una pieza impresionante, una cascada de piedras de talla brillante q
rededor del cuello, sus d
neutral-. Por un trabajo
de golpe. Bárbara McKinney estaba allí, con la cara surcada de lágri
ado con una fuerza que me hizo tropezar hacia atrás. Me tropecé
on por el suelo como lágrimas congeladas. Uno de los engastes afilados me hizo un c
Bárbara, enterrando la cara en el pecho de Damián-. Simplemente
r una fracción de segundo, vi un destello de ira en sus ojos. Pero se desvaneció tan rápido como apar
riciando su cabello en un gesto de puro e inalterado consuelo. E
gel -murmuró Damián, su voz un retumbo bajo y tranq
tó ella, sus puños
dureció. La apartó suavement
a, Bárbara. N
llozo frustrado
decirme eso!
fue engañosamente suave cuando volvió a hab
Pero puedo ayuda
ojos fríos y
lente cocinera. Elías ha elogiado sus habilidades culina
los negocios. Asistían a las mismas funciones, a veces incluso compartían una copa. Elías había estado en el penthouse para cenar en algunas ocasiones, siem
a sangrante ardiendo, mi corazón u
nción ya de vuelta en la heredera llorosa-. Llévalo a la oficina de
bió, secánd
ni siquiera
idad. Luego sus ojos se encontraron con los míos de nue
salí de la habitación, los diamantes espa
bara, me lanzó una m
perrita faldera. No sé qué vio en ti. Solía se
un sonido baj
, mi ángel. Es solo una h
voz bajando a un susurro seductor que tod
i. Sus coches, sus joyas, este mismo penthou
tes palabras fueron un golpe
ruel diversión-, ¿qué es ella? Un cuerpo c
golpe físico. Tropecé, mi mano volando a mi
la cabeza ante mí, ahora me miraban con una mezcla de lá