sonas vestidas de luto, el olor a la muerte era inconfundible, mi padre, un respetado detective de narcóticos, yacía en el at
on una fuerza que yo conocía bien, su mano, fría y temblorosa, apretaba la mía con f
l hombre íntegro que todos creían conocer, yo observaba los rostros, colegas con la mandíbul
a se abrieron de golpe, rompiendo la atmósfera solemn
o, llevaba un vestido rojo, ceñido y corto, que desafiaba la ocasión con una audacia insultant
a mueca de desafío, avanzó por el pasillo central, ignorando las miradas de asombro y desaprobación, los flashes de
?" susurró mi madre,
sto frente al ataúd, y luego se giró para encararno
spedirme del pad
murmullo se convirtió en un jadeo colectivo, las cámaras de los
Mi voz sal
eramente abultado bajo el vest
o en el silencio sepulcral, "y este bebé que
taba pálida como un fantasma, sus ojos fijos en Camila, abiertos por la incredulidad y el horror,
día ser el pad
padre er
io durante toda su vida, una condición médica que solo mi madre y yo conocíamos, la razón p
n una mentira monstruosa, y yo estaba atrapada, no podía gritar la verdad sin exponer la vulner
torcida y triunfante, sabía
ente los periodistas, la escucharan, "y mi hijo, su único heredero de sangre,
gándonos, cuestionando la lealtad de mi padre, la dignidad de mi madre, el honor de
lma de mi padre, apreté la mano de mi madre, una promes
as temblaban, pero mi voz
los ojos, "le pido, por favor, que muestre un mínimo de respeto y se ret
Camila soltó una carcajada, un sonido agudo y d
ebía él a nuestro hijo, yo no me voy a ningu
te, tan posesivo, que la rabia finalmente rompió mis defensas, pero antes de que pudiera hacer algo, tuve que conce