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Después de que el dueño de la clínica para la que trabajaba, arruinó su oportunidad de crecer laboralmente por no haber querido acostarse con él, la vida de Amelia se complicó durante varios años después de ese incidente. Ahora teniendo veintisiete, y trabajando en trabajos temporales mientras seguía luchando por la oportunidad de volver a ejercer como fisioterapeuta. Sin embargo, en una de esas cuando trabajaba como recepcionista de un pequeño motel en la madrugada, se vio involucrada a relacionarse en un secuestro de un niño. Haciendo lo posible para salvarlo ese día antes de que llegara la policía. Provocando que poco tiempo después recibiera una propuesta inesperada y desesperada de parte de un empresario que era muy conocido en la ciudad. Iván Calwell. "Señorita Amelia, ¿quisiera ser niñera de mi sobrino?" "...¿Si, dsculpe?" Trayendo un gran cambio a la vida de Amelia a partir de ese día.
Fue hace cinco años atrás que la vida de Amelia cambió. Había salido graduada como fisioterapeuta a sus veintidós años, y había conseguido un buen trabajo en una clínica privada que era muy conocida.
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Pero para su desgracia. Tan pronto como comenzó a trabajar, terminó envuelta en una serie de malas experiencias que el dueño de la clínica la sometía.
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Comenzando sus días, con una serie de miradas morbosas y comentarios sucios que la hacían sentir mucha incomodidad y molestia. Y más, cuando sus compañeros de trabajo ignoraban su situación como sino estuviera pasando a sus ojos, para no perder su trabajo nada más. Aunque los entendía.
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Por eso intentó resolver su problema ella misma a los cuatro meses que ya había estado trabajando. Decidida a enfrentar a ese jefe por la cantidad de acoso con que la trataba durante todo ese tiempo. Pero eso solo la llevo a una situación peor.
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El dueño de la clínica, cuando ella lo enfrentó en su oficina. Él intentó someterla con fuerza ese día para abusar de ella, por eso Amelia asustada, lo apartó y lo golpeó. Gritando que ahora si lo demandaría por todo los daños a los que fue sometida.
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Aunque desde el principio no tuvo ninguna oportunidad de poder cobrar justicia.
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Al dia siguiente, fue despedida por la agresión que cometió. Y a los pocos días le habían dado la noticia de que la demanda con el dueño de la clínica no procedería. Y en cambio, ella tendría que ser la que pagaría. Pagando una gran cantidad de dinero a su ex jefe por las lesiones que le hizo para no ser arrestada. Que en su momento, era una cantidad de dinero que no tenía, y que sus padres y sus hermanos tuvieron que buscar como podían.
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Planteándose así, la primera espina en su vida, y al mismo tiempo en su vida laboral.
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Cuando intentó conseguir trabajo en otras clínicas u hospitales. Su jefe, quien tenía muchos contactos en la industria de ese campo. Arruinó su reputación para que no consiguiera trabajo como fisioterapeuta en ningún lugar. E incluso si al final terminaba consiguiendo una oportunidad en una pequeña clínica de pueblo, en cuanto el maldito de su ex jefe se enteraba de eso. A la mañana siguiente era despedida sin una razón justificada, a pesar de que al principio había sido reconocida por los jefes del lugar.
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Pero gracias a esa experiencia, ese fue el ciclo que tomó su vida hasta actualidad. Rechazada en todos los lugares en donde podía ejercer la profesión que amaba, y al mismo tiempo incluso entorpeciendole la dicha de crecer ella misma. Ahora cumpliendo recientemente veintisiete, y trabajando a medio tiempo en muchos trabajos para llegar a fin de mes con las cuentas.
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Aunque sin así, Amelia no se rendía a la posibilidad de ejercer nuevamente su trabajo. Por eso se seguía esforzando cada día. A pesar de toda la dificultad que le ponían.
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"No...¿qué demonios hicieron en esta habitación?"
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Amelia miró con absurdo la habitación hecha un lío que estaba sucia de una manera irreal.
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Recientemente, había conseguido trabajo nocturno como recepcionista en un motel barato, le dijeron que se encargaría de canjear el pago de los clientes que llegaban, pero desde que empezó a trabajar. La hacían limpiar habitaciones cuando no le correspondía.
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Lidiando con cosas muy descaradas al momento de limpiar.
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"...¿Cómo fue que este dildo lo pudieron usar?"
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El tamaño del vibrador que recogió del suelo era descomunal. Midiendo como cuarenta centímetros aproximadamente. Que la hizo asombrarse y poner a trabajar a su imaginación de manera inconsciente, ante la idea de cómo la pareja que uso la habitación pudo usar ese vibrador tan grande en su intimidad.
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Pero tardíamente cuando ya tenía una idea, entendió que al final no se lo debería de imaginar. Por eso empezó a limpiar la habitación con gran agilidad mientras mantenía una mueca, recogiendo del suelo condones usados, y limpiando con un trapo las paredes del baño que estaban manchadas de semen seco.
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Siendo difícil de limpiar por un buen tiempo, pero no imposible. Terminando de limpiar la habitación luego de unos cuarenta minutos.
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Empezando después, ha dirigirse al lugar de la recepción en donde debería de estar. Dejando caer su cabeza a un escritorio feo. Mostrando en su mirada lo cansada que estaba.
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'Si la paga no fuera buena, ya hubiera renunciado hace mucho y hubiera mandando este motel barato al diablo...'
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Pensaba suspirando.
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Porque si ahora no necesitara el dinero para muchas cosas, ya hubiera renunciado y buscado otro trabajo. Pero tristemente la paga del turno nocturno de ese lugar era bastante buena. Tan buena que compensaba limpiar semen seco y recoger vibradores de tamaños locos de vez en cuando.
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Sin embargo, cuando quiso descansar un poco cerrando los ojos. El sonido del tintineo de la puerta de la entrada la hizo despertar, apresurandose a levantar rápidamente su cabeza, para recibir a la pareja que creyó que llego. Pero en su lugar, fue un hombre de apariencia desgastada con una maleta grande con quien se encontró. Mirándola ese hombre de una manera sombría.
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Acercándose a la cabina de recepción, mientras se limpiaba la nariz y se rascaba sus brazos de manera continua.
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"Acabo de llegar de mi viaje. Quiero una habitación." el hombre demando de forma desagradable.
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Por eso Amelia tardó en salir del trance que la tenía ida, ya que ese hombre no le generaba de ninguna manera buena espina.
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"...Serian XX para que use una habitación un día."
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"No, solo me quedare hasta el amanecer"
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Le dijo una vez más en ese tono muy frívolo y desagradable. Que hizo que la mandíbula de Amelia se tensase, pero al ver esta vez como el hombre empezaba a evitar el alguno de las cámaras de seguridad para que no grabaran su rostro.
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'Definitivamente este hombre no anda en algo normal'
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Confirmando, que ciertamente algo no estaba bien con ese hombre que llego a un motel barato con la excusa de un viaje a las dos de la madrugada. Pero aún así, no quiso indagar más porque sentía instintivamente que era un peligro. Y solo le dio una llave de una habitación para que se fuera rápido tras pagar en efectivo, arrastrando en el proceso la gran maleta negra con la que llego.
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Sin tardar Amelia en exhalar de la cabina de recepción una vez que se perdió de su vista. Para después de media hora, tomar su celular y buscar por mera curiosidad en la sección de noticias a ver si aparecía la cara de ese hombre sombrío como un criminal o algo.
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Pero que para su desgracia, en definitiva apareció. Volviéndose su rostro pálido mientras se enderezaba en su silla, al ver la cantidad de noticias que había.
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[Jeff Valley, un hombre de cuarenta y dos, que era chófer de la casa Calwell se busca de cometer secuestro al sobrino del presidente de Industrias Calwell hace dos días. Las autoridades están trabajando en su captura día y noche]
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"Haaa..."
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Tras leer eso, la mente de Amelia tuvo un bloqueo total. Apretando con fuerza su celular a pesar de que sus manos temblaban. Sintiendo como no podía respirar mirando fijamente la pantalla.
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'¡En definitiva ese hombre es Jeff Valley!'
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Estaba segura. Aunque en la fotografía de las noticias se veía de forma más prolija y limpia con su cabello largo, no cabía duda, de que ese hombre descuidado que acaba de pedir una habitación era el que secuestró a un niño de una familia rica.
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Causándole dolor de cabeza a Amelia tan pronto como lo proceso.
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'Entonces por eso traia una maleta gigante...ahí debería de estar ese niño para el que trabajaba'
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Se frotó la sien de la frustración. Dejando de mirar la sección de noticias de internet, y empezando a buscar el marcador de llamada de su teléfono. Para llamar de manera inmediata a la policía y reportar que allí estaba el criminal que buscaban.
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Sin embargo, tan pronto como terminó de reportar todo, Amelia se encontró con la vista de ver a Jeff nuevamente caminando por el pasillo mientras hablaba con alguien por teléfono. Con ese habito de limpiar su nariz y rascar sus brazos de manera simultánea. Saliendo por la puerta del motel sin decirle nada. Con una gran prisa que hizo a Amelia reaccionar.
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Poniéndose de pie, y tomando un llavero gigante que tenía repuesto de todas las habitaciones del motel. Para después salir de la cabina de recepción y empezar a correr a la habitación de Jeff, con el pensamiento de que en cualquier momento llegaría la policía y lo atraparia.
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Aunque primero debía asegurarse que ese niño que estaba en la maleta estuviera con vida. Porque hasta ahora fue retenido durante dos días. Y solo quedaba imaginarse lo peor.
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Por eso Amelia tenía prisa tras llegar frente a la habitación de Jeff.
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"Ábrete ábrete, vamos"
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Forzando casi todas las llaves en el cerrojo de la puerta, hasta que la indicada fue la que usó. Logrando abrirla poco después y ver lo oscura que estaba la habitación. Pero solo estaba concentrada en buscar la maleta. Encontrándola minutos después en la bañera del baño. Pero con un candado que le impedía abrirla.
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"Niño, ¿estás con vida?" Preguntaba con desesperación.
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Sin obtener ninguna respuesta por varios segundos, cosa que la asustó y la hizo volver un caos en mente. Comenzando a usar un broche de pelo que tenía, para intentar abrir como en las películas el candado.
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Sin embargo, en los cinco minutos en que lo hacía. Escucho como la puerta de la habitación se abría. Provocando que Amelia se tensara al escuchar a Jeff maldecir.
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Porque había dejado la puerta abierta. Y no tardo en también escuchar las pisadas furtivas de él dirigiéndose al baño, abriendo la puerta con una gran ira.
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"¡T-TÚ-!"
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'Mierda'
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Mirando a Amelia de forma asesina.
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