ía
sin nombre en la puerta, y el hombre mismo parecía que preferiría estar en cualquier otro lugar. Para
e, con voz uniforme-. Y un acuerdo de confidencia
fuerza. -¿Señora
tado más seg
ra se sentía pesada en mis manos, una ofrenda inútil. La suite privada de Dante estaba custodiada por
l interior me
ma, jugueteando con las vendas de su brazo.
uesas lágrimas trazando caminos por sus me
de lo que nunca la había escuchado. Le tomó
ras son profundas. Podrías tener daño nervioso permanen
a que ver con el incendio. -Hizo una pausa, su mirada se volvió distante-. Había un negocio legítimo que quería empezar, hace
tó. Cayó en sus brazos, enterrando su
ndola con fuerza. Por un momento, cerró los ojos, un
os dedos entumecidos, cayendo al suelo con
propio matrimonio- y salí d
de los sicarios de mayor confianza
gó un sobre manila sellado-. El Don tenía órdenes permanentes. En caso de
puesto
ón completa del imperio Garza. Delineaba un cambio hacia negocios legítimos, con una nueva y masiva inversió
pendía de
n ejecutivo, las palabras borr
e, la fase final de la revitalización
ero norte
erio, su ambición, su mundo e
estado siquie

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