en el escenario más grande del mundo del flamenco. Llevaba puesto el vestido rojo y negro que yo había diseñado, cada hilo, cada lent
acía en el olvido, expulsada de la academia, despojada de mi beca, con mi nomb
una y otra vez hasta que las páginas se deshicieron. Pero no fue suficiente. Mi cuerpo se rindió, mi espíritu se quebr
destello, una s
los
llenaba el aire. Mis manos temblaban, pero al mirarlas, vi el boceto de mi vestid
o en el espejo. Era yo, pero más joven, con la ingenuidad todavía en mis ojos, la que me había llevado a la ruina. Saqué mi cel
a vu
é, pero me habían dado
tes había sentido. Recordé cada detalle de mi vida anterior. La sonrisa falsa de Isabella, sus palabras venenosas disfrazadas de cariño, la forma en que manipuló a n
m
ima. Esta vez, yo escribir
ó Isabella, con su sonrisa de siempre,
voz melosa. Sus ojos se posaron inmediatamente en el boceto sobre la
llenado de orgullo. Ahora, solo escuchaba la m
y la miré directamente a los ojos,
ije, mi voz sonando extra
arpadeó, c
¿estás bien? Es
como un depredador que acorrala a su pres
ontinué, mi voz baja y amenazan
del rostro de Isabell
sé de qué
su cara. "Tú, que nunca has tenido una idea original en tu vida. Tú
r el pasillo se detuvo, atraídas por la ten
en el repentino silencio. "Delante de todas, quiero que quede claro
sintiendo un poder qu
lgo, me aseguraré de que no vuelvas
icioso. La víbora había sido expuesta, y