img El prenupcial: Mi arma milmillonaria  /  Capítulo 2 | 10.53%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1474    |    Actualizado en: 31/10/2025

Palaci

grueso documento legal en frente. Lo firmé sin leer. Luego, el propio Fernando me llevó a la estación de policía. Se sentó en el coche mientras yo entraba y pronunciaba el humillante discurso ensayado,

, un lugar tan estéril y blanco que parecía u

l interrogatorio... el estrés sostenido... indujo un evento cardíaco mayor. Tiene un daño extenso en el mús

n él. No para salvarlo, sino para torturarlo. La idea

nando me había inculcado saliendo au

uisitiva, pero mantuve mi rostro en blanco.

condición estomacal crónica estallando mientras me obligaba a tomar otra copa de vino, sonriendo hasta que me dolía la cara, encantándolos, haciéndoles creer en el hombre brillante y carismático que yo presentaba. Él era el ge

veía el verdadero costo. La vida de mi padre

mí misma, el pensamiento un punto de

de la oferta pública inicial que lo convirtió en multimil

sus ojos serios-. Es para protegerte a ti. Para asegu

ando una cláusula específica. Cláusula 11-B. En caso de divorcio iniciado por cualquiera de las partes por cualquier motivo, el cuarenta por ciento de

pieza de jerga legal sin s

rincón tranquilo de la sala de espera. Saqué el teléfono de

ua abogada. Le expliqué la situac

terminé, mi voz tembland

pausa al

ujer que lo salvó, no un multimillonario tratando de proteger sus activos. Es el documento más estúpido, r

y aguda, atravesó

y. No le entregues los papeles. S

financiero, un nombre susurrado en círculos de los ultra ricos para manejar... transac

ve y tranquila al otro lado de la línea-. Para un bloque sign

é em

Tech

inhalació

ta monumental. La par

Necesito que se haga lo antes posi

, el señor Garz

, una sonrisa amarga tocando mis

rio entre dientes, un s

o, señora Garza. Vivimos

a una enfermera arr

dita muy valiente, K

ño y pulcro vendaje en la nariz. Estaba entreteniendo a dos enfermeras, contando una historia salvajemente

e, que fue casi clarificadora. Vi el camino a

plástico duro. Fernando nunca vino. Envió flores con una tarjeta que decía: "Esperando una pronta recuperación para tu

día, mi ab

ta mañana. Las acciones han sido transferidas legalmente a tu

n que había sido mi prisión. Necesitab

taba acostada en el sofá con la cabeza en su regazo, viendo

io, su rost

mo e

mi voz cuidado

liviado de no tener que lidiar

me acariciaba el pelo durante horas, susurrando promesas de que un día sería lo suficientemente rico como pa

Abrí el gabinete donde guardaba mi medicamento recetado para la condición estomacal crónica que había desarrollado durante años de vid

a tiza familiar. Me apoyé en la encimera, esperan

brasador y agudo. Sentí como si hubiera tragado vidrios rotos. Una ola de náuseas me golpeó tan fuerte qu

onando. Este no era mi dolor normal. Esto e

ticas a mi propio medicamento, excepto por una pequeña etiqueta que no podía leer del todo. Me arrastré hacia ella, mis dedos temblando, y logré agarrarla. La etiqueta

reemplazado

ra apareció en la puerta, una

estás teniendo una mala reacción. Tal vez deberías cambiar a una

ella en mi mano, y en ese momento

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