img Venganza: La Caída del Magnate  /  Capítulo 4 | 22.22%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1101    |    Actualizado en: 13/08/2025

iolentamente, y un temblor comenzó en las yemas de sus dedos, extendié

-susurró, su vo

no ligero y despreocupado-. Fue idea de Damián. Dijo que el gato es

a crueldad no era solo de Karina; era suya. Él la había sancionado. Había ordenado e

rtido, incluso acariciando su suave pelaje una vez. La había visto jugar con el gatito, un

ue saberlo con certeza. Tropezó hacia la puerta, una necesidad desesperada y d

sorientada, cayó de bruces al suelo. Los restos del tazón de sopa se hicier

e un vistazo: Valeria en el suelo en medio del desastre, y Karina de p

lo intentaba darle la sopa a Valeria, pero me la a

or y rabia. -¡Mataste a mi gato! -le gritó,

do -dijo, su voz goteando impaciencia. Dirigió su atención a Karina, limpiando l

mo un mar de invierno. -Limpien esto -ordenó a las s

un brazo y la sacó de la habitación, m

mezcla tibia de la alfombra y se la metieron en la boca. Ella se atragantó, tuvo arcadas y vomitó, su cuerpo re

u cuerpo sacudido por espasmos, hasta que no quedó n

baño, lánguida y rota. Su teléfono oculto, metido en la cinturilla de

e, un salvavidas en el caos-. ¿Estás

seco. El último resquicio de esperanza

? -preguntó, necesitand

ijo-. Consígueme el archivo, y nu

pejo. Su rostro estaba pálido y surcado de lágrimas, sus ojos hundidos. Pero deb

omó. Damián estaba sentado en el sofá, y Karina estaba acurrucada a su lado, con la cabeza en su hombro. Él estaba limpia

eñida de una ternura que hizo que e

na-. Las uñas de Val

la una vez. Después del accidente de coche, cuando la encontró en el hospital, le había so

. Había ensayado su amor en ella, perfeccionado sus

encontrándose con los de Valeria a través de la rendija de la

-, Valeria está aquí. Cr

n endureciéndose inmediatamente en u

ortándola-. Y una desobediente, además. No vuelvas a o

aire, pesada y sofocante. Valeria

ño salón privado conectado al estudio. -Vamos

eria se quedó congelada por un momento, el in

mpartimento secreto detrás de una fila de libros de derecho. Mientras buscaba, escuchó

buscaron a tientas el pestillo oculto. Los sonidos de la

ritaba de agonía, mientras que la otra era una máquina fría y enfocada, decidida en su tarea. No po

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