acerlo para asegurarme de que todo marchara bien. Despertaba un poco antes del amanecer, así podía salir de la habitaci
n la que cada día deseaba que pudiese ca
ue la luz iluminara el espacio. Me acercaba a la pequeña cocineta que yacía ahí y calentaba agua para poder prepara
guir la rutina, los recuerdos
Siquiera sabía con exactitud el lugar donde me encontraba, había pasado todo el camino llorando que n
an. Creo que estábamos en el distrito de Queens, en un edificio descuidado dentro
entro sin saber absolutamente nada de Nathaniel ni lo que se suponía que estaban haciendo conmigo. Me daba de comer, pero me rehusaba a hacerlo.
rsonal. Hasta el tercer día recibí ropa cómoda, en realidad era una sudadera deportiva y unos pantalones holgados que aquel h
y aunque sabía que era alguien de seguridad profesional, temía. Me rehusaba a
sueño solamente por tres horas, el insomnio había vuelto a hacerme compañía por las noches. El hombre se quedaba fuera de la habitació
iato fui capaz de levantarme de la cama con las pocas fuerzas que te
sentirá más segura -e
comido algo? -pregun
uizá puedas convencerla y tran
ella, Rob. Tienes que en
y entonces unas
dijo con crudeza-. Mantén tu radio activo para cualquier cosa. No dudes en informar cualquier detalle sospechoso que notes -ordenó el ho
el tenerla en la duda se
manejar las cosas. Ocúpate de tu cargo, Klaine -de
o -aceptó
a no ser escuchada pero casi tropiezo al chocar con la pequeña mesa que yacía ahí en el centro de la habitación. En automático me
a voz de la chica del
ta, por un momento dudando en si d
amudeé y me sentí
pantalones negros, una blusa roja y una chaqueta de cuero del mismo color que la de sus pantalones. Era he
dedicándome una sonrisa mientra
ada humilde y bondadosa y una parte de
? -indagué con mis manos aferr
y después soltó una carcajada negand
icó con una sonrisa y se acercó a mí-. Soy Annabeth,
después bajé mi mirada a
je sin tom
ptara su estrechamiento de mano, sino que sonr
uzándose de brazo
malo. Asentí sin saber tampoco que decir y m
bien -confesó la rubia y de reojo
a para mirar a la rubia, Annabeth-. Él fue quien me sacó del tiroteo, me trajo aquí y no me dijo ni siquiera por qué. No ha contestado a mis pregunta
ica a
y escuchar ese nombre en vo
esta
creo que merezco saber al menos si está bien porque
ado para que mis lágrimas no fuesen completamente visibles ante la chica frent
cuando ella se acercó un poco m
er protegerte, Valet
n el ceño
ra una especie de carnada para atr
me miraron, hizo una mueca apena
está estresado y tiene mucha carga sobre sus hombros -t
odré salir
alzó un
ian Bachelor suelto? -me preguntó
o evitando su mirad
dad? -pregunté sin mirar, pero no era un
ero esta vez me metí al baño y me encerré ahí para no seguir con aquella conversac
í. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas. Necesitaba saber si aquella camilla cubierta con una manta era donde Nathaniel había estado. Necesit
es después de horas llegué a la teoría de que probablemente no lo hacían
o mue
se tiempo, no ahora. Tenía que mantenerme fuerte. No podía permitirme derrumbarme. Aquellos días en la duda e ince
o cuando
o en un shock postraumático y no h
uchar comenzando a sentir que todo a mi alrededor daba vueltas. Miré el suelo y sentí que e
mi lado-. Tranquila, Val. Respira -me pidió Thiag
í misma-. Lo estará, ¿verdad? -pregunté tr
retó la boca, juntó sus
eguró con crudeza y sentí al
go me apretó y y
Dios
stómago. Tengo que respirar profundo y cerrar los ojos para borr
encidos en mantenerme como carnada, así que me dejaron volver a la ciudad claro manten
za con unas personas para sacarla del camino del riesgo. En el hospital al principio no querían decirme nada sobre Nate, no era familiar por lo tanto no podían darme información de su
tenido que meterlo a una cirugía de emergencia de la cual no había despertado. No sabían si era posible que pudiese hacerlo, no
a momentos en los que al cerrar los ojos podía sentir la sangre en mis manos, ver el rostro pálido de Nathaniel y escuchar
en una manera de mover mi mente h
o el aroma embriagante invadió mis sentidos brindándome un poco de paz, pero no una del todo. Entonces en ese momento vi la misma silueta que habí
ra en la habitación. A paso lento caminé hasta esa silueta, rodeé la cama y coloqué la taza y un frasco con píldoras sobre la mesita a un lado de la
par de mi cuerpo, pero no hice caso a aquellos deseos y
sa y la esperanza desbordando por mis ojos. Apreté mi boca y la abrí sin saber que decir y sin saber si él lo haría porque no me mir
ió con la voz apagad
mente él y yo. La primera vez que decía algo después de que había despertado y había tenido que darle yo la noticia que le h
yéndome aún más. Su frente se apoyó en mi abdomen y sentí su cálido aliento contra la tela que
-dijo entonces y sentí
o en el que me necesitaba más que antes. Los días anteriores había sido una constante rutina au
muré agachando un
r que pude notar cuando exhaló al escuchar un gruñido que trató de ocultar. Hice una mueca para separarme y poder mirarle el
manos a mis muslos y haciéndome sentar a ahorcajadas sobre s
mi cuello sintiendo su aliento y respiración contra la pi
sentí mis pechos presi
queriendo separarme un poco par
scando su mirada y fue ahí cuando por primera vez después de todos esos días me pudo mirar a los ojos. Incluso con la tenue luz de la lámpara iluminando la habitación pude div
ndo los ojos por un momento. Quise sonreír, pero solo apreté la boca después separándome lo suficiente para poder mirar la gaza en la parte izquierda inferior de su abdome
herida estaba sanando, pero sabía que aún sentía cierto dolor y sensibilidad
sus manos me mantuvier
ndolo mientras sus ojos me miraban dir
es, pero no era así. Parecía que conforme más pasaba el tiempo y más pasaban cosas
a cada dos días para cuidar de la herida de Nathaniel. Tomé las tijeras, la cinta y una nueva gaza que corté del tama
cintas. Sentí su mirada en mí todo el tiempo, cosa que todas las anteriores veces no había hecho. Su mirada había estado perd
do terminé y alcé
té volviendo a aca
me la mano-. Necesitaba tiempo,
-hice que me mirara y pude no
familiar que por poco se había hecho desconocido. Ladee mi cabeza apoyando m
cando su mano sobre la mía qu
e un poco más alto haciéndole ent
ició y trató de sonreír, pero una m
de dar un respiro, pero so
e dije asintiendo, mirándole con desespe
sin g
rme. Se estaba desangrando en mis manos, frente a mí-. Ojalá pudiese atrasar el
do-. No digas eso. Vas a pode
se suavizó, haciéndose débil. Cerró los ojos, s
el rostro-. Quédate conmigo.
y justo ahí volviendo a tener sus ojos marrones f
al
a-. Y-yo... aún puedo verte ahí sobre el suelo con mis manos tratando de p
ue un alivio que sentí después de mucho tiempo, una calidez que había extrañado y anhelado volver
tar ocultos en un lugar lejos de donde debería de estar lidiando con aquel luto. Pronto tendríamos que marcharnos, trasladarnos a otro lugar por seguridad, no p
as, lento, suave, intenso, con mil emociones y sentimientos de por medio en aquel contacto entre nuestras bocas. Su calidez compartiéndose con la mía. Luego se separó, tan solo unos ce
ojos mientras sus yemas me acariciaban la piel-. Perdón por haber pasado tanto tiempo en la oscuridad, tú también pasaste por cosas que sé
boca siendo un tierno beso del cual después se separó ahuecando
haber luchado por tener esa v