ró mucho. En cuestión de minutos, la oficina del CEO
inal principal, ella ya había coordinado con el departamento de TI para revocar las credenciales de los ejecutivos leales a Claudio, había prog
ante sin levantar la vista de la pantalla, señalan
bleta-. He pedido que traigan los sillones de cuero negro del almacén.
tas en una agenda. El sol de la mañana iluminaba su perfil, suavizando la tensión en su mandíbula. A pesar del traje de
pido al poder,
el teléfono
wood. Es limpieza. Y esta
o. Le gustaba eso. Le gus
-corr
padeó, so
erd
Blackwood" suena a mi padre, y te aseguro que
na probó la pal
del escritorio emitió un zumbido urgente. La voz d
ega está aquí. Insiste en entrar. Dic
segundo. La sonrisa de Dante desapareció, reemplazada p
con voz gélida-. Y Elena..
ago. Enfrentar a Claudio era una cosa; enfrentar a Sofía, la mujer q
te del escritorio, apoyándose en el borde con los brazos cruzados, una postura de do
obles se abri
sol enormes que se quitó con un gesto teatral al entrar. Su cabello
ipio. Sus ojos se clavar
trepadora! Claudio me llamó desde el coche. Me dijo que te atreviste a ec
tonces sintió la presencia de Dante a su derecha, sólida y silenciosa. Recordó a su madre en el hospital p
lzó la
, señora Vega -dijo Elena con una calma que no sentía-
su atención fue capturada por la figu
n calculadora. Caminó hacia él, moviendo las caderas, ignorando a Elena como si fuera un mueble-. Mi marido
ante, mirándolo de arriba abajo
s un idiota, lo admito. Pero yo sigo siendo accionista. Y tengo mucha influencia en la alta sociedad. No necesitas a esta
en que Sofía miraba a Dante. Como si fuera un premio. Y una parte insegura de Elena
rgo momento, con la mirada de un entomólogo est
él. Su voz era plana, car
sconcertada por la
una alianza. Claudio está a
del escritorio y dio un paso hacia ella. Su altura la oblig
había cambiado mucho. Pero entonces, Dante hizo algo que no había hecho en cinco años.
de Sofía tan rápido que pa
llevándose una mano
alabra sonó como una maldición
o hasta chocar con una silla-. Te vimos en
de tú y tu amante me enviaron. Sobreviví a la vergüenza. Y pasé cada día de l
a sus ojos, pero Dante no se inmutó. Sabía que
o, buscando la víctima-. Claudio me obligó. Yo tenía miedo. Él
co-. No te humilles más. Es patético. No he venido a recu
berado, pasó un brazo por la cintura de ella, atrayéndola hacia sí. El contacto fue firme, posesivo y electrizante.
fuera. Tú estás fuera. Tus acciones han sido congeladas y mis abogados están auditando tus gastos pers
la cintura de Elena. Sus ojos s
la? -escupió Sofía-
gente. Y tiene más dignidad en su dedo meñique que tú en toda tu vida. Ella es mi socia.
iró a Dante, luego a Elena, y se dio cuenta de
amenazó Sofía, dándose la
respondió Dante-. Cie
dando un portazo que hi
ón diferente. Dante no retiró su brazo de la cintura de Elena inmediatamente.
vés de la seda de su blusa. Su corazón latía
os pasos, pasándose una mano por el cabe
le la espalda-. No debiste
a, sintiendo frío donde a
r primera vez. Se sintió extraño
on el rostro
ué
ella es... que e
tó una ri
o. Y ella me vendió por un coche depo
sto frente a ella. Sus ojos oscuros buscaro
mpio en este pozo de serpientes. Cuando te toqué... cuando te puse a mi lado frente
ban. La línea entre el teatro y la real
tu empleada. T
ada cayó a los labios de Elena-. Empiezo a pensar que el precio
a que él estaba herido, que estaba usando la venganza como combustible y que ella podría quemarse. Pero en ese momento, con la adr
rró ella, una última l
a milímetros de su
nte
de la oficina rompió el
Se apartó de ella bruscamente, rompiendo la burbuja de
ladró al
ar su respiración. Miró la espalda ancha de Dante
a tenía la terrible certeza de que la verdadera amenaza para su cor

GOOGLE PLAY