Libro de Irene Davison
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En Brazos Del Enemigo
-¿Es ella su amante? -No. Es su esposa. -vio al hombre lamentar pasar la información cuando la expresión facial de su Jefe cambió, viéndose perversa. Ella era el único vínculo para llegar al traidor. -Disfruten de la comida muchachos y luego no se olviden de cortar cada parte de su cuerpo para luego arrojar los pedazos a la mansión en llamas. Ella pensó que la muerte sería su escape, pero se encontró en las garras de otro monstruo debido a la traición de su esposo. Lo que ella no sabía era que cometería un pecado, enredándose en un amor prohibido con otro hombre incluso estando casada. El final de su tortuosa vida le abrió otro camino pecaminoso. El deseo tomó lugar. ¿Aceptará esta vida o se liberará de todos los posibles grilletes que arrastra?