te a la galería Blue Ri
l Norte. Evelyn bajó del taxi con el corazón latiendo tan fuerte que, por un segundo, temió no
s a
de que el mun
e que Benjamin
ció - como si ella, como si todos,
él est
edes de madera cla
s de silencio, pérdid
algo en los detalles - como si ese lugar cargara un dolor callado en cada tabla de madera. Empujó con cuidado la
de cabello rizado, que organizaba tarjetas
sonrisa amable. - La exposición acaba d
es en busca de algo que no sabía nombrar. Fotografías cuidadosamente enmarcadas ocupaban el espacio con una presencia silenciosa. Pais
piraba a
de alguien qu
de la añoranza, de aquello que nunca se dijo. Y aunque no había ley
.. sobre
ecífico? - preguntó la mujer
yn d
as Hal
endida por un instante, pero m
a parte trasera. Puedo lla
vel
completara, pero E
vel
go la recepcionista asintió y de
negro: una mecedora frente a una chimenea apagada. Sus manos
tos. Tal
o no par
chó pasos. Le
los ojos, al
ca
asado demasiado rápido. Pero los ojos... seguían siendo los mismos. Ojos que sabían demasiad
puerta. Se quedó al
ió la garga
oz ronca, grave, con una emoc
intió,
la,
rarlo exigiera coraje. Como si todo estuviera a
paso. Lu
terrumpió la frase, cerrando lo
vantó el
un instante, ella vio a un hombre
encont
a pregunta. Solo de
ué él te
al suelo, luego al cuaderno. Cada músculo d
murió. Tragó saliva. - Porque habí
mi espo
Lo
desapar
Lo
si cada sílaba fuera una espina. Y Evelyn lo sabía - am
a con
cía el mismo chico de años atrás. La misma mi
a escucharlo todo - resp
l representaba: el pasado, el silencio, la ausencia, lo no dicho. Y
a su turno de con
aquí, ¿n
s as
el silencio entre