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Natalia es una hermosa chica que se enamoro por primera vez y lo hizo de la persona equivocada, una que no tenia las mejores intenciones en su corazón cuando inicio su relación, ella tolero todo sin decir nada, porque era difícil aceptar que se equivoco, que nunca debió confiar en esa persona. Cuando por fin su familia se entero de lo que sucedía con ella, pudo respirar tranquila, pero habían muchas cicatrices que curar, por lo cual se embarco en una búsqueda de si misma para poder volver a tener una razón para sonreír, apoyándose en alguien que podría ser su nuevo amor. Porque el amor no hace daño, no engaña, no miente, no hiere... Los que dañan son las personas que no saben amar.
El amor no hace daño, no engaña, no miente, no hiere... Los que dañan son las personas que no saben amar...
Algunos quizás han tenido ese alguien que a pesar de causarles daño, no dicen nada... Porque simplemente cuesta mucho decirlo, cuentas mucho dejarlos ir...
Natalia estaba con su novio de hace ya casi seis meses en la habitación de la casa de él, no era la primera vez que estaban de esa manera, pero ya las cosas se le estaban escapando de las manos, lo que comenzó como una amorosa relación pronto se convirtió en su infierno personal, tan solo bastaron dos meses para darse cuenta de la verdadera cara de ese que decía amarla.
Allí tirada en esa cama recuperándose de una sesión de sadomasoquismo que no consintió, comenzó a poner en retrospectiva sus opciones, ya no era una niña, solo le faltaban algunos meses para graduarse, no tenía porque seguir aguantando ese tipo de situaciones.
Ese preciso día todo había comenzado normal en la secundaria, había llegado con su mirada baja evitando a todo el mundo, conocía perfectamente a Mike y sus celos, sabía que una mirada mal intencionada de cualquiera desataría el infierno para ella y así fue, solo basto que un chico de otro salón le preguntara una cosa sobre su hermano el universitario, para que la rabia se desatara.
-¿Que fregados hacías hablando con ese?-. Le reclamo Mike apenas se dio cuenta de lo que sucedía.
-Nada... Solo me pregunto algo sobre mi hermano Alexander...-Natalia estaba asustada.
-¿Me crees estúpido?-. La tomo del brazo fuertemente -¿Porque demonios va andar preguntándote por tu hermano? Él tiene meses en la universidad, estoy seguro que ni siquiera lo conoce- .La jaloneo hasta la salida.
-No lo sé... Solo quería saber cuándo venia para preguntarle algunas cosas precisamente de la universidad, me dijo que también quiere estudiar medicina-Trato de explicarle en vano.
-¡Mientes!, seguramente me querías ver la cara de estúpido e irte con él a la menor oportunidad-. Le volvió a reclamar el hombre molesto.
-Te lo juro... El solo quería saber de mi hermano Alex, él no quiere nada conmigo... Yo... Yo te amo solo a ti-, sollozo la chica sin saber qué hacer.
-No me importa, súbete de una vez al carro-. La empujo al asiento del copiloto sin ninguna delicadeza para luego tirar la puerta y subirse detrás del volante.
Natalia lo único que pudo hacer fue pegarse del lado de su puerta y llorar, ya imaginaba lo que le esperaba, tenía marcas en sus brazos que cubría con maquillaje que podían atestiguar sobre ello, al principio pensó que solo era cuestión de una sola vez, que se había molestado por algo que ella había hecho y por eso la había lastimado, así que no le dio importancia.
Pero las cosas fueron cambiando poco a poco, ya no eran solo gritos y agarres fuertes en sus brazos, ahora había agresión en la habitación disfrazada de BDSM, algo que ella nunca había consentido, no le gustaba ese tipo de cosas, pero las hacía por su novio; todo fue subiendo de nivel a tal punto que ya no lo podía soportar.
Llegaron a la casa de Mike y este abrió de manera brusca la puerta del auto, para luego jalarla hacia dentro aprovechándose de que sus padres no estaban en casa, subieron las escaleras a trompicones hasta llegar a la habitación en donde la tiro en la cama.
-Ahora vas a aprender a no estar hablando con otros delante de mí-. Se comenzó a quitar el cinturón.
-No amor, te juro que yo no estaba coqueteando con él... Lo que te dije es cierto... Solo preguntaba por mi hermano-. Se sentó en la cama con lágrimas en los ojos.
- ¡Cállate!-, Le dio una cachetada haciendo que cayera nuevamente en la cama -Yo sé bien lo que vi, estabas coqueteando con ese estúpido, pero ahora vas aprender a obedecerme.
Le rompió la camisa para luego atarla a la cama y comenzar a desvestirla dejándola completamente desnuda, una vez que había cumplido con su cometido, se quitó su propia ropa y con el cinturón le dio algunos golpes en las piernas a modo de lección.
-¡No Mike por favor!... ¡No me pegues!, Yo me voy a portar bien...
-¡Cállate de una maldita vez!, No quiero escuchar tu voz en estos momentos.
Y con eso se acercó a la cama, para comenzar a besarla de manera ruda, sin importarle si le estabas haciendo daño, en ese momento en su cabeza lo único que quería era mostrarle quien mandaba en esa relación, que entendiera de una vez por todas que él era el único hombre de su vida.
Sin miramientos la hizo suya, sin ningún tipo de juegos previos y consentimiento, en oídos sordos cayeron las súplicas que la castaña estaba haciendo, no razonaba, solo importaba su verdad; una vez que llego a su orgasmo, se acostó a su lado y la desató dejando que Natalia se encogiera en su lugar y se alejara.
Por su parte Mike se levantó de la cama y se colocó de nuevo sus pantalones, buscando en sus bolsillos un cigarrillo que encendió y salió al jardín de la casa, no soportaba ver llorar a la que llamaba su novia, odiaba las lágrimas y ella lo sabía pero siempre hacia lo mismo, así que molesto se devolvió a la cocina tomo una cerveza y entro de nuevo a la habitación, en donde se tumbó nuevamente en la cama ignorando a la chica, para una vez terminada su bebida quedarse dormido, aún sin darle importancia alguna a su acompañante.
¿Porque Mike era así? ¿Porque había cambiado tanto?, ¿En algún momento la amo? Esas y muchas otras preguntas se hacía Natalia mientras se levantaba como podía e iba por la su ropa, bueno por las pocas prendas que se habían salvado, menos mal aún tenía su abrigo en el bolso; tenía que volver a su casa, no podía seguir allí, definitivamente necesitaba ayuda, ya no podía seguir viviendo de esa manera... Cómo le gustaría echar el tiempo atrás y jamás haberse enamorado de Mike, deseaba con todas sus fuerzas tener una razón para sonreír en esos momentos, debía pensar en su futuro.
Uno lejos de la mala influencia de ese hombre, pero primero tenía que hablar con su familia, tenía que decirles toda la verdad...
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