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Muchos podemos callar y llorar en el silencio de una habitación, haciéndole tantas preguntas y reproches al corazón culpando lo del porqué de aquella triste desgracia, cerramos los ojos tratando de calmar ese dolor que carcome el alma destrozando aún más el corazón que trata de no caer ante aquella lucha que vive día a día con los recuerdos tan presentes.
Era una tarde de primavera, el viento tenía una dulce fragancia a flores silvestres, el canto de los pajaritos anunciando la llegada de la primavera,
pero mi corazón estaba triste y lleno de recuerdos, viejos amores que la vida
me puso de obstáculos, estaba sentada bajo un árbol disfrutando de su sombra
que regalaba con tanta serenidad y calmaba el alma de aquellos lamentos que
exaltaban el corazón. Tenía la mirada perdida en aquel campo lleno de colores,
suspirando por encontrar la razón de la felicidad, no hallaba respuesta alguna
solo una enorme nostalgia que apagaba aquella pequeña luz de esperanza, me
levante y camine por aquel campo y sin pensarlo me deje caer entre todas esas
flores mire el cielo tan azul como el mar, las nubes formaban las figuras más
extrañas y hermosas del mundo, el sol radiaba esperanza, pero mi corazón ya
había decidido a nunca amar nuevamente, tenía las ilusiones destruidas, estaba
suspendida en una cuerda floja tratando de seguir con mi vida.
Esa
tarde recibí una llamada, estaba tan sumergida en mis propios pensamientos que
no escuche el timbre del teléfono, cuando conteste era un hombre, por un
momento creí que era mi mejor amigo.
-
¡Hola Elian! – no respondí seguí escuchando la voz de aquel hombre, estaba a
punto de colgar cuando él dice su nombre.
-Soy
Mauricio, perdón si te asuste- no podía creer que me haya llamado, ¿cómo obtuvo
mi número?, tantas preguntas comenzaron a surgir, no sabía si contestar y
aceptar que era Elian, por otro lado, quería saber de él, casi con la voz
temblorosa le conteste.
-
¡Hola! Con ella habla, en que le puedo ayudar- trague saliva, estaba nerviosa, mis
manos comenzaban a temblar, no podía colgar, aunque lo quisiera mi cuerpo no
respondía.
-
Discúlpame por el susto que te cause, debí decir mi nombre desde el inicio- no
tenía intenciones de tener una llamada prolongada con un desconocido, aunque formo
una mínima parte de mi vida no deja de ser un desconocido, así que esperare
unos minutos antes de colgar.
-Elian, te invito a tomar algo, el sábado- era la primera vez que saldría con un
chico, en realidad siempre salgo con mi mejor amigo, aunque esto es algo
extraño, el sábado no tendría nada que hacer así que no sabía si aceptarlo o no,
había planeado quedarme en casa con "Maty", mi perrita un pastor alemán, que
podría perder si aceptaba.
-Acepto,
que te parece en el café bar que está a unas cuadras del colegio Mariano
Escobedo, a las 2 pm- no deje que el escogiera el lugar, así que tome la
iniciativa, espero que no se arrepienta.
-Me
parece genial, eso te iba a proponer, entonces nos vemos el sábado, adiós- no sabía
si estaba feliz o triste, quizás me daba igual lo que pasara a mi alrededor, preferí
no ilusionarme, estaba cansada de siempre hacerlo y terminar destrozada, así
que no me despedí solo deje el teléfono en su lugar.
Me
fui a mi cuarto busque aquel álbum de fotos escolar , estaba segura que lo tenía
guardado en mi librero, me subí a una silla y busque en la parte de arriba del
librero, ahí estaba lleno de polvo, no recordaba cómo es que había llegado
hasta allí, así que recordé que ya habían pasado más de 6 años, me baje de la
silla y me fui a sentar a la cama, cada página que pasaba recordaba cosas
lindas del colegio, pero en especial a él, quería sentir la magia de aquellos
bellos sentimientos esos recuerdos tan lindos, siempre estuvimos juntos pero
nunca nos vimos, recuerdo aquella vez en la que le pedí a mi compañero de clase
que le llevara un recado a Mauricio, es un recuerdo algo vergonzoso, sin darme
cuenta comencé a llorar, recordé que le pedí ser mi novio, pero el me rechazo,
nunca supe el porqué, era el último año de colegio, todos nos separaríamos y
tomaríamos caminos distintos, fue así como nunca lo olvide fue un amor de
colegio, después de tanto tiempo el vuelve a buscarme, acaso recordara lo que
paso en el colegio, pero porque ahora, comencé a llorar y me acurruqué
abrazando aquel álbum, me quede dormida.
Estaba
sola descalza en un cuarto oscuro, aunque trataba de gritar no tenía voz, busque
una salida hasta que encontré algo era un espejo su marco era de plata y
brillaba, me mire en él y el reflejo no era mío sino de otra persona, me quede
mirando fijamente a ese reflejo, poco a poco me di cuenta que no era otra
persona, ese reflejo era mío, había cambiado drásticamente y lo más peculiar
era que ella estaba sonriendo tan natural, en cambio yo estaba destrozada tanto
física y emocionalmente, mi sonrisa siempre era una simple farsa, no quería que
nadie se preocupara por mí, en eso escuche una voz.
-confía
en ti- cuando escuche eso una luz comenzó a entrar, al inicio no podía mirar, mi
vista se ajustó a la claridad, era una puerta, no lo dude y salí corriendo de ahí,
me desperté llorando, revise mi reloj y eran a las 5 am, justo a tiempo para
prepararme y salir camino a la universidad, vivía sola, no tan sola, Maty
siempre estaba conmigo.
Me
detuve en la puerta del salón y busqué detenidamente a Santiago, hasta que lo
encontré sentado en una banca en la esquina del salón, rápidamente fui hasta la
banca que estaba a su costado para poder hacerle un interrogatorio intensivo.
-Buenos
días, Santiago- lo saludé y me senté sin mirarlo.
-Buenos
días, Eli- ella nunca me saluda por mi nombre sino por "Santi" algo estará
pasando, ahora que recuerdo, siempre que pasa algo ella me habla por mi nombre
y eso da miedo porque me va a interrogar, casi titubeando le pregunto; - ¿pasa
algo Eli? Te noto algo extraña-, estaba deseando que dijera que no pasa nada,
quería salir corriendo, pero si lo hacía sería mucho peor me ira a buscar hasta
mi casa, así que decidí afrontar esa dura realidad, porque ella es una persona
terrible cuando esta enfadada.
-lo
que pasa Santiago es que ayer recibí una llamada de Mauricio, me pregunto cómo
es que obtuvo mi número de teléfono, de casualidad sabes algo que yo no-.
Cuando escuché eso recordé que un amigo mío me pidió su número, después de
vernos juntos caminando rumbo a su casa de Elian, estaba dudando si en decir la
verdad o mentir, si miento me ira peor mejor le diré lo que paso, pero no estoy
seguro de que esa persona le haya dado el número de Elian a Mauricio.
-Lo
que paso Elian, es que hace un par de días un amigo mío me pidió tu número de
teléfono, no te puedo asegurar si esa persona le dio tu número a Mauricio, pero
nos vio caminar juntos y creo que también te conoce mi amigo, porque no me
pregunto por tu nombre solo me pidió tu número y ya-. Estaba algo asustado, espero
que no se moleste demasiado conmigo por dar su número de teléfono sin su
permiso.
-Santi,
ya se me paso el enojo que tenía, para la otra avísame lo que pasa-. No puedo
enojarme con él, es mi mejor amigo y compañero así que prefiero mantenerme
calmada.
-Eli, tengo una duda, ¿Qué te dijo Mauricio?
-. Trague saliva después de hacerle esa pregunta.
-En realidad no mucho solo me invito a tomar
algo el sábado en el café bar que está cerca del colegio Mariano Escobedo, solo
eso me dijo, además no le dije nada porque estaba algo distraída y no tenía
ganas de hablar con nadie y menos con un desconocido como él-. Mi mejor amigo
no sabía las crisis existenciales que tengo a veces.
-Está bien Eli, me avisas cualquier cosa que
pase-. Estaba algo preocupado por ella.
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