/0/21435/coverbig.jpg?v=e212d867c61af0577154ce21427012f1)
a, siempre a la sombra de la «amig
para reavivar la chispa que se nos morí
ó en el lobby del hotel, sin mi pasapor
ís varada y sin un peso, mie
ó a la mañana siguiente,
ación de un viejo amigo de la universidad, acusándome de
hombre que me ayudó, gri
derramó el vaso. Ya no sentía rabia, s
a su trabajo y prometiendo cortar a Eva para si
a vez rechacé por él, dejándolo con nada más que sus r
ítu
sta de Char
mirando
, quemándome la espalda desde el o
Damián. El aire siempre se sentía más d
. Tres añ
e él entraba en una habitación, ahora latía con el ritmo
arl
empre, cortó el murmu
una sonrisa ensayada y
am
esa cortesía distante. Estaba acostumbrado a mi calidez, a mi
ás a
egunta, sino
o asistir a inauguraciones de g
pieza abstracta particularmente vibrante. Esta
orando mi desvío-. Varia
a mi celular, desesperada por sus llamadas, por cualquier señal de que se acordaba de mí cuando estaba con Eva. Me hab
ncio -mentí, sin esfuerzo-.
otte! ¡
só un brazo por mi hombro, alejándome un poco
lespie. La última vez que chequé
la de Dami
la exhibición
o vago hacia
quí. Conoce
Siempre una presencia, una sombra, una prioridad. No sentí nada al
Charlotte y yo estábamos discutiendo los méritos de las pinceladas caóticas sobre el
sutilmente la habitual
n se
ndose, tratando de reclamar mi atención-. Inten
cesito espacio». Me había dicho eso después de que lo llamé dos veces en una hora, preocupada porque se suponía que debía
sprovista de curiosidad-. Mi cel
que simplemente había dejado de mirar. De
stido blanco, se materializó junto a Da
cariño, ¿
llo de algo ilegi
o te había visto.
mi voz tan plana como
el de Damián-. Damián estaba tan preocupado por ti. Decía que n
posesiones, no por mí. Miré a Damián, que pare
la pintura abstracta. La vitalidad de los co
aclaró l
. He estado pensando, tal vez podríamos ir a ese nuevo lugar de mariscos
olutamente no, Charlotte. Apestará todo el departamento por días. Sabes que no soporto los olores fuertes. Puedes darte ese gusto cuando yo no esté en la ciudad». Habí
mi voz todavía insípida-. Ah, cla
mplazado por una sonrisa posesiva. Se acercó, su mano
que entrarí
se sentía fría, ajena. No pareció notarlo, o eligió no hacerlo. Solo sonrió, un destello de triunfo en sus ojos
equiv
o con las expectativas no dichas de Damián. Cuando finalmente llegamos a nuestro departamento en Polanco, el silencio familiar del pasillo
staba de pie en la sala, con los brazos cruzados, su impecable
s estado,
r preocupación genuina. Era el tono que usaba cuand
esta noche. Probablemente nunca
n Liam. En
recorriéndome como si buscara pruebas de alguna fe
Viviendo mi vida -repliqué, l
te a la recámara. Todo lo que quería er
en mi camino, bloqueándome el paso.
ue me preocupo. ¿Y salir tan tarde así sin
oca. Simplemente lo miré fijamente, con la mirada vacía
zó ligeramente, transformándose en un encanto e
lesta antes. Por Eva. Y
ueña caja de
lgo. Una of
brillante dije. Era bonito, de una manera genérica. Una disculp
ndiente en su rostro-. Exagerando. Eva es solo una amiga. Necesitas confiar
mis dedos rozando los suyos, y la arrojé descuidadamente sobre la consola junto a la
su sonrisa
¿No vas a..
y cerré los ojos. El sueño me reclamó al instante, un olvido profundo y sin sueños. No oí el suspiro frustrado de Damián, ni el suave

GOOGLE PLAY