os. ¿Sorpresa? Esperaba que estuviera complacido, que viera mi rápido acuerdo como la obediencia que habí
no -dijo, su voz
pasaría entonces? Encontraría otra manera. Encontraría a otra chica. Y yo... sería expulsada, de vuelta a la oscuridad de la que me había sa
mo para tocar mi cara. Era un gesto familiar,
di un pa
congeló e
y profesional, un tono que usualmente reservaba para sus tratos d
e palabras no dichas. Podía sentir su mirada sobre mí, analítica y fría, despojando los años de historia
soltó un l
ie
e mí, sus manos posándose en mis hombros. Sentí el calor de sus palmas a través
tariamente. Su agarre se apretó por un segundo
ba para cerrar tratos y doblegar a la gente a su voluntad-. Piensa en ello como si
bujear en mi garganta. ¿No camb
i clavícula-, podrás tener lo que quieras. ¿Esa villa en Tulum que te
rando su mirada en el ref
je, mi voz vacía-. Cumpliré m
do durante años, ahora se sentía como una jaula. El aroma famil
a, necesitando escapar de la empa
le
ecía mi nombre, el mismo tono bajo e íntimo que usab
scura contra el brillante paisaje urbano. Las sombras ocultab
es a alguien que te haga feliz. -Su voz era suave, casi gentil
ya, de tener mi vida entrelazada con la suya tan compl
undos diferentes. Él era el sol, y yo era una sombra, afortunada de siquiera existir en su luz. Cada día que había pasado con él, cada caricia,
odría llegar. Simplemente n
una sonrisa, una cos
sto, Damiá