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Santiago se ha casado bajo contrato con Esmeralda, por muchos años ha intentado enamorarse de ella, sin embargo en su camino aparece una mujer que lo volverá verdaderamente loco, por lo cual Esmeralda tramará una venganza con el fin de retenerlo a su lado
Santiago se recostó al lado de su madre, contemplando su agonía.
- Mamá, no te vayas aún, no quiero quedarme solo - Le dijo tomándola de la mano
- No será así, ya he hablado con Mirna para que su hija pueda casarse contigo - Respondió la señora, que adoraba a su hijo
- No, madre, Esmeralda es una mujer temible, sabes bien que siempre he estado enamorado de Valeria - Contestó Santiago un poco absorto por lo que estaba sucediendo
- Valeria no es de tu clase, es la hija de la jardinera, no puedes casarte con ella, necesitas a alguien de tu mismo nivel para que puedan dirigir la empresa - repuso la señora casi sin aliento
- No puedo, madre, con Esmeralda no, te lo suplico - Pidió Santiago intentando conmoverla, en verdad era tan solo un joven de 25 años incapaz de actuar por sí mismo, derrochador de toda la fortuna de su madre, que ahora pasaría a ser de él, estaba acostumbrado a acostarse con cualquier mujer que hallase, pero Valeria era especial para él, por eso la admiraba de largo, en cambio Esmeralda siempre buscaba la forma de seducirlo en cualquier reunión en la que ambas familias se encontraban.
- Esmeralda es una mujer bella, además inteligente - Dijo su madre, un poco cansada, quien llevaba ya dos meses en cama, acribillada por los estragos de un terrible cáncer .
- Sí es muy bella, pero no me agrada - gruñó Santiago
- ¿Por qué? Es la hija de mi mejor amiga y ustedes lo han sido también desde niños - Aseguró la señora
- Justamente por eso es patético, ella solo vive de apariencias, fama y lujos, por eso su familia está en la ruina, acaso no has pensado que casarse conmigo sería solo un beneficio para ella, me va a llevar a la decadencia también - gritó frustrado sin importarle que su madre estuviera padeciendo
- No sucederá eso, ella es una buena mujer, te aseguro que juntos la empresa va a prosperar - dijo la señora intentando convencerlo
- ¿Y si no lo hago qué? - Preguntó intentando persuadir esa decisión
- Te quedas sin herencia - Afirmó la señora sin titubear
- ¿Y eso por qué? - Preguntó asombrado pues no era capaz de comprender cómo se trataban los asuntos legales de la empresa millonaria
- Tu abuelo jamás permitiría que la empresa quede en tus manos si no estás casado, él sabe que puedes derrochar el dinero con cuanta mujer se te acerque así que la herencia familiar quedaría en la ruina, en cambio si estás casado hay más seguridad en tus acciones
- Maldición, es estúpido - Gruñó enfadado
- Tú decides, no quiero morir sabiendo que te quedas en la calle, pues sabes bien que desde que murió tu padre todo mi dinero lo ha administrado tu abuelo, por lo cual yo no puedo hacer nada, así que si muero sin que te hayas casado, te quedarás sin nada de herencia - aseguró su madre, llena de angustia
- Entonces no es algo que me estés pidiendo sino algo que obligatoriamente debo hacer - comentó convencido que no había nada que hacer, era un hombre acostumbrado a la vida de lujos y no se iba a permitir quedarse sin dinero.
- Es por tu bienestar a futuro, después me lo agradecerás y yo podré morir tranquila - Señaló demostrando un poco de tranquilidad, pues lo único que necesitaba era que su hijo estuviera bien
- No menciones la palabra muerte, que me matas a mí también - Dijo Santiago y se echó a llorar en sus brazos.
Mirna llegó justo cuando terminaron de conversar, iba con su abanico, moviéndolo de un lado a otro, un traje perfectamente combinado, tacones brillantes y un sombrero totalmente ridículo.
- Oh, querido Santiago, espero que Marha ya te haya dicho lo que debes hacer, Esmeralda está muy contenta por la noticia - Auguró con sarcasmo, pero demostrando satisfacción, mientras le tocaba el hombro
- Sí, ya lo hemos hablado - Repuso Santiago sin mostrar nada de alegría, la seriedad en su voz solo denotaba su amargura y frustración
- Debes hablar también con Esmeralda para hacer todos los preparativos de la boda - Fanfarreó Mirna, como si en verdad se tratara del mejor de los acontecimientos
- Sí, lo hará - Respondió Martha pues sabía que su hijo diría una tontedad, sin embargo eso no lo detuvo
- ¿Y con qué piensa pagar la boda si ustedes están en la ruina? - Dijo sin titubear, levantándose de la cama y colocándose con ira frente a mirna, esta lo miró con asombro y totalmente avergonzada dirigió una mirada a su amiga para que esta saliera en su defensa
- Lo siento, Mirna, Santiago todavía no asimila nada sobre esta decisión - Comentó intentando justificar a su hijo
- Bueno, espero que lo entienda pronto, porque después de todo será solo un beneficio mutuo, además Esmeralda siempre ha estado enamorada de él en secreto - Indicó Mirna para defenderse de la ofensa de Santiago
- Ella sabe muy bien que las cosas entre los dos jamás podrán ser - alegó Santiago arrugando el seño
- Quizá no sea así, estando en matrimonio podrán enamorarse y amarse verdaderamente - Dijo Mirna un tanto apenada
- No lo creo, más bien supongo que esta boda será falsa - Alegó Santiado intentando salir de la habitación pero la voz de su madre lo detuvo
- Santiago, escucha, las cosas no serán de ese modo, siéntate y escucha - Le dijo, él se regresó sintiendo más rencor y molestia
- ¿Entonces de qué modo se supone que deben ser? Yo no me casaré con Esmeralda por amor - Repitió
- Será un matrimonio por contrato, ambos firmarán un documento con clápsulas específicas para llevar a cabo el matrimonio, lo demás será totalmente real - Aseguró Martha, mientras Mirna se daba aire con su abanico asintiendo feliz a cada expresión de su amiga
Santiago sintió que su corazón se desvanecía, no comprendía cómo su vida ahora estaría regida bajo un contrato matrimonial, con una mujer que no amaba, y que ni siquiera quería, lo único bueno de Esmeralda era su belleza y su cuerpo, en lo demás era una mujer arrogante, falsa, vanidosa, caprichosa y egocéntrica que no se soportaba ni ella misma.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "
Ellos no saben que soy una chica. Todos me miran como si fuera un hombre, un príncipe. Su especie compra humanos para satisfacer sus lujuriosos deseos. Y cuando ellos llegaron a nuestro reino para llevar a mi hermana, intervine para protegerla. Fue así como ellos también terminaron comprándome. El plan era escapar, pero mi hermana y yo nunca tuvimos una oportunidad. ¿Cómo iba a saber que nuestra prisión sería el lugar más fortificado de su reino? Se suponía que debía quedarme en el anonimato, pues no tenían un uso para mí. Solo era alguien a quien nunca debían comprar. Pero entonces, el hombre más poderoso de la salvaje tierra, su despiadado rey bestia, se interesó por ese "principito bonito". ¿Cómo podremos sobrevivir en este reino brutal, donde todos odian a los de nuestra especie y no tienen piedad de nosotros? ¿Y cómo puede alguien, con un secreto como el mío, convertirse en una esclava sexual? Nota del autor: es una novela de romance oscuro, apta solo para mayores de edad. Espera varios temas sensibles, como la violencia. Si eres un lector experimentado de este género, buscas algo diferente y estás preparado para entrar sin saber qué es lo que te espera, ¡entonces sumérgete en esta aventura! . De la autora del bestseller internacional "La Esclava Más Odiada Del Rey"
Charlee fue abandonada en la boda y se convirtió en el hazmerreír de todos. Intentó mantener la cabeza alta, pero acabó humillada cuando recibió un vídeo sexual de su prometido y su hermanastra. Devastada, pasó una noche salvaje con un atractivo desconocido. Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, pero él siguió apareciendo, ayudándola con proyectos y venganzas, todo mientras coqueteaba con ella constantemente. Charlee pronto se dio cuenta de que era agradable tenerlo cerca, hasta que su ex apareció de repente en su puerta, rogándole otra oportunidad. Su amante magnate le preguntó: "¿A quién vas a elegir? Piensa bien antes de contestar".
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".