aph
una banca de piedra, viendo la luna traz
s y rosa pálido, regresé adentro. Dante seguía en el s
o. Solo una calma pro
las deducciones finales.
mpecé a
mpaqué cada joya, cada vestido, cada par de zapatos que él me había dado. N
ojos inyectados en sangre. Me vio cerrando una caj
as del Subjefe se derritieron. "Ya voy para allá", prometió al teléfono, su voz un murmullo bajo e
habitación vacía
mizamente perfecto. La llevó a un viñedo en el Valle de Guadalupe. Le co
rancisco. Cerré mis cuentas bancarias. Llamé a Brígida y le dije que Arquitectura Fén
tras me preparaba para salir por la puerta por última v
, al ver el único ramo de
Le conté todo, mi voz una confesión susurrada. Sobre el divorci
n cortinas gruesas y pesadas. En el coche, el silencio
bel
s del altavoz. "Mi coche... dio un t
detenerse a un lado de la carretera desolada. Se volvió hacia mí, sus ojos u
su voz plana. "Ten
Simplemente abrí la puerta del co
pada por la lluvia, dejándome completamente sola, empap
vendría hasta aquí. Empecé a caminar, l
os faros. Un camión, perdiendo el control sobre el a
iempo par

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