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Eli cayó en cada una de sus mentiras, se embriagó con el dulce veneno de sus labios y cedió a cada uno de sus caprichos. Se entregó sin meditar las consecuencias de sus actos; destruyendo todo a su alcance. La avaricia, el egoísmo y el deseo inmensurable; más aquel hombre que sería su perdición. Maximilian Schmitz un hombre insaciable y capaz de todo... de absolutamente todo por saciar su codicia. Sin importar que implique manchar sus manos; arrastrará a Elizabeth Hughes a su propio infierno del cual ya no querrá escapar. ¨ Dulce como el veneno, disfrazada de inocencia¨ Le había dicho en apenas un murmullo ¨ Una adicción¨ tragó saliva¨ eres peor de lo que aparentas ser, Eli...¨
Suspiré tan alto que por un momento sentí un pequeño mareo recorrer mis entrañas. Era la octava vez en la semana que tocábamos en el mismo tema, no comprendía cuál era el entusiasmo porque me presentara a aquella prueba de trabajo.
Además, no entendía por qué yo seguía negándome.
¿Miedo? No era posible, no le temía a nada.
Costumbre... probablemente; capaz, se debía a los dos años enteros trabajando para Carter y, sin duda, ya no estaba tan joven, otro punto a tener en cuenta.
Me encontraba cómoda en este lugar, y, según mi jefe, ese era el problema.
- No puedes estancarte en esta pequeña empresa de robótica, Eli, tienes mucho potencial y lo sabes -alegó-. Eres joven -bamboleé-, necesitas crecer, pequeña. Noah es un gran amigo desde hace años, le tengo mucha confianza. Él me brindó esta oportunidad hace poco y no te inquietes, casi la acepto... Yo la habría aceptado, pero mírame -señaló su pesado cuerpo de anciano.
En cierta forma, era verdad, sus anteriores cabellos dorados se habían marchitado, dejando como resultado a un hombre arrugado y jorobado. Por poco mi boca se arruga formando un puchero, no obstante, me contuve y le dediqué una pequeña sonrisa.
-Esta oportunidad es perfecta para ti, pequeña. Yo confío en ti, Eli... créeme que no te hubiera recomendado con Noah si no creyera que eres capaz - extendió con torpeza sus manos como si imaginara mi nombre en una cúspide -Elizabeth Hughes, futura directora de operaciones de Ingegerd Robotics.
Ya puedo imaginarlo.
Sonreí, siendo parte de aquella fantasía loca.
Carter realmente encendió una llama de esperanza en mí y elevó mi confianza.
-Claro, si logras obtenerlo, pequeña -soltó entre risillas el anciano -, de lo contrario, nos veremos de nuevo el sábado -carcajeó -. Y en realidad no me apetece verte el sábado.
Sabía que era capaz de lograrlo, pan comido...
Ya casi alcanzaba los treinta y un años de vida, todavía no tenía una pareja, ni hijos... y capaz jamás los tendría. Mi carrera era todo para mí, y aunque por un tiempo me estanqué, sentía en realidad que dar este paso sería lo más colosal e importante de mi vida. Me había dedicado tanto a estudiar y a prepararme, que ya era el momento en que todos mis sacrificios dieran frutos.
Ingegerd Robotics; te está buscando...
Gran revelación, el futuro está más cerca de ti.
Viernes 10 p.m
En el salón de eventos de Ingegerd Robotics.
- Presta atención -advirtió mi jefe -. Busca a Noah, él te ayudará. Y por el amor de Dios, ve con tu ropa más formal... vas a un nido de buitres hambrientos. Te destrozarán si te ven vulnerable
Asentí, no se trataba de mi primera vez en esta clase de eventos. No le temía a personas en esta etapa de mi vida... y qué errada estaba...
-No llames demás la atención -continuó-. Sin embargo, no te quedes en las sombras, Eli...
Volví a asentir con la cabeza.
El día transcurrió igual que siempre, y cuando el reloj marcó las ocho y media de la noche, tomé mis cosas y salí de prisa hacia casa, apenas tuve tiempo de despedirme, pero sin dudarlo estaba dispuesta a arriesgarme... un cambio, en todos los aspectos, estaba segura de que si lo lograba ganaría en un día lo que ganaba ahora en un mes completo.
El anciano me había envuelto en su fantasía definitivamente y ya no podía escapar.
Ingegerd Robotics...
Apenas arribé a casa, me deshice de todas mis pertenencias e ingresé a la ducha. El agua se sentía tibia; sin embargo, me atreví a cerrar un poco más el grifo con la intención de que el calor incrementara más.
Ingegerd Robotics...
Llevaba dos años atrapada en esa compañía y por un instante pensé que ese sería mi futuro. Que allí era donde debía estar, y tal vez sí... pero deseaba que no. Algo en mi interior siempre supo que me aguardaba algo más y este acontecimiento podría ser mi algo más en mi existencia, el progreso que tanto tiempo había esperado.
Y es que si lo conseguía... No podía ni imaginarlo.
Realmente estaba feliz.
Di un paso hacia adelante y me metí bajo el chorro de agua caliente; mi cuerpo se sumergió en un estado de trance que me pareció una eternidad. Mientras tanto, mis dedos danzaban suavemente sobre mi piel, provocando chispas de vigor.
Una sola cosa se seguía repitiendo en mi atormentada cabeza...
Ingegerd Robotics... Elizabeth Hughes futura directora de operaciones.
Eché la cabeza hacia atrás y froté con gentileza mis dos montañas mojadas.
Rozando con escaso disimulo las puntas de mis dedos contra mis pezones para, luego, apretarlos con firmeza.
Ahogué un grito de placer y repetí nuevamente el proceso.
Elizabeth Hughes futura directora de operaciones.
Cada vez que lo pensaba, un hormigueo se apoderaba de todo mi cuerpo, enardeciendo todo a mi alrededor. Y es que en el fondo algo en mí anhelaba arder.
Sonreí aún más ilusionada que hace dos segundos, y es que en mi mente ese puesto ya era mío, lo estaba manifestando y estaba consiguiendo atraerlo a mí.
Me hallaba completamente segura.
Me di permiso para abrir mis dos piernas, permitiendo que el agua caliente rozara la abundante humedad que ya se encontraba en mí.
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