Kim Seokjin y Kim Namjoon, dos personas que aprenderán a convivir como compañeros de piso. ¿Qué podría salir mal?... ||Prohibida la copia y adaptación||
Kim Seokjin y Kim Namjoon, dos personas que aprenderán a convivir como compañeros de piso. ¿Qué podría salir mal?... ||Prohibida la copia y adaptación||
Solo restaba una semana para que las clases en la universidad comenzarán, estaba bien, estaba preparado para las futuras horas de estudio y enfrentar cualquier obstáculo es su camino tanto en el ámbito estudiantil como en su vida cotidiana. Si, Kim Namjoon se sentía preparado para todo, pero tenía un no tan pequeño problema en manos. Un problema que tal vez tenga una solución rápida, entonces puso en marcha su idea...
-¿No piensas pagar aun tu parte del alquiler?- Luego de aquella pregunta, Namjoon no fue nada amistoso, por supuesto cerró la puerta de su departamento justo en la cara de aquella persona oportunista.
La idea que había optado seguir Kim Namjoon había sido la de compartir piso, puesto que dos personas eran mucho mejor cuando se trataba de dinero, cada uno podía pagar la mitad, además, él no ganaba mucho como repartidor de comida. Pues él no trabajaba a tiempo completo y... en fin, él ganaba una ganga.
-Tendrás que pagar este mes, quiero decir ahora- Namjoon realmente necesitaba algo más de dinero. Volvió a cerrar de un golpe la puerta al recibir la respuesta que no quería escuchar.
Fueron días difíciles, sobretodo cuando aquellas personas interesadas en rentar el departamento compartido lo sacaban de quicio. Al parecer nadie era perfecto.
-¿Acaso todos unieron fuerzas para hacerme enojar?- Namjoon pensó en ese momento que tal vez esta idea suya no iba a funcionar, tal vez debería de hacer sus maletas y mudarse a un lugar menos costoso. Pero, habían tantas negativas en ello, simplemente él ya estaba en el lugar perfecto, literalmente tenía todo a su mano. Si él quería ir a leer, entonces tendría que caminar hacia la biblioteca de la vuelta. Si él quería algun bocadillo o alimento de último momento, entonces tenía de caminar solo una cuadra para llegar al supermercado donde trabaja su amigo. Y lo más importante, él tenía a solo media hora la universidad.
Era literalmente el mejor lugar que había encontrado hasta ahora.
Entonces solo le restaba dos días, si, no solo había tenido una semana para pagar el alquiler, pronto estaría frente a un pizarrón haciendo funcionar sus neuronas.
Namjoon atendió el llamado a su celular, se encontraba algo adormilado y su voz se lo hizo saber a la persona del otro lado de la línea, -Hey... ¿quién eres?-
-Nadie importante, solo soy tu hermano-
Namjoon bostezo a lo grande para luego alzar su brazo y dejar caer sobre sus ojos cerrados -Jungkook, ¿sabes la hora que es?-
Un sonido se escuchó. ¿Alguien llamaba a la puerta?
-¿Sabes tú la hora que es?-
Se escuchó una risita de parte del hermano menor. Namjoon solo balbuceó, sintiendo aún la molestia del sol mañanero. ¿Sol mañanero? Abrió los ojos.
-Dejame decirte que son las nueve la mañana, y es sábado, solo llamó para saber si ya conseguiste un compañero de piso-
-Diablos, se supone que debería estar yendo a buscar a Jessi, ella me asesinara por dejarla plantada- Destapó su cuerpo semidesnudo, aún mantenía su ropa interior, él no era fan de usar ropa mientras dormía.
Otra vez el golpeteo en la puerta de entrada se escucho, -Te llamo luego hermano, alguien está llamado a la puerta. Lo más probable es que sea Jessi-
-Tú te olvidaras de llamar, seré yo el que llame. Consejo, deja salir con tantas mujeres, ¡adios!-
¿Dejar de salir con mujeres?... por supuesto, cuando los cerdos vuelen. Su sonrisa ladina se hizo mucho más visible, definitivamente debería de enseñarle a ligar con chicas a su hermano menor.
Peino sus cabellos hacia atrás y se dio una mirada a sí mismo, estaba bien, después de todo -Jessi, me torcí el....- Cerró la boca al ver que la figura curvilínea no se veía, en cambio dio con un cuerpo masculino. -No eres Jessi- Estaba claro que no lo era. Idiota.
-No lo soy, vengo por este anunció- El chico de lentes mostró el periódico.
Namjoon había puesto ese anuncio hace tres días. Este asintió -¿Estás interesado en el alquiler?-
A brazos cruzados el contrario respondió -Obviamente si, es lo que dice el anuncio, ¿o no?-
Ugh... Namjoon no estaba seguro de que si soportaría a esta persona, se veía algo gruñón. Pero... -Necesitas pagar ahora- Vamos, esa era la idea.
-Claro-
¿Claro?... No pasó más de un minuto y él ya estaba viendo billetes de salvación. -Pasa- Todo sea por no mudarse. -¿Y tú nombre es...?-
-Seokjin, Kim Seokjin- Este le dio una mirada al departamento, lucia cómodo y era muy amplio -Ese dinero sera mio de vuelta si no tienes una habitación extra- Seokjin directo, algo serio y tranquilo. Solo estaba en busca de un buen lugar, y al parecer lo encontró, pues la respuesta que obtuvo se lo hizo saber.
-Dos habitaciones, un baño, la cocina, la sala de estar y el balcón. ¿Estas bien con eso?- Namjoon se cruzó de brazos mientras examinaba al chico, de alguna forma le resultaba conocido. Pero no lo pensó demasiado, tal vez le había llevado comida.
Seokjin miró hacia el balcón -El dinero es tuyo- Si, era un buen lugar, pero... -¿Irás a vestirte o me mostraras mi habitación estando así?- Aunque realmente no le molestaba en lo absoluto, pues simplemente lo ignoró.
Namjoon bajo la mirada, claro, su ropa -No hay que ir lejos, tu habitación está al lado de la mía- Y antes de ingresar a su habitación -Por cierto, mi nombre es Kim Namjoon-
Seokjin se detuvo, ¿Kim Namjoon?... él escuchó ese nombre antes, pero no le daría importancia, estaba cansado y quería dormir por lo que restaba del día. El viaje en tren fue largo e incómodo.
Ingreso al cuarto, le agrado lo que vio: Una cama, un escritorio, un armario, una ventana y la pared de ladrillos. Era un cómodo y agradable lugar. Se acercó a la ventana -Tiene una buena vista- El cielo celeste y el sol radiante ayudaba en ello, también la vista que le daba el edificio de al lado. Claramente podía ver la silueta de una chica por una de las ventanas. Sonrió.
-¿Te gusta?-
La pregunta repentina le hizo sobresaltarse, pero no lo expreso ni con gestos o movimientos -Me gusta, es un buen lugar-
-Lo es-
Seokjin no quería ser insistente, pero no podía hacer la vista gorda -Supongo que no encontraste ropa- La verdad es que poco le importaba, pero era normal que las personas usasen ropa cuando conoces a alguien nuevo, ¿verdad? o al menos que se sintiera apenado. Ese chico no lo estaba para nada.
-Tomaré una ducha- Se encogió de hombros -Siéntete como en tu casa-
-Trataré de hacerlo-
Ellos se dedicaron miradas... De algun lado se conocían...
‣Omegaverse Namjoon no tiene otra opción que dejar a su hermano menor Park Jimin al cuidado de su mejor amigo, ese era Min Yoongi; Un alfa desinteresado y amargado que solo vivía para escribir novelas, y beber grandes cantidades de café. Por otro lado estaba el pequeño beta, o bueno, así es como él mismo y todos a su alrededor pensaban -"Soy un Beta"-, -"Es un Beta"-. Park Jimin, un chico que aun no se había presentado a pesar de tener ya edad suficiente para hacerlo, simplemente no ocurría. Solo aquella razón bastaba para que Park Namjoon dejara a su hermano menor al cuidado del alfa amigo. Pero.. ¿realmente debería de estar tan confiado? ¿Realmente su pequeño hermano es un BETA? ¿Qué pasaría si Jimin "el pequeño beta" se presentará siendo un Omega?...
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Advertencia de contenido: Esta historia contiene temas maduros y contenido explícito destinada a mayores de edad (+18). Se recomienda discreción. Incluye elementos como dinámicas de BDSM, contenido sexual explícito, relaciones familiares tóxicas, violencia ocasional y lenguaje fuerte. No es un romance ligero. Es intenso, crudo y caótico, y explora el lado oscuro del deseo. ***** "Quítate el vestido, Meadow". "¿Por qué?". "Porque tu ex está mirando", dijo, recostándose en su asiento. "Y quiero que vea lo que perdió". ••••*••••*••••* Se suponía que Meadow Russell iba a casarse con el amor de su vida en Las Vegas. En cambio, encontró a su hermana gemela en una situación comprometedora con su prometido. Un trago en el bar se convirtió en diez. Un error en estado de ebriedad se volvió realidad. Y la oferta de un extraño se transformó en un contrato que firmó con manos temblorosas y un anillo de diamantes. Alaric Ashford es el diablo con un traje a medida de diseñador. Un multimillonario CEO, brutal y posesivo. Un hombre nacido en un imperio de sangre y acero. También sufre de una condición neurológica: no puede sentir: ni objetos, ni dolor, ni siquiera el tacto humano. Pero todo cambió cuando Meadow lo tocó, pues sintió cada emoción. Y ahora la posee. Legal y emocionalmente. Ella quiere que la destruya. Que tome lo que nadie más pudo tener. Él quiere control, obediencia... venganza. Pero lo que comienza como una transacción lentamente se transforma inesperadamente en un vínculo emocional que Meadow nunca vio venir. Obsesión, secretos que nunca debieron salir a la luz, y un dolor del pasado que amenaza con romperlo todo. Alaric no comparte lo que es suyo. Ni su empresa. Ni su esposa. Y mucho menos su venganza.
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