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Jazmín Watson a es una mujer felizmente casada con un esposo perfecto, o eso creía ella, una infidelidad por parte de su amado jazmín decide dejar su casa e irse lejos de todo aquel drama; pero aquello solamente era el comienzo. Estando lejos de su natal ciudad conoce a Santiago Sandoval, un padre en apuros que necesita una profesora urgente para sus traviesos hijos. Pero el amor entre Santiago y Jazmín no tarda en surgir.
Jazmín.
A sus 25 años era licenciada en atención a la primera infancia, pero nunca ejercí su profesión porque su sueño era quedarse en casa y mantener el hogar limpio para la llegad de su marido en las noches, todos los días le llevaba el almuerzo y cenaban juntos, eran la pareja más envidada de la sociedad. Era hija del empresario Mario Watson y su esposo Antonio salas, el socio preferido de su padre.
Se conocieron en una gala benéfica organizada por mi padre para ayudar a personas de bajos recursos, después de aquella noche no se separaron, su padre estaba orgullosa de ella por haber escogido al mejor hombre del mundo, su madre se emocionó aún más cuando supo que se iba a casar.
Sus mejores amigas fueron las damas de honor junto con el hermano y amigos de Antonio, nuestra boda fue la mejor del siglo según los medios de comunicación, lo cual es un título que Jazmín lleva con honor. Mario Watson junto con el consentimiento de su hija le cedieron el puesto de presidente de la empresa a su amado Antonio, ese día fue el mejor para toda la familia.
Me encontraba sentada en los sillones de la sala esperando a mi esposo, mientras veía por netflix una serie, miro su teléfono y el reloj marcaban las de 10:30pm, Antonio nunca se demoraba tanto y si lo hacía me decía que llegaría tarde, no me gustaba dormir hasta que mi esposo estuviera conmigo en la cama. Estaba dispuesta ir a la compañía para ver sucedía, pero en ese momento entro Antonio con los ojos muy cansados.
- Hola amor, lamento llegar tarde, pero necesitaba arreglar algunos problemas- dice Antonio acercándose hasta caer en el sofá.
- Tranquilo cariño, es tu trabajo.
- Comí algo de camino, iré a bañarme para acostarme.
- Está bien cariño, yo guardare tu cena en el refrigerador, ya subo. - Antonio sube y yo me dirijo a la cocina, apago el televisor y subo hasta nuestra habitación.
puedo escuchar la voz de Antonio desde el baño, me acerco a la puerta y trato de escuchar con quien habla, ya que a esta hora no contesta el teléfono para estar conmigo.
- Maritza te dije que no me llamaras cuando estoy en casa, jazmín puede sospechar algo- de inmediato se forma un nudo en mi garganta- sabes que la que me encanta eres tú, aquella insípida mujer no me da lo que necesito, además cuando me divorcie de ella ya que nunca firmo en contrato pre-nupcial y la muy estúpida perderá su parte de la empresa porque ella pensó que nunca nos divorciaríamos.
Escuchar aquello le basto para romper su corazón, Antonio estaba con ella por simple interés y no por amor.
Busco sus maletas y abrió el closet para tomar la mayor cantidad de ropa y zapatos, su esposo suele tardar más de lo normal en el baño y eso le da ventajas para irse más rápido, en una parte del closet ella tenía una pequeña caja fuerte donde guardaba dinero desde que era muy joven y algunas joyas que heredó de su abuela, con eso le bastaría para mantenerse por unos meses.
Bajo las escaleras corriendo y tomo las llaves del auto deportivo de su esposo y salió a toda marcha del recinto familiar, manejo durante toda la madrugada durante todo el trayecto recibió llamadas de todo el mundo para saber su paradero, pero el plan no era que encontraran, así que tiro el teléfono por la ventana del auto y escucho el estruendo que hace al estrellarse en el suelo. Eran alrededor de las 8:00am y decidió hacer una parada en un restaurante de un pueblo; al entrar todos en el lugar se me quedaron viendo como un bicho raro lo cual me hizo sentir incomoda, me acerco al mostrador y hago mi pedido.
- Buenos días, me regala un café y unos panqueques con chocolate.
- Claro, tomo asiento en alguna de las mesas- hago caso hago que me dice la mujer y me siento en la primera mesa que veo, por la ventana puedo ver el pintoresco pueblo lo cual desprendía una vibra brillante y cálida- aquí tiene su pedido- dice la mujer colocando el plato en frente de mi- te ves cansada mujer- la mujer se sienta en frente mí.
- Estoy cansada, he manejado toda la madrugada- respondo.
- Esto es un hostal- restaurante, las habitaciones las alquilamos por 30 dólares la noche, no muy extravagante, usted se ve de clase alta y con ver su hermoso auto más lo creería.
- La habitación no importa, solo quiero bañarme y relajare un poco- tomo mi cartera y pago los 30 dólares- deme un habitación- la mujer sonríe y toma el dinero para dirigirse al mostrador y tomar una llave.
- Aquí tienes- me da las llaves y le sonrío en forma de agradecimiento- por cierto, mi nombre es rosa, la entrada del hostal está afuera y este desayuno corre por cuenta de la casa.
- Gracias rosa.
Sigo comiendo mi desayuno y veo pasar la gente de un lado para otro, viviendo su vida sin ningún problema, mientras ella se moría por dentro, su corazón estaba completamente roto, nunca pensó que el que era el amor de su vida la había traicionado. La campana del restaurante suena sacándome de aquel trance del dolor, una mujer saluda a rosa y coloca un cartel en un tablero donde había muchos afiches.
- ¿otra profesora? - pregunta rosa curiosa.
- A el señor McCain lo agrado mucho la anterior profesora, dice que sus métodos no son los correctos para enseñarles a unos niños.
- Es muy exigente, va acabar con todas las profesoras del pueblo.
- Solo busca lo mejor para sus hijos
Aquella conversación le llamo mucho la atención, podía conseguir más dinero trabajando para luego seguir viajando hasta estar completamente lejos de todo lo que le aterraba. Me levanto de la mesa y camino hasta donde están las dos mujeres parloteando.
- Fue inevitable no escuchar su conversación- digo cuando estoy con ellas- pero yo soy profesora.
- ¿Cuánta experiencia tienes? - pregunta la mujer.
- Nunca logre ejercer porque a mi ex –esposo no me dejaba trabajar- respondo con un poco de pena, veo a la mujer dudar y luego mirar a rosa- mire, si después de una semana no han encontrado a alguien puede encontrarme aquí, si decide venir después de una semana proalmente no esté aquí y habrá perdido a la mejor educadora que pudieron tener aquellos niños
Me doy la vuelta y salgo del lugar, en frente de este había una pequeña farmacia y me encamino hasta llegar a ella, necesitaba comprar un tinte de cabello, nadie podía conocer soy realmente o si no está escapada habría sido en vano.
- Buenos días bienvenida- me recibe la chica del otro lado del mostrador.
- Hola, busco un tinte de color negro con matiz azul- la chica se da la vuelta y busca el tinte que le pedí para luego regresar unos segundos después con el tinte.
- Es una bonita elección- dice- ¿eres nueva por estos lares? Porque nunca te había visto.
- Solo estoy de paso.
- Está bien- responde está muy alegre- haciéndome recordar a Melissa, su mejor amiga, ella es la más feliz de nuestro grupo de amigas y será una de las primeras que contactare cuando tenga un teléfono nuevo- son 3 dólares- busco en mi bolso el billete y se lo doy para luego salir de la farmacia con mi tinte.
Vuelvo a cruzar la calle y me dirijo al auto para sacar la maleta que llevaba conmigo subo hasta la habitación que me rento rosa, al entrar pude notar que era muy acogedora, tiene una cama, un sillón y un baño. Me percato que no tengo un recipiente en donde echar la mezcla y me maldigo por lo haberlo pensado antes. Vuelvo a bajar y cruzar a la farmacia, dentro había un hombre de por lo menos 1.85 de altura con un sombrero vaquero, se ve realmente imponente, su espalda se ve tan grande que dan ganas de acostarse encima de él, no se ve encorvado como una persona alta normalmente estaría y eso lo hace ver atractivo. La chica de la farmacia me ve y sonríe, de inmediato el hombre voltea y lo primero que me impresiona son sus hermosos ojos color azul.
- Sabía que ibas a volver, se me olvido entregarte esto- dice la chica para luego agacharse y tomar algo del mostrador de abajo, de ahí saca el recipiente donde de hecha la mezcla del tinte.
- Gracias- respondo un poco tímida ya que el hombre tiene su intensa mirada sobre mí- ¿tienes unas tijeras que me prestes?
- Este cambio va enserio- la chica me pasa las tijeras y salgo del lugar como alma que se lleva el diablo.
Miro por última vez la melena rubia y larga que tanto me caracterizaba, aquellos rizos de oro que tanto le gustaban a su abuelo iban a desaparecer para siempre. Las lágrimas no tardan en salir al ver el resultado de lo que hice, el cabello que antes llegaba hasta la cintura ahora está por encima de mis hombros y de color negro.
HOLA, estoy aquí con otra historia, espero que sea de su agrado
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