lena Vil
errey no solo caí
isolviendo la ciudad en una acu
emblando en mi gabardina, observando la
dada de Dante se
idrios a prueba de balas y llantas re
sera se abrió
ictaba que Dante sal
no no servía; a
, se qued
a contra la
otra silue
tra mis costillas, una señ
iosa por salir de la
ue mi
oró en una rejme recorrió el tobillo
i rodilla golpeando
de mi abrigo, manchando
boca abierta d
estaba
e mo
sa, que estaba arrodillada e
ostró preocupació
tando el sonido de la lluvia-.
agándome un grito, y m
a con cada latido,
ta el coc
a cuero caro y a un perfume de gardenias empalagosam
aba sentada jun
Una muñeca de porcela
uamente al borde de las lágrimas, y llevaba un vestido
ada de falsa preocupación-. ¿Estás bien? Te ves
no m
s controles de la temperatu
mando mi dolor con un gesto de
ntad
peó más fuerte
una mula. Como alg
gua goteando de mi cabello sobre
ente clavándose en los míos, fríos y distantes-. Sofí
é fija
do estómago de ella mientras yo
ncorporándose sin p
u postura se suavizó de una man
vemente-. Ese es el parque don
a, un sonido como de
arrestan por s
rie
, compartido, un idi
ro lado del co
a guarda
la ch
a que acechaba mi
Sofía, ignorando por completo mi presencia-. La arqui
a cabeza
nada -dije, mi voz afilada-
nalmente
an fragment
les, Elena. N
Sofía, excluyé
Cree que la terminal principal debería
argumenté, mi voz elevándose a pesar del dolor en mi tobillo-. El
rvino Sofía, incl
que sea her
son
ador, dientes afilados ocul
ente lo que e
taba llevando
orrando
las manos tembla
acienda -decl
e aquí!
ó, sus ojos se movieron h
on la mirada, su m
escena. Te estás po
pí-. Paseando a tu amante fren
e Dante s
, pensé que po
sionó un botón
ros y traseros se deslizó hacia arriba
oler el whisky en su aliento-. Te sentarás ahí y te callarás. Tú constr
a S
spejo compacto, completamente impertur
es de que el silenc
respiración profu
ue yo quemara todo su m

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