te y el doctor las metió en una caja rumbo a quien sabe. Sintió que separaba el tren y movían la caja a algún lugar, sintió su arma y la tomó p

ron en la pequeña, se acercó para acomodarla en la caja y ponerle una manta para taparse del frío. -duerme, ya veremos al rato dónde estamos. Las miradas se cruzaron cuando Laura abrí los ojos y se topó con unos ojos verdes turquesa aunque, ella se quedó esperando una pregunta pero nada y ella no pensaba romper el silencio. Dejó ca

a puerta era un poco pesada para el tipo de casa pero por dentro era hermosa, gritó Lucía llamando a alguien pero nadie respondió estaban solas en ese lugar. La cocina estaba llena de comida, Laura no sé acordaba de cuando había comido bien por última vez. -tengo hambre. Lucia vio a Laura como esperando que ella cocinara, bueno era la más grande de las dos y alguien tenía que hacerlo. -esta bien. ¿Cómo te llamas? Lucía sonrió. -Lucía ¿ y tú? Laura camino de nuevo al refrigerador y sacó huevos y tocino. -soy Laura.

que

o se apretó tanto que sus lágrimas salieron junto con el primer rayo de la tarde, nunca podría darles las gracias a él. Sus pies le fallaron y cayó al suelo llorando, ella no entendía su estado y por qué l

e, su sangre huía de su cuerpo y su alma también. -no podrás encontrarla y me siento feliz por eso. Las palabras le sirvió para que le dieran unos golpes y le terminarán de co

uridad de aquella habitación. -y al niño que lo regresen con mi esposa. Zac tenía miedo por estas muertes y todo lo que le rodeaba, era tan oscuro todo; como un padre podría amar a su hijo si era un sicópata. -zac tienes que toma