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latigazos por mí, acababa de encerrarme en un cuarto de huéspedes. Tenía c
vino a su amante, una mujer a la que
tregaría para que ella lo criara como si fuera suyo. Más tarde, me empujó por la gran esca
orenzo pasó corriendo a mi lado, la levantó a ella en
dres a mi cuarto de hospital y los azotó bru
monstruo que creía cada mentira que ella le contaba y me castigaba por los crímenes de el
do el embarazo en secreto. Tomé la urna con las cenizas de nuestro hijo
ítu
de S
ababa de encerrarme en un cuarto de huéspedes por arrojarle una copa de vino a su amante. Y en e
mí en la larga mesa de caoba que había pertenecido a la familia Garza por generaciones. Era
o una dulzura fabricada-. Te ves un poco pá
so. Todos sabían cuál era el lugar de ella, p
liberados. Crucé mi mirada con la suya sobre
pertenecen a esta casa, Isabel
illó en sus ojos antes de que lo enmascarara c
nz
me miró. Simplemente se levantó de su silla, su sola presencia bastaba para sofocar la habitación. Era una leyenda vivie
e aprendas cuál es tu lugar, Sofía -dijo,
fuera de mi propio comedor,
más como una celda. La puerta se abre con un clic y Lorenzo entra.
no como un esposo, sino como un D
Acaricio mi vientre, una hinchazón de cuatro meses que alguna vez fue la fu
n mi vientre, pero no hay afecto en el tacto. Es el gesto e
gruñido bajo-. Una lección de lealtad. Eres
. Este no es el hombre con el que me casé. Este no
el heredero del imperio Garza; yo era una extraña. Cuando su padre, el antiguo Don, le exigió que se casara por una alianza, Lorenzo se negó. Me eligió a mí. Y
cosidos a mano. Un testimonio, había susurrado, de su obsesión. Era el hombre que volaría en s
bre se
a vez cuando ella se refirió descaradamente a Lorenzo como "mi hombre"
a en su teléfono. La expresión en su rostro, esa intensidad obsesi
ica-. Una forma de erradicar la debilidad en nuestra organizaci
que se en
ersonal". La presumía en las reuniones de la junta, sus cabezas
n. Me había mirado,
isgustes
Isabela. Me había acorralado en el
azca el bebé, lo criará como si fuera mío. Un
pió. Le arrojé una copa
éfono. Era de una cuenta privada de ella en redes sociales. Una foto de ella y Lorenzo, en un ab
o muerto en mi pecho. Era un ex
y ha
do hace semanas, una clínica discreta a dos pueblos de
abitación silenciosa-. Me gustaría pro
 
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