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descubrí que mi novio de siete años
yo había elegido para él como símbolo de nuestro amor. Fue su confesi
a furia de mi novio. Me acusó de ser egoísta y de llegar tarde, luego rompió conmigo, dejándo
ía que me estaba muriendo.
para ahorrarles el dolor, solo para descubrir que ellos esta
cupación por mí, sino porque acababa de descubri
e: "Los amo a los dos. Siempre. Encuentren su felicidad. Yo estaré bien".
ítu
Lawso
cada respiración un esfuerzo superficial y doloroso. Sabía que era mi cáncer de pulmón, consumiéndome, pero esta noche, el pavor helado n
rmen, mi mejor amiga, mi hermana. Su risa, suave e íntima, atravesó la tormenta de afuera y se alojó en mi garganta. Apreté los ojos, una oleada de náu
Un hito que no estaba segura de
gida a mí en meses. Luego, ella se echó un poco hacia atrás, y un destello de metal captó la tenue luz de la sala. Era un collar. Un
as atrás. Me había dicho que le encantaba, el concepto de dos mitades co
o que se había convertido en mi regalo de cumpleaños, ya que él había dicho que nuestro amor era eterno, trascendiendo fechas. Me había besado la frente entonces, sus ojos llenos de una calidez que ahora se sentía como un recue
edor del cuello de Carmen. ¿Y l
travesaba cada capa de mi paz cuidadosamente construida. ¿Cómo pudieron? ¿Cómo pudo ella? Carmen, que había sido mi roca
un suave empujón de mi celular para enfrentar mi otra batalla, la más física. La ironía era un sabor ama
a segundo una tortura lenta. Sus voces susurrantes, el ocasional toque suave que vislumbraba, hacían que el aire se espesara con una ve
de Kael, un poco
tarda e
sonido que solía traerme con
rruinar la sor
presa,
s. Mi turno de ponerme la mía. Tomé una respiración profunda y temblorosa, conteniendo la tos que amenazaba c
rprendentemente firme, cort
s. ¿Qué tant
ulpa? ¿miedo?- cruzó su rostro antes de reemplazarlo con una sonrisa brillante, casi fr
pleaños, nena! Estáb
iado entusiasta. Se apartó, sus manos todavía aga
o pálida. ¿Te
que me había dado innumerables veces a lo largo de los años, una preocupación genu
sa a ensancharse. Evité la mirada de Kael. No quer
avanzó. Extendió la mano, luego se detuvo, su mano flotando
sentarte. Tene
é un tiempo, no hace mucho, en que me habría envuelto inmediatamente en sus brazos, su preocu
n pequeño músculo se contrajo en su mandíbula. Intentaba actua
gerse, sus hombros encorvados, su mirada evitando la mía. Era una manifes
inyectar algo de ligereza, de fingir que todo estaba bien. "¡Vamos a
Desearía poder cerrar los ojos y hacer desaparecer el mundo, hacer desaparecer el cáncer, hacer
i primero", dijo Kael, su voz pla
se iluminó, una aleg
uerido hacer contigo desde hace mucho, u
ieja Carmen, la que planeaba grandes y
un toque de algo
én pensé mucho en ello.
aron por un segundo fugaz, una conversación silen
mi propia vida. Sus sonrisas fáciles, su charla cómoda, era como un baile privado al que no estaba invitada. Era el tipo de
que sonó hueca incluso para mis propios oídos. "Guí
entían como plomo. Cada paso era un esfuerzo. Solo quería que esta noche terminar
nzó la mano de Carmen, sus dedos entrelazándose con los de ella. Ella no se apartó. Su cabeza descansó po
lo que había visto. Era una conexión emocional, un vínculo forjado en secretos y toques suaves. Mi corazón se co

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