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Clara Martínez, secretaria ejecutiva en Cortés & Asociados, se enfrenta a la llegada del nuevo director general, Alejandro López. Conocido por su carácter implacable y su renombrada eficiencia, Alejandro causa un cambio inmediato en el ambiente de la oficina. Tras ser presentada formalmente, Clara lo guía por la empresa, notando que, a pesar de su profesionalismo, Alejandro muestra una calidez inesperada. A medida que la jornada avanza, Clara se siente intrigada y un tanto ansiosa por lo que el futuro le deparará con este nuevo y enigmático jefe.
El timbre del reloj marcó las nueve en punto, y el bullicio habitual de la oficina de Cortés & Asociados comenzaba a apoderarse del ambiente. Clara Martínez, la secretaria ejecutiva de la empresa, estaba sentada en su escritorio, organizando documentos con una precisión meticulosa. A sus veintisiete años, Clara había aprendido a manejar el caos de la oficina con la misma destreza con la que organizaba su agenda, pero hoy había algo en el aire que no podía ignorar.
La noticia del día era el nuevo jefe. Alejandro López, un ejecutivo de renombre conocido por su eficiencia y su carácter implacable, estaba a punto de tomar las riendas de la empresa. Clara había oído mucho sobre él: un hombre de mirada penetrante y un currículum impresionante, pero poco más sabía.
Mientras se concentraba en el trabajo, el ruido de la puerta principal de la oficina se hizo más notorio. Clara levantó la vista para ver al director general de la empresa, el Sr. Cortés, junto con un hombre alto y elegante, vestido con un traje a medida que resaltaba su presencia. La llegada de Alejandro era como un huracán que parecía transformar la atmósfera a su alrededor.
-Clara, por favor, ven un momento. -El Sr. Cortés la llamó con un tono que no admitía discusiones.
Clara se levantó de su silla, sintiendo una mezcla de nerviosismo y curiosidad. Al acercarse, Alejandro la observó con una intensidad que la hizo sentirse incómoda, pero también extrañamente reconocida.
-Clara, este es Alejandro López, nuestro nuevo director general. Alejandro, ella es Clara Martínez, nuestra secretaria ejecutiva.
Alejandro extendió una mano firme, con una sonrisa que no lograba ocultar una sombra de desafío.
-Un placer conocerte, Clara.
-El gusto es mío. -Respondió ella, estrechándole la mano con firmeza.
-Clara será tu contacto principal para todo lo relacionado con la oficina. Confío en que se encargará de que tu transición sea lo más suave posible. -Dijo el Sr. Cortés con una sonrisa de complicidad.
Alejandro asintió, su mirada se posó brevemente en Clara antes de volver a enfocarse en el Sr. Cortés.
-Estoy seguro de que Clara será una gran ayuda. -Dijo Alejandro con un tono que indicaba que ya había evaluado a Clara con una rapidez calculadora.
El Sr. Cortés se despidió, dejando a Clara sola con el nuevo jefe. Alejandro se acercó a su escritorio con paso decidido.
-Bien, Clara, ¿puedes darme un recorrido por la oficina y mostrarme dónde están los archivos importantes? Tengo una reunión en una hora y me gustaría estar preparado.
Clara asintió y comenzó a guiarlo por los pasillos de la oficina, explicando brevemente el funcionamiento de cada área. Alejandro escuchaba atentamente, haciendo preguntas precisas que demostraban su experiencia y conocimiento. A pesar de su actitud profesional, Clara no pudo evitar notar un toque de calidez en su manera de interactuar, algo que contrastaba con la imagen que había escuchado sobre él.
-Así que, ¿cuánto tiempo llevas en la empresa? -preguntó Alejandro mientras entraban en la sala de archivos.
-Tres años. -Respondió Clara-. Empecé como asistente administrativa y luego ascendí a secretaria ejecutiva.
-Entonces, conoces muy bien el funcionamiento interno. Eso es bueno. -Dijo Alejandro, mirando alrededor con una expresión de evaluación.
Cuando terminaron el recorrido, Alejandro le hizo un gesto para que se acercara a su oficina. Clara se encontró en el umbral de una nueva etapa profesional, sabiendo que su rol iba a cambiar considerablemente con la llegada de Alejandro.
-Gracias por tu ayuda, Clara. -Dijo Alejandro-. Si necesitas algo o si hay alguna cuestión que deba saber, no dudes en decírmelo.
-Por supuesto, Alejandro. -Respondió Clara, sintiendo una mezcla de respeto y nerviosismo.
Con un último vistazo, Alejandro cerró la puerta de su oficina, dejando a Clara sola en el pasillo. Mientras regresaba a su escritorio, Clara no podía evitar preguntarse qué le depararía el futuro con este nuevo jefe. La atmósfera en la oficina había cambiado, y con ella, una sensación de expectativa se instaló en el aire.
Las horas avanzaron y Clara se encontró pensando en la seriedad de Alejandro, en la manera en que parecía conocerlo todo sobre el negocio sin haberlo vivido. También pensó en la manera en que sus ojos se habían encontrado brevemente, creando un vínculo fugaz que dejó una impresión duradera.
Cuando el día terminó y Clara se dirigió a casa, la imagen de Alejandro López seguía en su mente. Sabía que las próximas semanas serían desafiantes, pero también sentía que algo más estaba en juego, algo que iba más allá de los límites de la oficina y que podría cambiar su vida de maneras que aún no comprendía.
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