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-"No es posible Lady Rosy" -soltó una mujer de mediana edad a sus espaldas- "Una jovencita de su categoría está limitada por los estatutos del monarca a esta clase de eventos". ¡Imagínese!, una criada Artegana arreglada como una dama de clase, no, Steverman no permitiría tal cosa. - Fueron los primeros comentarios sobre Tessa, la tercera hija del General Rodríguez y la ultima por desposar después de que concedieran en matrimonio a su hermana Rachel. Lo que nadie esperaba es que el Teniente Donato, posara sus ojos en Tess, la hermana equivocada. Tessa deberá escoger entre dos opciones, la vida religiosa o la matrimonial con otro hombre. ¿Cuál elegirá cuando acabe por darse cuenta que se enamoro del prometido de su hermana?
"Aquí mismo lo dice, Rachel te vas a casar"
Tessa, no podía creer que su amado padre, volviera a cometer el mismo y absurdo error de arreglar un matrimonio con la segunda de sus hijas, pero lo que le resultaba más difícil de creer era que Rachel, lo aceptara. -"Estas loca." -le dijo a su hermana soltando un suspiro de resignación, observando como Rachel danzaba tontamente en el medio del salón. -¿Puedes creerlo abuela? "Es teniente" -repetía una y otra vez moviendo el cuerpo, tarareando la melodía de un vals de bodas.
Antonieta le sonrió abiertamente a su nieta y le siguió la corriente al compás del tarareo. Tessa estaba indignada "¿Acaso no se escuchaba? "Es Teniente" "es teniente" repetía una voz que pasaba por su mente. "¿Qué diferencia había?", la iban a casar con un hombre, al que a penas por una carta conocía.
-¡¿Te estas escuchando?!, ¿Qué tiene de maravilloso que sea Teniente?" -se quejó Tessa frunciendo el ceño. -No porque tenga un rango y provenga de una buena familia quiere decir que sea un hombre honorable. ¡Quién sabe!, incluso es posible que nuestro padre este equivocado y aquel sujeto sea un patán vanidoso.
La palabras de Tessa irritaron a Rachel y su respuesta no se tardó en escuchar:
-Puedo entender que tú, mi querida hermana quieras continuar llevando esta clase de vida humilde, simple y aburrida. Yo no, no quiero eso para mí, quiero más. Quiero ser la dama del Teniente, la esposa que toda mujer en este pueblo envidie. Después de todo ¿Qué tiene de malo casarse con un hombre rico? Amber lo hizo y no la acusas de nada como lo haces conmigo.
-Rachel no comiences, tu hermana no está aquí para defenderse -le amonesto Don Benito oyendo por casualidad la conversación, cuando paso de la sala del comedor a la cocina. Rachel se encogió de hombros y soltó una risilla traviesa, no esperaba ser reprendida por su abuelo.
-¿Sabes qué?, olvídalo. Esta conversación no nos llevara a ningún sitio. -expreso Tessa con fastidio, no podía creer que su hermana sea una persona tan superficial.
-Nada que puedas decir hoy arruinara este día. -alegó Rachel mientras diferentes pensamientos de una vida rica, llena de lujos y elegantes vestidos invadían su mente.
Tessa acomodo su postura y miro con desconfianza la carta que su abuela había dejado sobre la mesa. Una gota fría de sudor recorrió su mejilla, pero se armó de valentía y la leyó para asegurarse de que su padre no pretendiera hacer lo mismo con ella. Soltó un suspiro de alivio cuando comprobó que solo Rachel iba a ser desposada.
-"Tranquila cariño, no he omitido nada" -soltó con un dejo de empatía su abuela Antonieta. Ella como todos en la casa, conocían que Tessa prefería entregar su vida al noviciado antes que aceptar un matrimonio arreglado. Si, Tessa aborrecía que el único fin de conservar su decencia, crear una familia y perpetuar un apellido en el tiempo sea solo de esta manera.
-Lo siento abuela, vivo paranoica... - admitió Tess desanimada. -Últimamente en lo único que pienso es que George querrá casarme.
-¿Por qué piensas en eso querida? -consulto Antonieta tomando lugar a su lado.
-¿Cuánto tiempo más podre oponerme? -susurro por lo bajo con una voz inquieta y temblorosa. -No importa cuánto me niegue, algún día mi padre me ultimara como lo hizo con Amber y Rachel.
-¿Alguna vez te conté como saboteé mi primer arreglo matrimonial?
-¿Tu primer arreglo matrimonial? ¿De verdad hiciste eso abuela? -consulto Tessa asombrada. Rachel al escucharla, dejo de danzar y se arrimó a la mesa parando la oreja.
-Si. Tenía tu misma edad cuando hice un voto solemne de castidad. Me negaba a que tu bisabuelo me casara con un desconocido.
-¿Cómo es posible que hayas hecho eso abuela? -Le consulto Rachel sumándose a la conversación. -¡Cuéntanos! ¿Qué dijo la familia de tu pretendiente? ¿Se enojaron mucho? - indagó con un aire burlón.
-"Fue todo un escándalo querida". -dijo Benito asomándose por el corredor - El día de la celebración, su abuela no tuvo mejor idea que decirle al sacerdote que deseaba ser novicia para impedir que se llevara a cabo la ceremonia.
-¿Cómo sabes eso abuelo? - Consulto Tessa sonriéndose por la situación.
-Yo era el prometido. -revelo con una sonrisa tomando sus anteojos del viejo aparador.
-Pero ... ¿Cómo lograste que se casara contigo?
-Esa es otra historia Rachel. -respondió Benito besando la frente de su esposa y retornando de nuevo para la sala conjunta. -¡Cuéntame abuelo! -insistió Rachel siguiendo sus pasos.
-No creas que no puedo entenderte Tessa. -dijo Antonieta observando marchar a su esposo. -A veces solemos ser tan obstinados que no vemos las buenas cosas que nos ofrece la vida.
-Tu caso es excepcional abuela- espeto Tess con desencanto.
-Lo sé. Soy una mujer afortunada -admitió tomándola de la mano-Solo, cuando llegue el momento, has lo que dicte tu conciencia. ¿De acuerdo?
Tessa se mostró de acuerdo con sus palabras, pero... ¿Acaso intentaba mostrarle el camino a espaldas de su padre? Pensó en silencio.
Ella se casó en secreto con una superestrella; sin embargo, su estado civil se mantuvo en conocimiento público. Ella lo amaba como a un perro, tan leal, tan sin vergüenza, pero él la alejaba constantemente solo por su egoísta razón de tomar venganza contra su madre. Después de su divorcio, ella accidentalmente se acostó con un atractivo desconocido cuyos ojos azules exudaban un atractivo sexual extremo, atrayéndola a una inevitable atracción fatal. Él era tan tranquilo y gentil, prometiéndole la felicidad eterna. "¿Ms. Cathryn Riley, se casará conmigo?" Su expresión era seria y sincera. Los dedos delgados del hombre sostenían una caja redonda de terciopelo rojo muy delicada y hermosa; dentro había un anillo de diamante exquisito. Asustada emocionalmente, ella le respondió, "He sido divorciada una vez. Espero que no me haga divorciar por segunda vez de nuevo." Keith sonrió y respondió suavemente, "Mi mundo nunca se ha centrado en nadie. Pero en los días venideros, mi mundo se centra en ti". Ella estaba tan conmovida que no pudo evitar llorar lágrimas de felicidad. Estar con él le trajo una alegría eterna y su promesa eterna reemplazó su sufrimiento por el matrimonio fracasado.
"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Tras dos años de matrimonio, Sadie por fin estaba embarazada, llena de esperanza y alegría. Pero su corazón rompió cuando Noah le pidió el divorcio. Durante un atentado fallido contra su vida, Sadie se encontró tendida en un charco de sangre, llamando desesperadamente a Noah para pedirle que la salvara a ella y al bebé. Pero sus llamadas quedaron sin respuesta. Destrozada por su traición, abandonó el país. Pasó el tiempo y Sadie estaba a punto de casarse por segunda vez. Noah apareció enloquecido y cayó de rodillas. "¿Cómo te atreves a casarte con otro después de haber dado a luz a mi hijo?".
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.