ofá, abrazando sus rodillas, mientras los recuerdos la asaltaban sin piedad. Record
alculable, para darle a Mateo el capital inicial que necesitaba. Le dijo que eran ahorros de un tr
café, animándolo cuando las cosas iban mal. Había renunciado a una vida de lujos, a la comodidad de su hogar famil
eguntó en voz alta, su vo
u interior. Cada gota de lluvia era como una lágrima que ella no podía derramar. Se sentía vacía, hueca, como si le hubieran arrancado el corazón y lo hubiera
a expresión indescifrable. Salió y regresó a los pocos minutos con una bolsa de papel en la
si gentil. Dejó la bolsa en la mesita de centr
sación de hacía unas horas nunca hubiera sucedido. Como si pu
mo el agua. Esto no era preocupación. Esto era control. Quería
sin alegría se di
rgada de un sarcasmo helado. "¿Un premio de
mabilidad se resquebrajó. "No seas as
alabra. La civilización se acabó cuando decidiste acostarte con tu
te a ella y sacó unos papeles de su maletín. Lo
apeles del
enó, su voz volvién
ma miserable, apenas suficiente para vivir unos meses, a cambio de
asura," dijo ella, empu
. Se inclinó hacia adelante, su vo
piensas mantener a un bebé tú sola? ¿Eh? Yo soy tu única opción. Si firmas, te daré e
hijo no nacido, como un arma contra ella. La estaba acorraland
el del hombre que había amado. El amor que quedaba en su corazón se secó por completo, reemplazado por un frío glacial.
su voz tranquila pero llena de una convicción que