rrado, un ramo de lirios blancos cubría la madera oscura. Cada mirada de compasión se sentía como una mentira. Me
ra las cámaras, su mano un peso pesado en la part
ces,
or que no llegaba a sus ojos fríos y calculadores. Llevaba un vestido ne
e me convir
aquí? -le siseé a Damiá
tencia silenciosa. -Compórtate,
-Amelia, lamento muchísimo tu pérdida
sía era im
, mi voz tembl
una mano al corazón. -Solo v
nte de rodillas, Krystal. Ponte de rodillas aquí mismo, en este suelo frío, y ruega a mi m
ueña multitud que se reu
e que la máscara de dolor volviera a su luga
ián,
aba lugar a discusión. La estaba protegiendo. Aquí, en
agudo y roto-. Nunca será su
mi oído. -No hagas una escena. Discutiremos
triunfante por encima del hombro de
n peso frío y muerto en mi pecho. No podía luchar
é, la palabra
gar. -Krystal, quizás sea mejor que te vayas -di
a, sus susurros siguiendo a la pareja. Probablemente pensaban que era un santo, maneja
ra una píld
un océano de actuación. El resto del servicio pasó en un borrón. No escuché el panegírico. N
coche era algo vivo. Miré por la ventanilla, viendo las luces
ntramos en nuestro camino de entrada.
ada de qu
Amelia. Te averg
volvió hacia mí, con el rostro duro. -Con
él, años atrás, comiendo el estofado casero de mi madre en nuestro pequeño dep
oz peligrosamente tranquila-. ¿
-No seas ridícula. E
lo
on los faros apagados, apareció a toda velocidad
empo de grit
les rotos. Mi cabeza se estrelló contra la ventanilla laterairó. Sabor
eé, agarrándo
o del conductor aplastado. Damián parecía mayor
ertos con algo que no pud
pantalla se iluminó c
tes
su voz tensa de preocupación-.
el cinturón
que estaba sucediendo. El dolor irradiaba a través de
supliqué, mi voz débil
inexpresiva. Miró la sangre que mancha
salió de
ó a correr por la calle, desapareciendo en la os
irmación final y brutal de lo que ya sabía. Yo no era na
squé a tientas la manija de la puerta, pero estaba atascada. El d
hacia la ventanilla del coche. -Señori
susurro-. Mi esposo... me abandonó. Po
s. Puntos negros danzaban en mi visión. La v
a calle vacía donde había estado Damián. S