img Los Trece Años de Sus Mentiras  /  Capítulo 2 | 28.57%
Instalar App
Historia

Capítulo 2

Palabras:3072    |    Actualizado en: 18/12/2025

a sala de juntas, su rostro una máscara de compostura forzada. Me vio, congelada en el nicho, y sus ojos se abrieron de sorpresa, luego se entrecerraron con un destello de pánico. Su cab

voz un susurro entreco

irada inquebr

su rostro arrugarse, el color drenándose de sus mejillas. Su mandíbula se tensó, un múscul

ose, pero retrocedí, una reacción viscer

icó, su voz quebrándose-. Por favor, so

lo que creo, B

us ojos moviéndose de un lado a otr

realmente estaba sufriendo. Me necesit

tan genuinamente angustiado, tan lastimoso. Por un segundo fugaz, una punzada de mi antiguo afecto se agitó, un susurro

mi voz todavía inquietantemente tranquila-. Tú inventa

dieron. Parecía de

laré esto, lo juro. Hablaré con Kendra. Haré que ent

ás de tiempo? ¿Después de cinco años? ¿Después de cien sabotajes deliberados? ¿Cuánto más tiempo podría pedir?

cha oscura extendiéndose en la manga de su costoso saco. Había aceptado su «castigo». Un corte profundo, sangrando libremente. Debió hab

reflejo, a pesar de

el dolor brill

n. Solo...

nción médica. Mi cerebro de abogada se activó, distante y

álido de Braulio. Un médico limpió y suturó la herida, administrando una vacuna contra el tétanos. Me senté en una si

lágrimas, entró corriendo. Llevaba una blusa de seda endeble, su cabello oscuro desordenado, como si acabara de le

acia él, ajena a la advertencia del médico-.

rriendo la habitación, aterriza

rdad? ¡Lo empujaste!

ia, su suposición inmediata de

dolor, la apartó, su

nada que ver con Abril. Es as

boca abierta, las lágrimas brotando de sus ojos. La imag

. Solo... estaba tan preocupada por ti. No volviste

casa -declaró, su voz fría-.

uego a mí, sus ojos llenos de una mezcla de desamor y odio puro e inalterado. Se dio la

ma, quizás, por su evidente angustia. Pero sobre todo, una claridad escalofrian

ó hacia mí, su m

one así. No lo dice en serio. So

í, las palabras sabiendo a venen

lo es. Solo está... asustada. Perdió a sus padres de j

-declaré, no como una pregunta, sino como un hecho

dad en mis palabras go

eriedad desesperada-. La voy a mandar lejos. Conseguirle

y promesas incumplidas. Pero era demasiado tarde. Las palabras de mi tía, el nombre de Die

rapado. Un hombre cuya debilidad se había convertido en un arma contra mí. Y supe, con una ce

penas un susurro, pero resonó co

n, reflejando un mi

il, no puedes.

n la ventana, en las luces de la ciudad que parpadeab

la eficiencia estéril del hospital. Simplemente me di la vuelta

nal de mi firma. El shock de la traición de Braulio había sido tan profundo que casi me había adormecido, permitiéndome manejar la logística con una calma que realmente no sentía. Cad

escalando de súplicas a desesperación. Los ig

llamó de nuevo, su voz llena

. ¡Y tengo una sorpresa para ti! Una celebración especial. Solo

Una risa amarga se escapó de mis labios. Era tan comp

eta de lujo de Braulio se detuvo. Kendra estaba en el asi

voz plana, mientras me s

una sonrisa for

desearnos lo me

onrisa sacarina que

ustedes dos. -Sus ojos, sin em

en el paisaje que pasaba. No conf

juguetón que ahora se sentía

mi amor. Es

. ¿Qué más daba? La ceguera era meramen

ante. El aire era fresco, llevando el leve olor a humo de cig

vo danzaban en el único rayo de luz que se filtraba por una ventana mugrienta. Una pancarta descolorida, colg

Donde solíamos escaparnos de las funciones familiares, donde m

darse cuenta del pavo

ero quería que fuera privado.

anado, abaratado por su estad

car nuestra canción. Un solo foco iluminó una mesa para dos, adornada con rosas marchi

Como en los viejos tiempos. Abril, mi amor, ci

a, mis labios si

Braulio. -Las palab

nte torcida. Todo estaba mal. No era una celebración. Era una recreación mal ejecutada de un pasado que ya n

ajeno. Notó primero las rosas

está chueca! ¿Quién organizó esto? -bramó, volviéndose hacia u

manos-. Pero la señorita Garza, su hermana, insistió en hacer algunos..

estaba apoyada contra una pila de cajas, limándose las uñas casualmente. Ell

uñó Braulio-.

s ojos brillando con picardía-. Dijiste que a Abril le encan

acia mí, intentando

. Siempre se entromete.

las tristes y marchitas rosa

ección de varios pisos. En la parte superior, una nov

dose de mis labios. El pastel estaba adorna

preguntó Brau

vacía-. Soy severamente

abrieron de horror. S

s! ¡Sabes que Abril es

ó de hombros, una sonrisa bu

Hay tantas flores, Braulio.

un rugido de

juegos! -Se abalanzó hacia ella, su rostro una más

de ella hacia la salida. El

¡Quiero quedarme p

ronó Braulio-. ¡No conti

en la bodega vacía. Los seguí lentamen

to cuarto de almacenamie

furia-. ¿Por qué siempre haces esto? ¿Por qu

se encendieron, sal

Solo quiero que seas feliz! ¡Y ella no

labras, crudas y desquici

as a mí! ¡Siempre lo has hecho! ¿Recuerdas todas esas veces, Brau

brió la cara

mana. Mi hermana adoptiva.

do! ¡Simplemente te niegas a admitirlo! -Se acercó, su voz bajando a un susurro seducto

empujó ha

o! ¡Amo a Abril! ¡S

nfante en su rostro-. ¿Por qué siempre me has elegido a mí sobre ella? ¿Por qué aceptaste lo

alabras golpeándolo con fuerza. Obse

erada-. ¡Porque me sentía responsable! ¡Porque pensé

os en él-. ¿Que eres demasiado débil para elegir? ¿Qu

mano alcanza

na vez. Demuestra que to

cruzó su rostro. Mi corazón martilleaba contra

odas las veces que me he sacrificado por ti. -Hizo una pausa, un brillo en sus ojos-. Es mi cum

o aniversario. Lo había olvidado. O quiz

nó, un toque ligero como una pluma de sus labios en los de ella. Fu

a que no lucía un vendaje, fue a la cintura de ella, pegándola contra él. El beso se profundizó. Se volvió largo, persistente, una

los frágiles hilos de mi amor, se rompieron con un crujido

el triunfo, una sonrisa burlona jugando en sus labios. Los ojos de Braulio, sin em

la mano. Braulio me vio, de pie como una estatua en la puerta, mi rostro una másc

sesperada, obviamente mintiendo-. La mandé lejos. Ya no nos molestará más. -M

un sonido agu

rla. Le dije a Abril que lo sentía por el pastel. ¿Verdad,

que rara vez me mostraba. El hombre que ahora mentía descaradamente, cubriéndola, defendiéndola. Mi visió

ndose de mis labios. Esta era mi historia de amor. Una trágic

do. Mi rostro era una pizarra en blanco. Mi voz, cuando llegó

se acabó. Terminamos. Y para que lo sepas, acepté la

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY