iendo que fueran ellos. La campaña de acoso online, como supe más tarde por mi amiga Laura, la maestra de ciencias, no se detuvo. Elena y su grupo no solo continuaron difa
historia, la única culpable del fracaso de sus hijos. No importaba la lógica, n
ealizaba un examen de regularización para alumnos que habían rep
ambiente está muy feo. El director
i no voy, parecerá que soy cul
favor. Esta gente
upo de unos quince padres, liderados por una Elena exu
A MAESTRA
JUSTICIA, N
ALES ARRUIN
gar y el grit
! ¡La sinv
atrevas
nistrativo, algunos con pena, otros con morbo. El d
tres por la puerta de atr
s, el ruido de la p
lando. "Están interrumpiendo un examen. Hay
cara. "La policía ya viene en camino, pero no q
na, Ricardo y su madre, y otros dos padres irrumpieron en la
!", me gritó Elena, apuntándome con
. ¡Están cometiendo un delito!", exclam
gritó la madre de Ricardo. "¡Mi hijo se que
nto y con una mirada desa
s consentidos," dijo,
lar, apelar
to. No viniste al repaso. La opor
ureció más a su madre
hablarle a mi hi
tarla, pero en el caos, Elena se me acercó. Su rostro esta
ó. "O te juro que haré
ada. Perdí el equilibrio y caí hacia atrás, golpeándome la cabeza contra el borde de un ar
el mundo se oscureciera un poco fue el rostro de Elena, sonriendo con una satisfacción cruel y triunfante. La cace