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Paloma Ferrer, una joven trabajadora de corazón inocente, emprende una búsqueda desesperada para encontrar a su padre biológico y obtener ayuda. En su camino, se encuentra con la enigmática familia Montiel, especialmente con Diego Montiel, un heredero CEO. Mientras Paloma lucha por sobrevivir y cuidar de sus dos hermanos, Diego se sumerge en un estilo de vida desenfrenado, centrado en fiestas y relaciones superficiales, ajeno a las responsabilidades familiares.Diego no cuenta con que su padre, quien conoció a la madre de Paloma en su juventud y fue su gran amor, decepcionado de su heredero, decidiera nombrarla a ella como su nueva heredera.¿Qué hará Diego para recuperar su fortuna?
Paloma,
Estoy agotada, física y emocionalmente, después de una extenuante jornada laboral. Anhelaba el confort del hogar, buscaba un respiro en mi santuario personal. No obstante, al abrir la puerta, la realidad me golpeó con fuerza. La casa estaba sumida en el caos: platos sucios formaban una torre inestable en el fregadero, el desorden se apoderaba de cada rincón. Aquella imagen me recordó lo arduo que es mantener la calma al encargarse de una familia, especialmente cuando el apoyo es escaso y la soledad se hace eco en cada rincón.
Hace cinco años, un trágico suceso cambió mi vida para siempre. Julio, mi ancla y figura paterna, falleció en un fatídico accidente automovilístico. Mi madre, incapaz de soportar la pérdida, sucumbió más tarde a una enfermedad cardíaca. En aquel momento, con apenas dieciséis años, me vi sumergida en la responsabilidad de cuidar de mis hermanos menores: Flor, una niña de seis años, y Julio, un preadolescente de doce.
Desde entonces, mi existencia ha estado marcada por el constante trajín de trabajar como mesera. No siento vergüenza alguna por este oficio honrado que me ha permitido sostener a mi familia. La secundaria se convirtió en una batalla que luché como pude; el sueño de la facultad quedó en pausa, víctima de las circunstancias implacables de la vida.
Al regresar a casa, me encuentro con la figura serena de mi abuela, reposando en el sofá. Su cabello oscuro y sus ojos verdes son un reflejo de la genética que compartimos. En ese instante, el sofá se convierte en un puerto seguro, un lugar donde la fatiga se encuentra con la calidez de la familia, aunque la realidad sea tan desafiante como un viento frío en pleno invierno.
-¡Hola!
-¿Ya te pagaron? -me pregunta mi abuela.
-No, abue, hasta la próxima semana; estoy agotada -me dejo caer en el sofá.
De repente, entra en escena uno de los chicos más atractivos que he tenido el placer de conocer: mi hermano Julio. Aunque guardo esa observación para mí misma, porque ya tiene esa seguridad que lo hace creerse merecedor de todos los elogios. A pesar de ser tres años menor que yo, su presencia se impone. Su estatura supera la mía, y no puedo evitar notar cómo se erige con una confianza que heredó de algún lugar profundo.
El cabello castaño de Julio enmarca su rostro de manera natural, y sus ojos oscuros, profundos como un pozo sin fondo, capturan la esencia de su personalidad. La similitud con nuestro padre es innegable, como si la genética hubiera trazado líneas que conectan generaciones. Su figura evoca recuerdos de tiempos más simples, cuando la risa y las travesuras eran moneda corriente en nuestro hogar. Ahora, él se para frente a mí, una encarnación viva de los vínculos familiares y la persistencia de la memoria.
-Te ves horrible -me besa en la mejilla.
-¿Fuiste a la escuela no?
-No, exactamente -bromea.
¿Qué haré con él?
-Déjame adivinar, ¿no había clases verdad, otra vez?
-Exacto.
-Ya dejen de discutir; cocina algo, no -me dice mi abuela.
La amo, pero es muy machista; siempre las mujeres deben hacer todo según ella. Su sueño es que yo deje de trabajar y me case con un rico. Río por dentro. Como si eso fuera a pasar.
-Ahora veo qué preparo -le digo.
Después de tomarme un breve respiro, me encaminé hacia la cocina. Aunque las opciones eran limitadas, estaba decidida a preparar algo; ese instinto lo heredé de mamá. Recuerdo cómo siempre se las arreglaba con lo que tenía a mano; su destreza en la cocina era casi mágica. Su ausencia se hacía más evidente en esos momentos de improvisación culinaria; oh, cómo la extraño.
Inmersa en mis pensamientos, siento un abrazo reconfortante por detrás. Es Flor, mi pequeña princesa.
Flor es la encarnación física de unión entre Julio y yo. Su cabello oscuro cae en suaves mechones, y sus ojos verdes reflejan la herencia genética que compartimos. Agradezco internamente que haya heredado mi personalidad, una mezcla de determinación y calma, a pesar de ser la menor. Me reconforta saber que no tendría que lidiar con dos hermanos rebeldes; Flor es el equilibrio que necesitamos en esta familia marcada por pérdidas y desafíos.
-No hay nada -me dice.
-Ahora inventamos algo, mi amor.
-Yo te ayudo.
-Ve a hacer tu tarea.
-Ya lo hice.
-Eso es, mi amor; tú debes estudiar mucho, no como el flojo de Julio -la besé en la mejilla.
Preparé arroz blanco con trozos de carne.
-Esto, Paloma -se queja mi abuela.
-No hay otra cosa, abue; mañana consigo dinero.
-Siempre lo mismo, maldita pobreza -se queja Julio.
-Entonces, estudia; así tendrás más oportunidades -le digo.
-Eso no sirve de nada.
-Julio, sabes que no pude seguir estudiando; tú sí puedes, aprovecha. Ya le dije varias veces que lo puedo apoyar, pero no quiere. No quiero que mis hermanos pasen por lo que yo pasé; sin estudios, me fue difícil conseguir un buen trabajo.
-No te gastes, Paloma. Ernesto otra vez preguntó por ti -me cambia de tema.
-Ni se te ocurra, Paloma -me regaña.
Otra vez el mismo asunto.
-Sabes que es un muerto de hambre, Paloma; mira lo bonita que eres, puedes tener a alguien mejor.
-No me interesa tener novio, ni Ernesto, ni nadie.
-A mí sí me gusta la comida -cambia de tema Flor; no la puedo amar más.
-A ti todo te gusta, mi amor -tan chiquita y es mi mayor apoyo.
Cerré la puerta tras de mí y me dirigí a mi santuario personal, mi habitación. El cansancio pesaba en cada músculo, pero antes de rendirme completamente, decidí sumergirme en el reconfortante abrazo del agua. Un baño relajante para liberar las tensiones acumuladas durante la jornada.
El sonido del agua cayendo suavemente fue como una melodía que disipaba la fatiga. Cada gota que tocaba mi piel llevaba consigo la promesa de un breve alivio. Me sumergí en ese pequeño oasis de tranquilidad, dejando que el calor del agua deshiciera los nudos invisibles que se formaban a lo largo del día.
Tras el baño, envuelta en la suavidad de una toalla, me encaminé hacia la cama. Esa cama, testigo silencioso de tantos días agotadores, se presentaba como mi refugio final. Cerrar los ojos y dejarme envolver por la oscuridad de la habitación era mi parte favorita del día.
El colchón acogedor recibió mi cuerpo con un suspiro de alivio. Cada músculo relajado, cada pensamiento disperso. Era el momento de rendirme a la serenidad nocturna, dejando atrás las preocupaciones del día. En ese instante, mi habitación se transformó en un oasis de paz, y la cama se convirtió en el puerto seguro donde la jornada agitada encontraba su merecido descanso.
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Celia Kane proviene de una familia adinerada, pero perdió a su madre a una edad temprana. Desde entonces, ha vivido una vida difícil. Peor aún, su padre y su madrastra le tendieron una trampa para que ella se casara con Tyson Shaw en lugar de su media hermana. No dispuesta a aceptar su destino, Celia se escapó el día de la boda y, accidentalmente tuvo una aventura con un desconocido. Al día siguiente, ella se fue en secreto y, más tarde, su padre la encontró. Habiendo fracasado en escapar de su destino, se vio obligada a convertirse en la novia sustituta. Inesperadamente, su esposo la trató muy bien después de la boda. Celia también conoció poco a poco que él tenía muchos secretos. ¿Descubriría Celia que el hombre con el que se acostó era en realidad su marido? ¿Tyson sabría que Celia era solo una sustituta de su media hermana? ¿Cuándo iba a descubrir Celia que su anodino marido era en realidad un magnate misterioso? Descúbralos en este libro.
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
La mala influencia de la mejor amiga de Mina Manson la lleva a cometer muchos errores una noche donde su vida cambia totalmente ya que debido a una escapada nocturna con su amiga termina drogada y ebria y lo peor de todo en brazos de un extraño. Paolo Scarton, un CEO arrogante de carácter fuerte y dominante quien no se deja impresionar por cualquier mujer y menos si la conoce en un club nocturno, pero extrañamente esa noche sucede algo que él no se esperaba. Conoce a Mina en un club nocturno y esta joven castaña lo impresiona desde el primer momento que la ve. Por desgracia su primera impresión fue todo lo que él imaginaba, Mina estaba drogada esa noche por culpa de su supuesta mejor amiga. Para mala suerte de la joven se mete en problemas con un sujeto, pero afortunadamente Paolo logra salvarla y sacarla de aquel embrollo. Pero ambos terminan teniendo sexo oral en el coche de Paolo y es cuando el CEO se queda impregnado de esa joven a quien la catalogaba como una cualquiera. Pero Mina era diferente y Paolo lo descubre cuando él termina follando con ella una tarde que la secuestra luego de salir de la universidad, ese día se da cuenta de que era virgen, desde entonces, su obsesión por ella se intensifica. Pero se le dificulta poder estar con ella cuando se da cuenta de los padres de la misma son complicados, cuando la mejor amiga de Mina es una envidiosa y cuando su mano derecha se encapricha de su chica.
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.