usaban los detectives en las películas le parecía la peor opción. Un tipo con gabardina y boina siempre destaca y era lo último que él necesitaba, por ello, con un típico traje formal parecía uno más entre los miles de hombres empresariales que se encontraba por la ciudad.
Aunque, sin saberlo, en tres años de carrera solo habría una mujer que descubría que alguien le estaba siguiendo el paso, y no solo eso, que también lo enfrentaría amenazándolo de muerte.
Siendo ignorante de lo que le ocurriría en los días siguientes y a la mujer que conocería, continúa alistándose para salir, a pesar de que solo iría a hacer una compra él llevaba un atuendo para gala, desde que empezó a trabajar como detective empezó a vestir bien, ya que por un lado su sueldo se lo permitía y además nunca se sabe a quien te vas a encontrar por ahí.
-No hay segunda oportunidad para la primera impresión.- eso es lo que Cristopher siempre decía.
Siendo las 10:43 de la mañana, Cris sale de su apartamento y entra al ascensor. Viviendo en el penthouse tiene que bajar 37 pisos hasta el lobby.
Cris no tiene muchas cosas que hacer más allá de comprar un whisky para degustar, así que decide que saldrá a pie.
Caminando por la calle Cris se dirige hacía su bar favorito el "The Devil Bar" el cual vende los mejores licores de toda la zona. Cris es un fiel cliente del The Devil Bar desde hace tres años ya que fue ahí donde conoció a su mejor amigo, Henry Cox, amigo que tiene mucho tiempo sin ver...
Ya lleva un buen rato caminando, está muy cerca del bar así que decide concentrase en el camino y dejar de pensar en el pasado.
Aquel día estaba nublado y la calle estaba ajetreada, a cada instante se escuchaban los clapson de los autos y las pisadas de los civiles en el suelo.
Parado frente al The Devil Bar lo único que tiene que hacer es cruzar la calle ya que se encontraba en la acera del otro lado de la carretera.
Cris mueve su pie derecho y empieza a caminar para cruzar cuando de pronto observa a una hermosa pelirroja al otro lado de la calle, el color de su cabellera es tan hipnotizante que a pesar de que el día carecía de sol, ésta brillaba con una intensidad que no podía ignorar.
Ella caminaba con rapidez y todo lo que Cris lograba apreciar era su cabello y la parte trasera de su gabardina gris. Hipnotizado ante aquella mujer todo lo que quería era ir hacia ella para poder apreciar su rostro el cual que el sospechaba que era hermoso.
Pero antes de poder dirigirse hacia ella siente por medio de sus pies como el suelo tiembla, Cris detiene el paso y se da cuenta que está en medio de la calle, voltea su mirada y ve como un auto se dirige a gran velocidad hacia él.
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