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ESPERANZA MEDINA es una mujer que vivió sola desde niña, nunca conoció a su familia porque fue abandonada en un orfanato hasta que cumplió su mayoría de edad, cuando recién cumplió 22 años conoció a un hombre en su trabajo de medio tiempo en un local de comidas rápidas, para ella fue amor a primera vista, ese hombre era un sueño inalcanzable para ella, al ser una mujer solitaria no tenía amigos y pocas aspiraciones.
ESPERANZA MEDINA PRIMER AÑO DE MATRIMONIO.
Me miro por última vez en el espejo antes de salir de la habitación, tengo todo listo para celebrar mi primer aniversario con José, desde que lo conocí mi vida dio un giro de 180 grados, me enamoro desde el primer momento en que lo vi y hoy dos años después de eso le agradezco a dios él haberlo conocido, es tan cariño y detallista que a veces siento que no merezco un hombre tan bueno como él.
Miro el hermoso vestido azul corte de corazón y el hermoso collar de perlas que encontré esta mañana en mi cómoda, después de hacerme el amor me entrego los regalos para celebrar esta noche, prepare una cena y deliciosa y le compre un regalo, no se lo di esta mañana, pues sentí que lo mío era poca cosa en comparación a los suyos, pero sé que le va a gustar.
Bajo al recibidor y mis manos sudan, estoy nerviosa por mi aspecto, José sabe muy bien que no me gusta la ropa con escote y menos en forma de corazón pues mis senos están muy expuestos y su tamaño no me ayuda, pero su respuesta siempre es la misma, me encantan tus senos y fue lo primero que vi al conocerte, cada vez que me regala ropa hace lo mismo, pero no dejo de sentirme incómoda.
Miro el reloj de pared y marca las 8 pm, y como siempre llega a tiempo veo llegar el auto por la ventana, baja con un enorme ramo de rosas que me impiden ver su cara, están detallistas, corro a la sala para no ser descubierta y me siento para parecer lo más tranquila posible.
Los segundos se me hacen eternos, siento el sonido de las llaves al abrir la puerta y lo veo entrar como en cámara lenta, baja el enorme ramo en la mesita de centro y me lanzó a sus brazos apenas veo que soltó el ramo, no soporto más las ganas de besarlo.
- Amor te ves bellísima, sabía que este vestido era el ideal para ti.
- Gracias, sabes que me pongo estos vestidos solo para complacerte.
- Te ves increíblemente bella y sabes que es lo mejor.
- Que, dime y deja de mirarme tanto.
- Que esa belleza solo la puedo disfrutar yo, pasemos a la mesa quiero comer ese manjar que debes haber preparado.
Entre besos y risas pasamos al comedor, después de cenar pasamos a la sala y movió los muebles para que pudiéramos bailar, según él quería que recordáramos nuestros mejores momentos, coloco música suave y me tomo por la cintura, el amor estaba en el aire, sujeto mi nuca y me beso ferozmente, le respondí con la misma intensidad y sin soltarme me guía al sofá más cercano.
Me acomodó en el y levanto mi vestido cubriéndome la cara, quito mis diminutos pantis, escuche su suspiro al pasarlas por su nariz, sonreí divertida, siempre lo hace, le encanta mi olor, o eso dice, dejo de pensar cuando siento su lengua apoderarse de mi intimidad, sus besos me ponen a temblar y mi mente se nubla, me pierdo en el placer que me provoca.
AL DIA SIGUIENTE.
Me desperté un poco tarde y José ya no estaba, miro el reloj marca las 10 am, debió irse hace rato, no sé cómo él se levanta como si nada después de la noche que pasamos, yo me siento adolorida, solo de recordar todo lo que hicimos en el sofá y la alfombra me sonrojo hasta las orejas, me levanto con dificultad de la cama y llego al baño.
Después de un confortable baño me pongo algo cómodo y decido cocinar un delicioso almuerzo para JOSÉ, le llegaré de sorpresa a su oficina, me dejo un lindo mensaje en el celular acompañado de una transferencia para irme de spa, quiero al menos tener un detalle con él, preparo algo rápido, pero rico y subo a cambiarme, escojo un pantalón clásico negro con tacones altos y una blusa azul con un Blaise del mismo color del pantalón.
Mi ropa de salir es diferente, José no me deja usar nada escotado o demasiado revelador para salir, sus bellezas como las llama solo las puede mirar él, la verdad no me molesta, antes de conocerlo solo usaba suéteres anchos y sudaderas, lo único diferente era el uniforme de aquel restaurante de comida rápida y era una camisa blanca muy ajustada con unos jeans negros.
Término de arreglarme tomó mi auto para ir a la sede principal de la empresa de mi esposo, no somos millonarios, pero el negocio va muy bien y es que desde que me case vivo como una reina y le doy gracias al señor a diario por la bendición, ese extraordinario marido que me mando cuando más sola me sentía en la vida.
Llego a la empresa y como ya me conocen me dejan entrar, es una empacadora y la zona de las oficinas queda en el segundo piso, la de mi esposo es la más grande y está alejada de las demás, solo su secretaria está en esta zona, pero al no verla en su puesto supongo que está almorzando.
La puerta de la oficina esta entre abierta y al acercarme escucho risas, pero no es la voz de su secretaria, la señora María es una mujer mayor muy amable y la risa que escucho de alguien joven, me asomo con cuidado de no interrumpir, puede ser que este en una reunión importante, solo me asomare para que me vea y avisarle que le dejare el almuerzo en el escritorio de su secretaria.
Meto la cabeza por la abertura de la puerta y las risas habían parado, una rubia está de espaldas sobre su escritorio, pero no veo a mi esposo, esta mujer tiene los pies sobre su silla, con los ojos cerrados y las manos en la boca para acallar sus propios gritos, que hasta ese momento me percato que son gemidos ahogados.
Siento miedo, mucho miedo al pensar que sea mi José el causante de los gemidos de la rubia, pero, aunque se me partiera el corazón quería salir de la duda y al parecer mis suplicas fueron escuchadas, como en cámara lenta el hombre se levantó y pude verlo tomar los labios de la mujer con desenfrenó ese mismo desenfreno con el que me besaba a mí la noche anterior.
Mis lágrimas no tardaron en aparecer, la decepción y la tristeza me embargaron, deje caer la comida por accidente y ellos notaron mi presencia, él se sorprendió al verme y la mujer me miro con una sonrisa, pude reconocerla de inmediato, era hija de un socio de la empresa y la conocí en una cena de negocios.
- Esperanza que haces aquí, porque no me dijiste que venías.
Dejo a la mujer y camino hacia mí, pero retrocedí al instante, lo que menos quería era tenerlo cerca.
- Porque me hiciste esto, yo, yo te amaba José, deje mi vida a un lado.
- Esto tiene una explicación amor, escúchame por favor.
- Déjala José, ya era hora que tu gorda supiera que no es la única.
- Cállate y vete ROSMERI, esto es entre mi mujer y yo.
- No José, no quiero escucharte la que se va soy yo, quédate con tu mujer.
Sali corriendo de esa oficina, no le daría tiempo de seguirme, lo que menos deseo en este momento es verlo, no mire por donde iba y me golpee con alguien, me di un fuerte golpe y caí al suelo, al levantar la vista veo a mi suegro mirándome con desagrado.
- Esperanza a coso has perdido el juicio, porque corres por las oficinas.
- Lo siento señor DAVID, pero quiero irme de este lugar y no quiero que su hijo me detenga.
- Y se puede saber que paso, nada justifica este comportamiento, pensé que mi hijo te había enseñado modales, pero parece que mi esposa tenía razón y fue mala idea dejar que se casara con una mujer sin clase.
- No me hable de esa forma, hasta el momento ustedes no han tenido ninguna queja de mi comportamiento a diferencia de su hijo que esta con una mujer en su oficina.
Me enoja la actitud de este viejo y lo miro mal, mientras me levanto del piso, sus padres nunca me han querido, pero es la primera vez que este señor me trata de esta forma.
- Todo esto por algo tan normal, no seas ridícula Esperanza, mi hijo es hombre y aveces tenemos estas distracciones, deja de llorar y más bien pregúntate que estás haciendo mal para que tenga que buscar otras mujeres.
- Nada justifica que me engañe y hasta donde yo pensaba nuestro matrimonio iba de maravilla, pero parece que soy una maldita ilusa.
- Pero que te crees mujer, mi hijo te saco de un barrio miserable te dio una vida de reina no hagas drama y vete a tu casa a prepararle una buena comida.
Mi rabia aumentó al escuchar lo que me decía, pero preferí callar no pienso ponerme a discutir inútilmente con este señor y menos aquí, le di la vuelta y seguí mi camino, escuche como se burlaba, deje la empresa y conduje sin rumbo por horas, solo me detuve cuando me quede sin gasolina.
Me sentía miserable, amo tanto a José que su traición me destrozó el alma y el corazón, mi mundo perfecto se volvió un infierno en solo horas, no entiendo que paso, que hice mal, durante este último año nuestra relación iba de maravilla, teníamos intimidad casi a diario y nunca peleamos, no entiendo en que falle para que me hiciera esto.
Si fue por no embarazarme no es mi culpa, el medico dijo que pasaría en cualquier momento solo era cuestión de esperar, pero al parecer no soy suficiente para él, limpie mis lágrimas y llame una grúa para que se llevara el auto, tome un taxi para ir aquel lugar donde fui inmensamente feliz para recoger mis pocas pertenencias, no quería verlo, pero tampoco me voy a esconder, al final de cuentas fue él quien fallo, no yo y saldré de ese lugar con la frente en alto y la poca dignidad que me queda.
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