Dicen que el ser humano es sinónimo de humildad, humanidad es la definición de sensibilidad y misericordia.
El amor es una mejor definición de sensibilidad y misericordia, pero es un concepto tan poco creíble en la sociedad y en el mundo de hoy en día, que ya nadie cree en el.
Las bocinas y los cláxones de los autos me hacen regresar a mi realidad y observo que el semáforo ha cambiado a verde. Acelero y sigo hasta salir de la ciudad, tomó el desvío por la calle hasta detener el auto frente a la gran casa.
Respiro.
Exhalo.
Siento mi corazón acelerarse y aunque intentó luchar contra lo que me atormenta, a mi mente vuelven los recuerdos. Tomó con fuerza el volante y tengo que hacer un gran esfuerzo para apagar el coche y bajarme de este. Toco la puerta y el miedo hace estragos por todo mi cuerpo.
Me detengo frente a la puerta de madera y suspiro con fuerza. Debo irme, debo largarme de una buena vez y no mirar atrás, pero no puedo. Mi cabeza ha tomado una decisión, mientras que mi corazón ha tomado otra.
Las palabras de Alison y Skyler se repiten en mi mente y tengo que hacer un gran esfuerzo por no derrumbarme:
-Él se hundirá Rebecca, y cuando ese momento llegué, tú te hundirás con él.
La puerta se abre e inmediatamente observo esos orbes verdes hipnóticos.
El dolor emerge en mi interior y mis ojos se llenan de lágrimas.
Él sabe porque he venido.
Sus ojos verdes buscan los míos y me atraviesan con intensidad, como si pudiera atisbar cada segmento de mi alma.
Aunque la verdad es esa.
Daniel Wilson podía ver a través de mí con una facilidad desarmante.
Daniel Wilson conseguía hacerme sentir un cosmos infinito en un solo segundo.
Daniel Wilson tenía el poder de desvestir mi alma con una sola mirada.
Y quizás, ambos estábamos destinados a ser en mundo que no estuviera tan jodido.
A ser en nuestro pequeño paraíso.
Porque con él, con él me sentía invencible ante todo... Inclusive de mis demonios.
Pero ese... ese solo sería el comienzo de nuestra perdición.