nternos se sentían permanentes. Kenia se había dedicado a atormentarme a diario, enviando fotos de ella usando
de ellas. Más le
ivorcio con el equipo de abogados que mi padre había reunido. Los términos eran s
a: la custodia tota
r mensajería. Volvieron al día si
orencia. No puedes sobrevivir sin mí, y lo sabes. Vuelv
ostillas suturadas. El ego de ese
es amables no funcionarían. Te
abía enviado un soplo anónimo a un blog de chismes, completo con fotos, detallando el historial de Kenia
ando estaba empacando mi bolso. Él vibraba de rabia. Kenia sollo
señalando a Kenia-. No eres feliz has
tás hablando -dije con c
ter de Kenia! Tiene tus huellas por todas parte
io -dije, sin siquiera mirarlo-. He estad
brazos y salió corriendo de la ha
menazó Julio, su voz baja y ame
í. Estaba desquiciado. Supe, con una certeza que me
s atrás con el apellido de soltera de mi madre, una salida de emergencia secreta que nunca pensé que necesitaría. Hi
a los detalles de la vida de
equiv
en la cama, sentí una presencia det
a de pie en
sde el hospital. O puso
sus ojos escaneando el entorno desconocido. Vio la pequeña cama de Av
o se ens
noche, Florencia. Por tu culpa.
io,
todo es tu culpa. -Dio un paso hacia mí-. Voy a
mantener la voz firme, tratando de posicionarme entre él
viéndose rápidamente. E
spertó. Vio su rostro, torcido
mí. Comenzó a golpear sus piernas con sus pequeños puños
pareció romper algo en él. El últ
s ojos desorbitados-. Pusiste
Ava. La sostuvo contra su pecho, sus p
ordenó-. Ahora. O juro que
al penthouse, un lugar que ahora se sentía como una tumba. Me empujó adentro y
un gruñido bajo. Abrió de golpe la pes
mí. Fui secuestrada de niña, encerrada en un sótano oscuro y húmedo durante tres días. Julio lo sa
usando par
cerradura haciendo clic. Me su
rendido la lección, te dejaré salir -su voz lleg
tillas. Me arrastré hasta la puerta,
avor! ¡No hagas
en carne viva. Mi única respuesta f
n el frío suelo de concreto, temblando incontrolablemente. Las paredes comenzaron a cerrarse.
tando de anclarme en el dolor, de luchar contra
Una rendija de luz atravesó la oscuridad. La ama de llaves, una m
illo dice que
arriba. Mis piernas estaban entum
momento en que me vio, su
! ¡Te
a abracé, tratando
mi cuello-. Dijo que era
ravés de la niebla en mi cerebro
i voz temblorosa-. Mami está aquí. Nos va
atado protestando, y tambal
os bloquearon mi camino. Eran nuevo
ariz con un trapo empapado en algún químico. El olor acre llenó
ara por completo fue el rostro aterrorizado de Ava