Ales
re, espeso por el humo de los puros y el empalagoso aroma del perfume barato de Serena, era sof
la fría pared de piedra, evitando la celebraci
escaleras, una figura salió de
re
perfectamente pintados. "Alessia. No esperaba verte por aquí. ¿No deberías es
e, mi voz plana.
Tan pronto te vas? Pero la fiesta es para n
astro", dije, las pal
adora a mí. Está cansado de una esposa fría que ni siquiera le da la hora". Dio un paso deliberado más cer
pero escucharlas de sus labios fue una nueva ola de dolor. Mi
seó, sus ojos brillando de triu
lmas, se sintió como si estuviera siendo estirado hasta su punto de ruptura
del largo corredor, una figur
nt
oda su actitud cambió. Su mueca triunfante se desvaneció, re
llido agudo. Su mano, la que no sostenía el champán, voló hacia su p
su voz llena de pánico fabricado.
er que comandaba. Ni siquiera me miró. Toda su atención estaba en Serena, sus manos t
nte clavándose en mí. Estaba llena de tan
e, yo
cio",
cia. Me golpeó, un puño invisible que me robó el aliento y se apoderó de mi voluntad. Mi cuerpo se congeló, mi boca se ne
su voz temblando de rabia mientras
Voz de Mando era absoluta. Era una fuerza física, empujándome, obligándome. Mis pies comenza
nfusión y dolor. Él era nuestro compañero. Se suponía que
cándose de mi garganta a pesar de la fuerza que me man
rena, su expresión suavizándose mientras la conso
izo añicos. Los pedazos se convirt
poder, susurré una última cosa, tan bajo que supe que
s, Da
i alma. Pero con cada paso, el polvo de mi corazón destrozado comenzó
el