ista de El
s favoritas, cocinó mis platillos preferidos y dejó pequeñas notas por todo el departamento profesando su amor eterno y su arrepentimie
pa. Pero algo dentro de mí había cambiado fundamentalmente. Ya no lo miraba a través del
io como un duelo que eventualmente podría superar. Le dejé creer que tenía la oportunida
s. Cada uno era una nueva puñalada de dolor. Una foto de nosotros en nuestro primer viaje a París, su braz
una caja. Los encontraría después de que me
ia de "Orgullo y Prejuicio" y la caja que contenía su vestido de novia-
tad en una red social que rara vez usaba. El nombre del perfil era anónimo, pero la foto era una selfie de Corin
echazar', pero una curiosidad mórbida, una necesidad de ver la ext
n dil
go besándose en un yate, el horizonte de la ciudad brillando detrás de ellos. Corina y Diego en la cama, enredados en sábanas blancas
ice clic en un video. Estaban en una habitación de hotel, copas de
me amas"
rezosamente, miró a la cámara. "
uro se formó en mi estómago. Nunca me había llamado traviesa. Me ll
martilleaba contra mis costillas. Sabía que no debía contestar. Sabía que era una
ente maquillada de Corina llenó la pantalla. Estaba en un coche,
ndo una dulzura falsa. "Ups, deb
", pregunté, mi voz so
e va a casar con Diego Gómez. Noticia de última hora, cariño. Está conmigo
su voz, ahogada pero inconfund
ductor, con un suéter de cachemira negro que le había comprado para su cumpleañ
", siseó, tratando de a
bre ti, ¿sabes?", ronroneó, sus ojos brillando con malicia. "Dijo que eres como un pajarito fr
to, apuntando a mi inseguridad más
la idea de salvarte. Pero, ¿sabes qué? Está conmigo. Ahor
s. Mi mano voló a mi pecho, tratando de mant
casar con él?", se mofó. "¿De
lg
ral brotando de mi garganta. Ya no era solo dolor. Era humill
s y cerrados. Lloré por la mujer que solía ser, la que creía en el para siempre. Llo
onces
laro surgió de las ceni
a es la última lágrima que
culo? Le daré la a

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