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Lucas Salvatore es un hombre con una cuenta pendiente que saldar. Después de ocho años, es tiempo de cobrar esa deuda. Sin embargo, Ginna sigue removiendo sentimientos en él, ¿Podrá llevar a cabo sus planes sin salir lastimado en el intento? Gianna Bianchi ha sufrido la pérdida de seres queridos, incluyendo el perder al amor de su vida. Él cree que se fue de su lado por no amarlo, pero Gianna solo quería evitarle sufrimiento al hombre que amaba. Años después, debe verle a la cara y aceptar el chantaje para así salvar lo que le pertenece. Podrá Ginna ayudarle, y alejarse sin que él descubra el secreto de porque se fue hace años. Ambos lucharán contra lo que sienten y quizás pierdan de nuevo sus corazones en una batalla de voluntades. Te invito a disfrutar de Lucas y Gianna. Dos almas dispuestas a luchar para obtener lo que quieren, ¿Lo lograran?
Camino por las concurridas calles de Palermo como lo hago todos los días. Durante esta hora de la mañana se puede observar a las personas que van a sus trabajos.
Palermo era una ciudad hermosa, donde los turistas disfrutaban desde sus restaurantes, hasta el pub que la zona proporcionaba.
Me detengo en la acera, antes de pasar la calle y llegar hasta mi destino. Saco las llaves de mi bolso y abro para voltear el cartel de abierto. Sonrió al repartidor que va hasta la cafetería de enfrente. Pero, siempre me saluda gentilmente. Miro mi lugar de trabajo y la sonrisa se me hice más grande.
Bella Donna es mi bebé, por el que he trabajado por cinco años. Muchos no creían que, con veintidós años, lograría algo, pero ahora que han pasado varios años demostré que estaban equivocados. La tienda ofrecía gran variedad de ropa de las diferentes marcas que a los turistas y no turistas, les encantaban: Armani, Dolce Gabbana, Gucci, Prada, Dior, Louis vuitton y otros más que entre ropa, calzado y accesorios hacían de la tienda un destino concurrido en toda la época del año.
Voy hasta el mostrador, y dejo mi bolso.
-Buenos días, jefa -me saluda puntual, como siempre Carlo.
-Bellísimos buenos días- dice otra voz, seguida de Carlos-Traje café para mi jefa preferida- dice Nicole, entrando con mucho ánimo
-Buenos días, chicos -me rio ante la muestra de energía que traen- ¿Dónde está, Pía? -pregunté
-¡Aquí! -dice entrando rápidamente como un torbellino y con una sonrisa. Pasa a un lado de los demás y llega hasta mí- ¿Llego tarde? - me pregunta.
-No. Llegas a tiempo- digo mientas, limpio el mostrador con una toallita especial para el cedro del que está hecho el mostrador
- Bueno. Voy a poner esto atrás -habla Nicole, seguida por mis dos ayudantes. Me quedo detrás de la caja registradora mirando la nada.
-Buenos días -dice una voz desde la puerta. Miro y es un hombre mayor. Veste un traje y trae consigo, un sobre manilo en las manos.
-Buenos días-respondo dejando a un lado lo que estaba haciendo. Tomo de mi bolso una toallita antibacterial, de uso personal y me limpio las manos- Bienvenido a Paradiso Italiano. ¿En qué podemos ayudarle?
-Busco a Gianna Bianchi-dijo el hombre.
-Soy yo- respondo.
-Estos para usted- dice tendiéndome el sobre -En realidad, era para su padre. Pero no creo que él, le dé la debida importancia en este momento -Si lo sabré yo. Resoplo y tomo él sobre.
-Con permiso- dijo el mensajero- Me retiro.
-Gracias-digo, antes de que marche.
Otras personas comienzan a entrar y veo como salen de la parte de atrás los chicos para atenderlos.
Carlo se movía con gracia y aunque se defendía con la ropa para dama, era mi As bajo la manga en cuanto a la ropa de caballero. Es un hombre elegante y agraciado. Moreno, ojos verdes, alto. Pía es alta y esbelta, de cabello negro, ojos cafés y facciones delicadas. Ella, junto a Nicole, de estatura mediana, cabello castaño, piel oliva y ojos color ámbar. Son mi mejor adquisición, debido al conocimiento en la ropa de dama. Sin dudas tenía un buen equipo y eso lo apreciaba mucho
-Gianna -Nicole se acerca a mí -deberías ir atrás y revisar el pedido.
-Tienes razón -digo, dejando el sobre a un lado- Voy a ver que todo esté en la lista para enviar el correo antes del mediodía. Te dejo responsable de la caja- no espero respuesta y me voy a mi pequeña oficina que tengo en la parte de atrás, me siento frente al computador a comprobar mis pendientes. No sé cuánto estoy haciéndolo hasta que el sonido del teléfono me sobresalta.
- Bella Donna -respondo cuando levanto el teléfono.
-Buenos días- dice una voz femenina- ¿Hablo con Gianna Bianchi? - pregunta.
Vaya. Pero que solicitada estoy.
-Habla con ella -contesto mientras que escribo algunas cosas en una libreta de notas.
-Hablo de negocio al día. Quisiéramos saber si nos daría una entrevista y hablar sobre la sentencia de su padre, por el desfalco que realizo a Roma internacional- me tenso enseguida y mi bolígrafo se desliza de mis dedos.
-Sin comentarios -digo, antes colgar con fuerza el teléfono- ¡Malditos periodistas! -Me llevo las manos a la sien para calmarme.
-Mi padre -digo para mí misma.
Como comenzar a contar. Bueno.
Desde el principio, ¿No?
Soy hija de una inglesa y un italiano. De ahí mi nombre nada italiano. Aunque nací en Italia, no tengo las facciones propias de la isla de Sicilia. Soy rubia platinada, mis ojos tan azules como el cielo, mido asqueroso metro sesenta. Setenta y dos cuando llevo mis asesinos zapatos de doce centímetros, lo que comúnmente hago.
Mi madre murió cuando nací por una afección cardiaca y mi padre quedo destrozado y desde entonces me crio como pudo debido a su trabajo como contador de una pequeña empresa. Mi infancia y adolescencia la viví con o cualquier otro.
Poco veía a mi padre, así que me volví autosuficiente. Creía que era feliz hasta que él apareció. Yo con diecisiete años y el veintiuno. Sí. Era una cría, pero me enamoré del hombre más hermoso y detallista que había conocido. Lucas Salvatore, era muy conocido debido a los diferentes negocios de su padre en toda Italia. Nuestro romance duro dos años y en el último mes, me propuso matrimonio, lo cual acepte encantada y me sentía dichosa ¿Qué más podía pedir? Tenía al amor de mi vida, el hombre que amaba con locura, teníamos la aceptación de sus padres, los cuales adoraba. Mi padre tenía un mejor trabajo y quería mucho a Lucas.
Entre flores, manteles, platería, banquetes, vestido y lo demás, me perdí durante meses. Pero, no todo lo que comienza bien, termina bien. A tan solo tres días de la Ceremonia me enteré de algo que destruyo mis ilusione.
Eh hizo que dejara a un lado al amor de mi vida.
-Gianna -Carlo me saca de mis recuerdos -Nos vamos a almorzar, ¿Te nos unes? -frunzo el ceño y miro la hora en el ordenador. Doce y diez del mediodía ¡Mierda! Me pasé toda la mañana en la oficina y eso lo hacía muy de vez en cuando. Mi lugar es al frente de la tienda atendiendo a los clientes
-Gracias Carlo -digo apagando el ordenador- Necesito terminar de hacer unas cuentas, así que pediré algo al restaurante vegetariano y almorzaré aquí en la oficina -Carlo hice una mueca.
No era vegetariana, pero había algunos platos que me gustaban de ese tipo de cocina
-Está bien -dice dándome una mirada preocupada- Nos vemos en un par de horas- asiento.
Una vez sola. Salgo de la oficina con el inventario que había realizado la noche anterior, únicamente me faltaba ver si no se me paso nada. Salgo a la tienda y me doy cuenta de que ni el café que Nicole me había traído, lo había probado. Lo desecho porque está frío y, es cuando, veo el sobre que me habían traído. Lo tomo y lo abro. Dentro, hay una serie de papeles, letras de cambio, pagaré, cheques, una copia de sucesión de la casa donde había crecido y lo que me horrorizó fue la sucesión del inmueble que me pertenecía.
Mi tienda.
Me llamo, Amira del Castillo soy una mujer fuerte, independiente. Que ama a su familia por encima de todo. Mi hermana Olivia y yo somos gemelas. Muchos pensarán que, somos iguales. No podrían estar más equivocados. Sí. Somos iguales físicamente, pero soy una mujer autosuficiente. Sin embargo, mi lazo con Olivia es fuerte. Solamente una vez coincidimos él algo. Durante nuestro cumpleaños, conozco a un hombre guapo por error. Me atrae. Sin embargo, todo se vuelve una pesadilla. ¡Es el novio de mi hermana!
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Charlee fue abandonada en la boda y se convirtió en el hazmerreír de todos. Intentó mantener la cabeza alta, pero acabó humillada cuando recibió un vídeo sexual de su prometido y su hermanastra. Devastada, pasó una noche salvaje con un atractivo desconocido. Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, pero él siguió apareciendo, ayudándola con proyectos y venganzas, todo mientras coqueteaba con ella constantemente. Charlee pronto se dio cuenta de que era agradable tenerlo cerca, hasta que su ex apareció de repente en su puerta, rogándole otra oportunidad. Su amante magnate le preguntó: "¿A quién vas a elegir? Piensa bien antes de contestar".
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Lucía Balstone pensó que había elegido al hombre adecuado para pasar el resto de su vida, pero fue él quien acabó con su vida. Su matrimonio de diez años parecía una broma cuando su esposo la apuñaló con una daga. Afortunadamente, Dios nunca está ciego ante las lágrimas de las personas. Lucía tuvo una segunda oportunidad. Ella renació a la edad de 22 años, antes de que sucedieran todas las cosas terribles. ¡Esta vez, estaba decidida a vengarse y dejar que aquellos que la lastimaron pagaran! Hizo una lista elaborada de sus objetivos, y lo primero en su lista era casarse con el peor enemigo de su exmarido, ¡Alonso Callen!