De cierto modo, la mayoría está dispuesto a dar algo con tal de complacer sus más oscuros, ambiciosos, perversos y obsesivos caprichos, esa es la realidad del mundo en el que vivimos. Algunos buenos, otros no tantos y el resto un tanto malos, ricos y pobre, no hay más. Porque, al final, ¿Qué somos sin el dinero, las propiedades, el éxito, los lujos, el estatus social o el poder?
La familia Lynch surgió desde lo más bajo y con un golpe de suerte que le dio el destino, creo un gran imperio lleno de riquezas, prestigio, fama, poder y sobre todo mucho respeto. Todo, gracias al honorable Sr. Camilo Lynch, el patriarca, jefe y protector de la familia, que está conformada por dos hijos, cuatro nietos, dos bisnietas y familiares políticos leales. El problema en esta familia, claramente, no es el dinero, ni la unión o el amor, sino la fama que los origina después de la jubilación del Sr. Lynch, la cual fue heredada a su único hijo vivo y sus dos nietos mayores.
Cada miembro de esta familia poderosa y prestigiosa familia posee cualidades, personalidades, habilidades, responsabilidades y sobre todo secretos. Que pondrían a cualquiera a pensar en quien es el bueno o el malo de la historia, entre ellos hay amor, respeto, pero también discordia, envidias, resentimientos y traiciones. Una familia unida y protectora cuando necesitas de ella, pero destructiva y peligrosa cuando pretende ir en contra corriente o dañar a alguno de ellos, simplemente una navaja de doble filo.
Ante el ojo público son una familia ejemplar y respetable, todo sería perfecto para la familia si no tuvieran un pequeño problema incontrolable de 23 años. Kayden Lynch, el tercer nieto del Sr. Lynch, es un apuesto joven con un intelecto excepcional, inteligente y talentoso, pero con dotes de casanova, lascivo y egocentrismo, personalidad que derrite a las chicas que se encuentran a su alrededor. Cualidad que heredé el lado mujeriego de su padre en los mejores momentos de su juventud hasta que contrajo matrimonio con Monik Batlle.
Kayden denota una personalidad rebelde, liberal e ingobernable, es extrovertido, audaz y multi talentoso, pero lo que tiene de bueno lo arruina con su comportamiento tan despreocupado. Sobre todo, desde que regreso del extranjero, anda desatando y no deja de causarle problemas a su familia cuando se mete en cada escándalo público que deja en mal ver a todos, desde la cabeza (su abuelo) hasta los pies (sus hermanos).
Este chico es de los que apenas sale de un escándalo público para meterse en otro aún mayor que el anterior, pereciera que le gusta ser el centro de atención, y es que el chico es un tanto egocéntrico, narcisista, lascivo, perverso y el peor de los mujeriegos de Palm Beach. "El chico Dorado" como es apodado por los medios, haciendo referencia a sus antecedentes familiares y a que jamás en su vida se ha esforzado por nada en su vida, lo que quieres o desea lo tiene a sus pies... solo se dedica a vivir como si no hubiera un mañana.
Descarado, gigoló, pervertido y liberal, la vergüenza de la familia Lynch, tal parece que el riquillo solo sabe divertirse y gozar de la vida a costilla de su honorable familia... es así como lo describen los medios de comunicación en la última la nota que salió al público, donde fue capturado infraganti saliendo de una Fiesta swinger en una de las mansiones más lujosas y extravagantes de la zona más exclusiva en los ángeles. De donde no sale, pues de la pasa de un lugar a otro y de fiesta en fiesta...
En la foto se aprecia al buen Kayden en mal estado, parece completamente ebrio y desequilibrado. El periodista asegura en la nota que estaba demasiado alcoholizado e incluso drogado. Acto que escandalizo a la prensa y al círculo social al que pertenece prestigiosa la familia, quienes se encargan de limpiar cada desastre causado por el joven, antes de que el viejo Lynch se entere y arda Troya.ç
- Kayden... Kayden Lynch Batlle...- grita su madre del otro lado de la puerta – abre la maldita puerta, ¡AHORA! – pero al no obtener ninguna respuesta, se giró hacia la mucama que estaba a su lado.
- Salomé, tráeme las llaves ahora.
- Pero señora...
Monik la madre de este vividor y desobligado que yace en un profundo sueño, ya que la noche anterior tuvo una noche muy alocada... mira con reprobación a la mucama que no tarde en inclinar la cabeza ante su mirada.
- ¡AHORA! – exige.
- Si señora – responde antes de irse casi corriendo por lo pedido.
La mucama no demora en regresar con las llaves y se las entrega, Monik de inmediato abre la puerta y al entrar casi vomita ante el terrible hedor a alcohol y demás, aromas mezclados en el ambiente de la habitación de su hijo. Quien yace tirado sobre la cama dormido como un bebé son preocupaciones por el mundo que lo rodea. Molesta le ordena a Salomé agua minera, pastillas efervescentes, limón, aspirinas y un jugo de naranja. En cuanto la mucama sale de la habitación, se acerca a la cama, llama a su hijo, le grita, lo mueve y lo zarandea como si fuera un bulto, pero el chico está perdido en su sueño.
- Kayden... despierta... ¡JODER! – gruñe, exasperada.
- Mmm, mamá...- balbucea entre el sueño – déjame dormir.
- Carajo, niño del demonio, despierta ya... ¿Cómo puedes dormir tan tranquilo después de lo que has hecho?
- Mamá deja de molestar, es muy temprano – se queja sin abrir los ojos.
- Kayden Lynch, si no despiertas, ahora mismo juro que te echaré agua helada encima para despertarte – grita fastidiada, sin embargo, su hijo pasa por alto sus amenazas, toma su almohada y se cubre con ella para no escucharla más. - te lo advertí.
Monik salió de la habitación, topándose con la mucama, tomo la bandeja con lo que le había ordenado y luego le pidió una bandeja de agua con hielo, la mujer la miro sorprendida ante su pedido. Pero ella solo se limitó a pedirlo con urgencia, minutos después la mucama regreso con la bandeja, se la entrego. La madre no dudó en vaciarla encima de su hijo, quien dio un salto ante la sensación fría del agua tocar su cuerpo, ya que solo llevaba a un ligero bóxer.
- PERO ¿Qué MIERDA TE PASA MAMÁ? – gritó casi temblando, provocando las risas de su madre y la mucama. - ¿Por qué haces esto? – la mira con molestia evidente en su rostro, la señora solo con una mirada le indica a la sirvienta que debe irse.
- Dime, ¿Qué hice mal como madre he?, ¿En qué me equivoque contigo?, no te he dado lo suficiente... - Kayden frunce el ceño sin comprender por lo adormilado que se siente – dime, ¿Qué tiene en la cabeza?, que no entiendes que debes ser cuidadoso con los malditos paparazzi.
- Pero, ¿De qué mierda me hablas?
- Cuida tu tono conmigo, señorito – Kay rueda los ojos.
- Entonces explícate, es muy temprano y no te estoy entendido. - ella toma el periódico y se lo entrega.
- Hablo de esto... como puedes ser tan descuidado... si tu abuelo ve esto, te deshereda, te corre de la casa y te deja en la calle y ni pienses que yo o tu padre, te vamos a mantener. - dice caminado de un lugar a otro.
El chico mira el periódico y una divertida sonrisa se dibuja en su rostro al recordar el suceso del que se le acusa. Ese día Montserrat su, ¿novia?, bueno algo así, ellos mantienen una rara relación desde hace años. En fin, Mon como él la llama a veces, lo invito a una fiesta, ese día sé descontrolaron un poco, pero de manera inesperable, Kayden se sintió un poco mal y tuvieron que llevarlo al hospital.
- ¿Qué hacías en un sitio como ese, he?
- En serio quieres, ¿saber? – enarca una ceja y sonríe con picardía.
- Esto no es un juego Kayden, es serio... de pervertido y promiscuo no te bajan...
- Y no lo niego... lo soy – contesta con descaro. - pero en este caso, no llegue a tanto, ese día solo fui a tocar como Dj a la fiesta de un amigo de Montserrat... sabes que me gusta hacerlo, la música es mi vida, mi pasión y mi hobby favorito... además, juro que esto fue hace meses, no sé por qué apenas sacan a la luz estas fotos tan truqueadas, no estaba tan mal... qué afán de fastidiar. - se queja.
- Dios... qué voy a hacer contigo, tienes 23 años y aún no madura ni un poco, no tienes un poco de vergüenza, ni muestra un poco de empatía por nosotros. - se queja molesta – Te comportas como un niño de 16... contesta me una cosa y quiero que me digas la verdad...
- ¿Qué cosa?
- ¿Te drogaste? – pregunta preocupada, ya que una vez lo hizo de más joven, poniendo su vida en peligro... por suerte ella y su esposo lograron hacerlo recapacitar y ver que estaba mal y que eso lo mataría en su condición. Entonces, juro no volver a hacerlo...
- Mamá, juro que no lo he vuelto a hacer, lo prometí y lo he cumplido hasta el día de hoy, ni que fuera un niñato... mira, aunque esto muestre lo contrario, te juro que esa noche por primera vez en mi vida, ni siquiera tome tanto, solo disfrute un poco del momento y el espectáculo. - le guiño un ojo y Monik solo negó mientras suspiraba, sabe que su hijo es sexualmente muy activo, eso no es un secreto para ella o el resto de su familia.
- Entonces, ¿Por qué te ves en ese estado tan deplorable? – pregunto preocupada, él la miro por un momento, pues no podía mentirle a su madre, ella lo conocía a la perfección, si no era por droga o alcohol habría otra cosa.
- La verdad es que... se me bajo un poco el azúcar, me maree un poco y por eso me veo así en esa foto - aclaro ocultando el hecho de que fue llevado al hospital - desde aquella vez no lo he vuelto a hacer y no lo volveré a hacer. - levanto la mano - lo juro.
Monik entra al baño, para tomar el glucómetro de la gaveta del lavamanos, y luego regresó para tomarle a glosa a su hijo. Kayden padece hipoglucemia desde que tenía 14 años, de sus cuatro hijos, él fue quien heredo esa enfermedad genética por parte de su familia, de cierta manera ella se siente responsable y por a se convirtió en una madre sobre protectora con él. Con esto solo ha logrado mal criarlo, permitiéndolo hacer y deshacer con su vida lo que le plazca.
Le da un piquete en el dedo para tomar una pequeña muestra de sangre, la cual coloca en el reactivo y luego lo lleva al dispositivo. Kayden la observa con una sonrisa, le encanta cuando su mamá intenta molestarse con él, pero en su intento falla al preocuparse por su bienestar.
- Está un poco baja, ¿Por qué te descuidas tanto, he? – lo mira con tristeza, al recordar cómo se pone su hijo cuando se le baja de más, mareos y desmayos. - sabes que debes cuidad mucho de tu salud, debes alimentarte bien y no sobrepasar los límites de tu cuerpo.
- Tranquila, tengo mi medicamento y lo aplico cuando es necesario, debe ser porque no cene y no he desayunado. - la abraza. - no te preocupes por mí, estoy bien... en serio. - besa su mejilla, es un adulador de lo peor, que con un simple gesto compra el perdón de su madre.
- Hijo, tengo miedo de esa vida que llevas, tu enfermedad no es un juego, debes cuidarte mejor... por favor deja de ser necio y busca algo de provecho para hacer, yo jamás me he metido en tu vida, pero esto se está saliendo de control.
- Calma mamá... solo me divierto como cualquier hombre de mi edad... sabes que trato de disfrutar de mi vida antes de que el abuelo y mi padre me arrastren a ese mundo donde jamás quisiera terminar.
Responde refiriéndose al mundo de los negocios, a diferencia de sus dos hermanos mayores, Kayden no tiene deseos de llevar esa vida tan aburrida, rutinaria y monótona. A pesar de sus deseos, Kayden posee un talento natural para los negocios y para el dibujo... por lo cual estudió algunos cursos de diseño.
- Naciste en esta familia cariño, es tu destino... te guste o no. - hace mala cara y su mamá sonríe por el gesto. - Cariño, te gusta gastar a diestra y siniestra, ¿verdad? - asiento - tienes más lujos que cualquier otro, o ¿no? – la mira sin emoción en el rostro, porque de que sirve negarlo si tiene razón, le gusta llevar una vida egocéntrica y materialista. - todo tiene un costo y tarde o temprano tendrás que aceptarlo y comenzar a pagar las facturas, nada es gratis en esta vida, hijo mío...
- ¿Qué pasará con la noticia?
- Por lo pronto no salgas hasta que se calmen las mareas, tu padre está haciendo todo lo posible para disolver la noticia y justificarla.
- Mamá, pero...
- Pero nada... hazme caso y descansa, que tiene un muy mal aspecto. - él suspira con frustración, no le gusta estar encerrado.
- Está bien, por hoy me quedaré aquí.
- Bien... le diere a Salomé que te traiga algo de comer. - asiente, Monik besa su frente antes de irse.
Pero lo inevitable no pudo detenerse y el viejo Lynch se enteró de gran escándalo, obviamente sintió decepción y mucho enojo al ver manchado de nuevo su apellido. Sin demora le pidió a su mayordomo que llamara a su hijo Kilian el padre del pequeño embustero como él lo llama, el cual no demoro en asistir a su llamado luego de regresar de su jornada laboral en las empresas Lynch Corp.