dero dorado de la Corporación Garza, creyendo que el sa
. Me dejó desangrarme en el frío mármol de nuestra mansión en P
re cuya sonrisa pública encantaba al mundo mientr
a villana mientras mi propia prima, Jimena, s
alianza poderosa. Nadie vio al monstruo con el que v
morí, estu
renací y abrí l
Elección, el día en que se suponía
rdaba cada det
spiadado y marginado, Bru
ítu
Sofía T
Garza, me ofreció una elección que me llevó
n tacto que dejaba moretones en lugares que nadie podía ver. Lo había amado con la devoción tonta y absorbente de una chica que creía que el sacrificio de su padre le había ganado un cuento de hadas.
lta en el reluciente y estéril centro de entrenamiento de la sede de la Corporación Garza
e seguridad de la compañía. Se movía con una gracia perezosa, el sudor pegando su cabello oscuro a su frente. Era hermoso, un
idado. El entrenador lo desarmó fácilmente, enviando el arma de práctica a
ncio, todos los ojos
se en mirarme, su voz teñida con el mando cas
r, ansiosa por una migaja de su aprobación. Apreté
é su mirada en el reflejo de lo
lo tú,
se giró bruscamente hacia mí, su encantadora sonrisa vacilando por primera vez. La máscara se estaba resbalan
preguntó, su voz
responder, una pequeñ
recojo,
és de que los suyos fallecieran, y ella había pagado su amabilidad aferrándose a Leonardo como una lapa, tanto en est
a su lado, entregándosela
eíble, Leonardo
a al instante. Su ira se evaporó, reemplaza
. ¿Te hiciste esto du
con modestia, parpadean
da venenosa en
persona decente. Ayudan. No se qued
llana, como siempre hacía. La
o pudiera oír-. El legado de tu padre te compró un asiento en la mesa, pero
sma compañía de la ruina, fue un golpe bajo. En mi vida pasada
nrisa tranqu
adre, no puedo llegar tarde.
ector general, quedó suspendi
espectadores, sorprendido-. ¿Por qué s
ara, disfrutando de la confus
ción -dije, mi voz clara y firme-. Sintió que era
berto Garza era algo inaudito. Significaba un honor del más alto grado. Los aduladores qu
la alianza Treviño, y con la bendición personal del di
ía, como todos, que yo era suya. La deuda con mi padre se pagaría con mi mano en m
iencia, un brillo p
Sigues siendo mía. Sé una buena chica y
a, su aliento calie
mismo error dos veces
pero la forma... era demasiado específica. Un pavor
tomando el br
te revisen
jándome de pie en un mar de
mis labios, tan silenciosa
yo era una chica tonta haciéndose la difícil, dest
ían ni
tenecer a Leonardo G
onaron en mi mente, una
él lo que pasó en